Un ETR prehistórico

Según Ciro Altabás, director del cortometraje 'DVD' que se ha hecho famoso gracias a su difusión a través de internet, hay tres cosas que mejoran a cualquier película: cyborgs, ninjas o zombies. Tal vez le faltó añadir dos puntos que consideramos también de interés similar: el kung-fu y los dinosaurios. Pues Paraworld, el nuevo título de estrategia en tiempo real de Sunflowers, tiene casi de todo eso en mayor o menor medida.

Esa voluntad de innovar de forma espectacular es bastante necesaria, ya que lo cierto es que el mercado de los juegos ETR (o RTS) es uno de los últimos reductos semi-exclusivos que le quedan al PC ante los embistes que recibe por parte de las consolas en casi todos sus frentes y por ello muchas compañías concentran sus esfuerzos en sacar productos de calidad de este género. Y lo cierto es que mientras sigan apareciendo títulos de tan alto nivel como aparecen año tras año, su supervivencia en el mercado parece asegurada. Y, por supuesto, una comunidad de seguidores detrás facilita mucho las cosas.

En este sentido, Paraworld pintaba mejor en el avance que hicimos hace algún tiempo de lo que realmente ha sido con la versión final en nuestras manos. A pesar de que incorpora ciertamente algunos elementos que nos gustaría ver desarrollados en otros juegos, al final acaba cayendo en el convencionalismo de la mayoría de sus competidores en un género y un momento coyuntural en el que, desgraciadamente, esto se acaba pagando bastante caro. Aún así, la comunidad que lo sigue en http://www.myskulls.com/ y otras webs es relativamente fuerte.

No sería justo decir que Paraworld es un juego aburrido, especialmente en multiplayer, que es donde la cosa se pone interesante. La campaña principal es bastante típica, arrancando de forma muy prometedora aunque pierde gas según vamos completando fases, y merece la pena completarse solamente por el hecho de comprobar de primera mano el delirante diseño de los personajes y aprender a utilizar el sistema de combate de la manera más eficiente.

La historia no es precisamente el punto fuerte del juego, ni tampoco la manera en la que nos viene contada. A grandes rasgos somos un grupo de exploradores convencidos de que existe, sobre el papel, la posibilidad de que exista un lugar en la que el tiempo se hubiera detenido (algo que ya vimos por primera vez en el antiquísimo 'Where time stood still' del Spectrum) y los dinosaurios todavía existieran. Por razones que no vienen al caso somos llevados allí y abandonados a nuestra suerte, y deberemos 'convivir' con las tres tribus que ya habitan el lugar.

Es cierto que generalmente la campaña principal no suele ser el principal argumento de venta para este tipo de videojuegos, que basan su gancho en el carisma de las razas, el balance entre ellas y la variedad de posibilidades que puedan llevarse a cabo con todas y cada una. En ese sentido, en su aspecto multijugador, los combates son mucho más equilibrados que en la mayoría de sus competidores y llegar a un nivel de juego medianamente alto es relativamente sencillo.

El esbozo de los mapas es bastante colorista, con una paleta muy vistosa que recuerda a algún clásico que todavía se sigue jugando hoy en día. Destaca la diferenciación de todas sus localizaciones, en los que los programadores se han esmerado por ofrecer zonas completamente distintas entre sí que aunque no aportan especialmente nada a la jugabilidad sí que añaden buenas dosis de variedad y que al final se traduce en una mejor experiencia de juego.

El diseño de las unidades, con tres razas claramente diferenciadas, es donde se han invertido la mayor cantidad de recursos creativos de Paraworld. En efecto existen dinosaurios de todos los tamaños, desde los más pequeños velociraptores que andan atados a las cuerdas de sus dueños hasta los más gigantescos titanes Tiranosaurus Rex, Triceratops o Seismosaurus. Lástima que estas unidades no tengan un impacto en combate tan brutal como lo son en apariencia.

Las animaciones son ya otra cosa, que en ocasiones se notan un tanto artificiales y algo torpes, no solamente en los dinosaurios sino también en las unidades humanas. En la mayoría de ocasiones esto no representa ningún problema objetivo, pero no deja de ser un punto en el que se debería haber podido trabajar más ya que desmerece el buen trabajo del apartado. Con el nivel de detalle subido al máximo, Paraworld es bastante exigente y en ambos equipos de pruebas tuvimos que bajar la calidad para poderlo disfrutar sin tirones.

A nivel de efectos el juego está sencillamente muy conseguido, con un gran nivel de inmersión gracias a la espectacularidad de los combates y una música simplemente soberbia. La versión que tenemos en nuestras manos presenta todos los diálogos en inglés, y lo cierto es que contrariamente a lo que se pueda pensar el doblaje anglosajón es bastante triste, a lo cual no ayuda en demasiadas ocasiones unas líneas de texto como dijimos antes un poco 'sui generis' que le lleva a uno pensar si realmente debemos tratar el argumento de forma seria o en plan comedia.

