Vodka Racing

Para todos vosotros, hoy analizo un juego que carece totalmente de renombre, un arcade de carreras que proviene de un grupo de programación absolutamente desconocido por estos lares, ND Games. Ni es la primera vez, ni será la última, tenedlo por seguro. De hecho, me gusta analizar títulos que llegan limpios y saneados del perjudicial hype que hoy día acompaña a más del cincuenta por ciento de los videojuegos.

Si hay que buscar un porqué, seguro que radica en mi añorado pasado como jugador de 8 bits, donde productos budget como Terminus o Storm -un recuerdo para Mastertronic- aparecían por arte de magia en el kiosko y más tarde, una vez cargado en tu MSX, agradecían tu confianza con su sólida apuesta jugable.

Sirva esta introducción para constatar, una vez más, que los tiempos han cambiado. Mafia Racing llega a nuestro país directamente desde Rusia, y para ser sinceros, quizás han hecho el viaje en balde. Sin más dilación procederé a comentar todos y cada uno de los apartados analizados en Mafia Racing, no sin antes apuntar que me he visto tentado a añadir un apartado de 'Paciencia necesaria', en cuyo caso seguro que la puntuación media subiría muchos enteros.

Pues eso, resultón... ah, sí. Digamos que todo lo que nos llega a través de las retinas viene pasado por un filtro de bloom que embellece bastante el resultado final, aunque a los puristas quizá no les haga demasiada gracia. El caso es que este efecto de desenfoque que se hace más patente a medida que aceleramos, es lo más destacado de un apartado gráfico que cumple el trámite sin más pretensiones.

Por cierto, lo que más llama la atención es que los modelos de los personajes a elegir son personas reales. Me recordó en este sentido al violento Carmaggedon, siendo un punto bastante original, desde luego.

La lista de conductores se compone de los siguientes personajes:

En lo que respecta al apartado sonoro, resulta bastante curioso que todas y cada una de las canciones incluidas en el juego corren a cargo de grupos de rock ruso. De forma bastante similar al Trax que incluye EA en juegos como Burnout o Need for Speed, ND Games da a conocer a unos cuantos conjuntos musicales como Dolphin, Pilot, Lumen, Kukriniksy o Zdob si Zdub.

Mientras intentáis pronunciar correctamente estos dos últimos nombres, os diré que ambientan bastante bien las carreras. Por desgracia, se comete el gran error de asociar cada canción a un circuito. Esto hace que si nos quedamos atascado en uno de ellos, escucharemos el mismo corte una y otra vez, añadiendo una monotonía que ya de por sí es bastante pronunciada.

Los efectos de sonido... pues no sé que deciros, porque apenas hay. La música suena a todo volumen y los samples de motor, colisiones o chirridos de ruedas frenando brillan por su ausencia.

Por otro lado, el segundo modo de juego sólo consiste en una carrera simple a lo largo de un circuito ya desbloqueado en el modo anterior. Alarmante resulta el hecho de que no haya ni rastro de una opción multijugador. Así que sólo nos queda salir a las calles de Moscú y formar el taco.

Tardaremos poco en darnos cuenta de que la cosa no va bien. El control del vehículo es totalmente arcade, como era de esperar, pero el motor de física hace aguas por todos lados. Curiosamente, la física del juego es una de las virtudes de que presume el juego en el manual y en la caja.

Por un lado, no podemos invadir las aceras de los circuitos, sino que chocaremos con una barrera invisible levantada justo en el bordillo. Hubiera estado bien poder invadir dicho territorio, derribar mobiliario urbano y usarlo como estratagema para chocar con los otros coches. Nada de nada; para más inri, al chocar contra esta barrera virtual, saldremos disparados hacia el lado opuesto. En este momento volveremos a chocar con el correspondiente muro invisible, volviendo de nuevo al paso 1. Este bucle no se romperá hasta que pulsemos ESCAPE o logremos frenar con un poco de suerte.

Este efecto 'pinball infinito de la muerte' será una constante en las carreras; por otro lado están los poderes mágicos de cada conductor. Si sufrimos tales efectos, nuestro coche girará 180 grados de forma bastante engorrosa, o puede que salga despedido por los aires. Se han implementado causando el efecto contrario al deseado: en lugar de otorgar dinamismo, ralentiza el ritmo de las carreras y hace decrecer, un poco más, el interés que pueda despertar jugar a Mafia Racing.

Si a pesar de todos estos inconvenientes lográis sacarle jugo, enhorabuena, porque yo apenas lo conseguí tras intentarlo una y otra vez. La falta de más modos de juego, en concreto posibilidades multijugador, la escasa variedad de circuitos y vehículos y el engorroso control son lastres demasiado pesados.

Fuera de comparaciones, a un título de serie económica se le suele exigir solamente una cosa: que entretenga y que proporcione diversión. Por desgracia, este objetivo no se cumpliría ni aunque Gorbachov en persona mantuviera un cara a cara con su guiñol del clásico Spitting Image en los circuitos incluidos en este Mafia Racing.

l o  b u e n o

l o  m a l o

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