Bailes de reputación

Juegos musicales los hay a puñados a estas alturas, pero aún así sorprende la nueva propuesta de Sony, un simulador de break-dance para PlayStation 2 y PSP que pretende aportar una vuelta de tuerca más al género al añadir algunas posibilidades características de otro género totalmente dispar a éste: el de los beat'em-up.

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En B-Boy encarnamos a un rapero cuyo objetivo es ganar competiciones de break y a su vez ganarse una reputación entre las 'crews' participantes de este tipo de eventos. ¿Habrá logrado Sony una propuesta tan atractiva como parece, o se habrá quedado a medio camino de dos géneros sin llegar a sorprender en ninguno de ellos? Analicemos, antes de sacar conclusiones prematuras, los diferentes apartados de este original B-Boy...

Pese a que el juego de FreeStyleGames no destaca especialmente a nivel técnico, sí es cierto que gracias a la ambientación y al realismo de los movimientos de los personajes consigue transmitir las sensaciones que se sienten en una "jam" de breakdance. Ambas versiones ofrecen una calidad gráfica similar, aunque la versión de la 128 bits de Sony muestra una calidad y un nivel de detalle superiores en las texturas. Aún así, no hay que desmerecer el trabajo realizado en la portátil, pues teniendo en cuenta las limitaciones de la máquina, el resultado final es más que aceptable.

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El sonido es, sin lugar a dudas, uno de los puntos fuertes del juego (siempre y cuando, lógicamente, os guste el género musical). Prácticamente una cincuentena de canciones rap en las que ha colaborado el famoso Dj Hooch. Todas ellas siempre acompañadas de 'scratches', lo que seguro encantará a los seguidores de esta corriente musical. Eso sí, olvidaros de temas cantados, pues para el break lo importante es el ritmo, no la melodía.

Existen dos modos de juego principales en B-Boy: "Livin' Da Life", el modo carrera, y "B-Boy Jam", la faceta arcade del juego. En el primero, y tras crear un breaker en un completo editor de personajes (donde prácticamente todo es personalizable, desde el sexo de nuestro bailador hasta su pelo, su bello facial o su condición física), nos encontramos en una habitación en la que podemos acceder a diversas opciones. Tenemos una mesa donde recibimos los avisos de nuevas competiciones, mientras que en la sala podemos practicar nuestros movimientos antes de entrar a competir.

Ya en la pista de baile, podemos comprobar la curiosa mezcla de géneros que ha desarrollado FreeStyleGames. Al empezar el asalto, debemos intentar seguir el ritmo de la música mientras ejecutamos los combos que nos parezcan más adecuados en cada ocasión. Dependiendo de la sincronización y la calidad de nuestros movimientos, se nos irá premiando con puntos. El breaker que más puntos consigue al final de la batalla, pasa a ser el ganador de la misma.

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Así pues, a medida que vamos superando rondas se nos va recompensando con nuevos movimientos (muchísimos, unos 800 según sus propios creadores), a la vez que aumentamos nuestra reputación entre los demás b-boys. Jugablemente B-Boy es un título intuitivo, aunque los problemas de precisión a los controles a los que hacíamos referencia en nuestro primer contacto con el juego no se han terminado de pulir del todo. La respuesta a los controles es algo lenta, y eso puede llegar a desesperar en las competiciones más reñidas.

El modo arcade se juega de la misma forma, aunque podemos hacerlo controlando a b-boys famosos ya consagrados en el gremio del break (y consecuentemente con muchos más estilo que los novatos que nos creamos en el modo carrera), y en varios modos de dificultad. Hong 10, Darkness, Kamel, Lilou o Mouse, entre otros, son los b-boys disponibles para participar en batallas 1vs1 o 2vs2 a lo largo de más de 20 escenarios distintos. La versión PSP, por su parte, incorpora un modo Network dentro del modo arcade con el que podemos disputar batallas con amigos que tengan tanto la consola como el juego. En el juego de PlayStation 2 también tenemos la posibilidad de jugar con un compañero, aunque usando dos mandos y una misma máquina.

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