En condiciones generales se podría decir que Paraworld no quita el hipo pero es medianamente solvente en su aspecto técnico, a pesar de que pide un 3 Ghz y 1 Gb de RAM como equipo recomendado para jugarlo decentemente. Lo que sí hemos encontrado en ambos equipos en los que hemos probado el juego, y con la versión facilitada por Virgin, son algunos problemas de estabilidad en forma de salidas al escritorio que requerían reinicio del equipo que no se solventaron con la instalación del parche 1.0.1.

La particularidad más destacable de Paraworld es precisamente el sistema de control, manejo y promoción de unidades. Al igual que existe en la infinita mayoría de juegos ETR, existe un número máximo de unidades que puedes llevar en combate; el número, en este caso, es de 52. Lo que supone una diferencia interesante es que se dividen en distintos grados o niveles y de forma piramidal, de modo que el número de tropas de nivel bajo siempre es superior al del siguiente nivel.

Dado que estamos ante un título en el que prima la recogida de recursos por encima de todo (y de hecho son finitos en nuestra base principal, lo que favorece que los jugadores intenten expandirse pronto), eso ocasiona que la cuarta parte de nuestra cantidad máxima de unidades la destinemos a la recolección de madera, hierro o comida, por ejemplo, limitando a casi 40 el número total de dinosaurios, ninjas o vikingos que llevaremos al combate.

El sistema sin embargo es lo suficientemente flexible como para permitirnos crear unidades del siguiente nivel o promocionar las que ya tengamos en ese momento, siempre y cuando dispongan del espacio suficiente en las casillas. Todo esto hasta llegar a tener nuestra única unidad de nivel 5 (similar en concepción al avatar de Warhammer) que, por lo menos en nuestro caso, no respondió a las expectativas que habíamos puesto en ella. Promocionar las unidades es como subir de nivel en un juego de rol, recuperando automáticamente todos los puntos de vida y aumentando proporcionalmente las estadísticas.

La experiencia en Paraworld se calcula mediante el número de calaveras que recojamos tras los combates; no solamente las obtendremos tras machacar al enemigo sino también mediante el casi ilimitado número de bichos neutrales que hay dispersados por el mapa, y generalmente cerca de nuestra base. En el caso de una de las razas, además, sirven para poder avanzar en el árbol tecnológico y así acceder a tecnologías superiores con las que equipar a nuestros luchadores y recolectores.

Existen tres facciones disponibles con las que jugar, y pasaremos por ellas a lo largo de la campaña principal: los Norsemen, los Dragon Clan y los Dustriders. Los primeros son los equivalentes a los vikingos tal y como nosotros los conocemos. Se caracterizan por crear edificaciones altamente defensivas, con fuertes muros para la defensa y unidades de corto alcance pero con muchos puntos de armadura. Son una raza no extremadamente sencilla de manejar pero que proporciona grandes satisfacciones a quien lo hace.

Los Dustriders son una raza versátil y guerrera que siempre está dispuesta a entrar en combate a pesar de sus fuertes convicciones religiosas. Han sido capaces de domesticar a los más feroces dinosaurios convirtiéndolos en sus aliados, inclusive el archiconocido Tiranosaurus Rex. Aunque al principio es una raza eminentemente ofensiva, a medida que progresamos en su árbol de tecnología sobreviene una raza muy bien balanceada, y es por ello tal vez la razón por la que es la preferida de los jugadores online en el momento de realizar este análisis.

La última raza en discordia, los conocidos como los 'ninjas' en Paraworld, son un clan especialmente dedicado a crear la confusión y el caos entre el enemigo. La mayor parte de sus habilidades se basan en el uso de las trampas y de atacar al enemigo saliendo de entre las sombras. Son tal vez la raza más compleja de manejar dado que requiere un acercamiento al juego bastante distinto del modo en el que solemos enfocarlo con las otras dos facciones.

A lo largo de las campañas podremos también llevar a los héroes, unidades especiales con nombre propio que vale la pena mantener con vida. El problema, y a pesar de que Paraworld se esfuerza en evitar que suceda, la mejor forma de progresar en la campaña principal consiste en 'atortugarse' en la primera base y resistir los embistes del enemigo para poco a poco ir ganando terreno y posteriormente lanzar el ataque final a la base contraria que es donde se suele acabar la misión.

El juego online es bastante gratificante desde el punto de vista de que no se necesita una tremenda experiencia para jugar partidas muy entretenidas con otros jugadores. Debido a la limitación de unidades dada por el 'Army controller', cubrir las 35 plazas de lucha restantes (descontando los obreros) con tropa de ataque es relativamente sencillo y aunque obviamente no venceremos a alguien experimentado, tampoco deberemos bajar la guardia ante aquel novato que está empezando. Existen 16 mapas repartidos en 5 localizaciones, con 50 tipos de animales distintos y también numerosos héroes.