Así habló Zarathustra es el nombre del tercer episodio que clausura la notable saga de rol de Monolith, Xenosaga. Cuando quedan apenas pocos meses para su llegada a nuestro mercado, recapitulamos las novedades en nuestro avance antes de irnos a la aventura final junto a Shion...
En contra de la política general de la revista, hace ya bastante tiempo publicamos en MeriStation el análisis de un juego que no iba a aparecer en nuestro mercado. Al igual que pasó con Suikoden III, lo que iba a ser la primera entrega de la franquicia de Namco en el RPG no aterrizó en nuestras fronteras. Sin embargo consideramos que valía la pena hacer una excepción para tener el placer de analizar Xenosaga Episode I: Der Wille zur Macht.
Acompañado de un dvd con todas las escenas cinemáticas de la primera parte, Xenosaga Episode II: Jenseits von Gut und Böse sí llegó a España, si bien no tuvo el impacto esperado en el público que no acogió su lanzamiento con un gran respaldo en cuanto a ventas. Como clausura de la saga en PlayStation 2, Xenosaga Episode III: Also Sprach Zarathustra tiene previsto su lanzamiento a finales de año si todo sigue según lo previsto.
Los rasgos distintivos de la saga, como pudimos ver en Episodio I: La Voluntad de Poder, son básicamente un guión muy elaborado y emotivo que reúne a un fuerte elenco de personajes que giran alrededor de una mecánica de juego bastante convencional; tanto la primera parte como la segunda (Episodio II: más allá del bien y del mal) gozan de unas escenas cinemáticas impactantes que durante horas y horas narran la historia al espectador - jugador.
Fiel a esos principios, Episodio III: Así habló Zarathustra, ha refinado el sistema de combate para hacerlo bastante más dinámico (y algo más simple), ha añadido montones de nuevos videos renderizados que se suman a las horas de diálogo mediante escenas movidas con el motor del juego y, por lo visto hasta el momento, ofrece una bella clausura a la saga de rol que probablemente depende más del argumento que todo el resto de las presentes en el mercado.
Es bastante difícil resumir lo sucedido en las dos anteriores entregas en un solo párrafo, pero bastará decir que el personaje principal, Shion Uzuki, es una joven ingeniera que está al mando del proyecto KOS-MOS. La pieza central del proyecto es un robot que responde a ese mismo nombre diseñado para hacer frente a la única amenaza a la que la humanidad no ha podido enfrentarse con éxito: la gnosis.
A lo largo de la aventura se van uniendo nuevos personajes y se va desgranando la historia mientras aparecen nuevos villanos, nuevas intrigas y muchas emociones. Xenosaga II termina dejando muchas puertas abiertas que se irán cerrando a medida que progresemos en este tercer episodio, mientras comprobamos que KOS-MOS ya no es la entidad más poderosa del juego, que Canaan sigue desarrollando sus misteriosos poderes y que Shion sigue sufriendo por la terrible pérdida reciente de un ser querido.
A pesar de que inicialmente se había previsto un total de 6 episodios, parece que será en tres cuando lleguemos a la conclusión de la aventura. Xenosaga III presenta un título que puede terminarse, en palabras de los desarrolladores, en cerca de 40 horas si se sigue de principio a fin pero que puede alargarse mucho más dependiendo del tiempo que queramos emplear en conocer la base de datos que engloba el mundo que ha creado Monolith.
Los personajes han sido mejor tratados y ahora presentan una mejor puesta en pantalla y siguen moviéndose en un entorno de matiz futurista, con grandes reminiscencias a los dos anteriores capítulos. Todos gozan de una mayor cantidad de polígonos que los forman y se ha mimado en mayor medida el detalle con el que se muestran en condiciones normales, como resultado del hecho de que en esta entrega habrá muchas escenas no interactivas movidas con el motor del juego.
Estamos ante un título que no solamente se disfruta a los mandos, sino que buena parte del atractivo consiste en la capacidad de soltar el controlador y dejarnos conducir a través del hilo de la historia; Xenosaga es una trilogía extensa, muy densa en cuanto a contenido y que en algunos puntos puede llegar a hacerse pesada. Sin ir más lejos, el final del primer capítulo requiere la nada despreciable cifra de 40 minutos observando el televisor sin poder efectuar ninguna acción.
La inequívoca influencia anime en el diseño del juego (no en vano existe una serie con el mismo nombre) se refleja no solamente en el aspecto de las protagonistas sino también en los 'mechs' (los antiguos AGWS llamados E.S.), que son las armaduras articuladas que series como Gundam Seed han popularizado recientemente. Por supuesto que en esta ocasión también seremos capaces de llevarlas.
Uno de los aspectos fundamentales que ha variado respecto a la segunda parte es la desaparición del algo lioso sistema de zonas de impacto cuando entramos en combate. La combinación de botones sigue presente, presentando una serie de puntos que debemos administrar para realizar las acciones: golpe normal, ether (magia), objeto, retirarse del combate, etc. Esto forma parte del componente estratégico que siempre ha predominado las batallas en la saga.
Esta estrategia se ve complementada con el indicador de impulso o boost, que nos permite que un personaje se adelante en la cadena de turnos para atacar antes que el enemigo o bien alterar el lugar de ataque de nuestros luchadores. Como siempre, es imprescindible estar muy pendiente de esta característica ya que el enemigo también tiene la posibilidad de usarla y si él la utiliza primero nos veremos obligados a esperar un turno para utilizarla nosotros.
Se ha añadido un contador de daños recibidos al combate, similar al 'límite' de Final Fantasy VII, pero que en lugar de proporcionarnos un ataque especial extra lo que hace es inmovilizarnos durante 2 turnos permitiendo que tanto nosotros o el enemigo nos alcance con una mayor cantidad de impactos críticos. También tenemos una serie de habilidades que nos permiten aumentar o disminuir el tamaño de nuestro contador.
Del mismo modo que en las entregas posteriores, podremos utilizar las armaduras de batalla en combate, teniendo el mismo peso que tuvieron en la segunda parte (la primera era posible terminarla sin utilizarlas ninguna vez). Eso nos proporciona una dosis de armadura, vida y ataque extras, pero también deben repararse cuando sufren daños. El combate con mechs es mucho más simple que el combate a pie y además no podemos usar la magia mientras estamos subidos en uno.
A medida que progresemos en los combates nos será posible ganar puntos de experiencia y de habilidad, los cuales nos permitirán ganar nuevas habilidades. El sistema de adquisición mediante desbloqueos de clases de la segunda entrega era bastante complejo, pero a estas alturas nos es difícil determinar en qué medida se ha simplificado este aspecto. Lo que sí sabemos es que si acabamos los combates con un golpe especial recibimos una dosis extra de estos puntos.
Los modificadores de estado siguen estando presentes, con lo que debemos estudiar bien cuando queremos acabar con un enemigo para sacar el máximo partido de esa victoria. Del mismo modo podemos empezar un combate con cierta ventaja si antes hemos colocado una trampa y el enemigo ha caído en ella, con lo que el método ha cambiado en este aspecto ligeramente frente al sistema de disparar para activar anterior.
En cualquier caso la dificultad no suele ser el plato fuerte de la serie de Monolith, con lo que si todo sigue según lo previsto llegar hasta el final del juego suele ser más un ejercicio de paciencia y de capacidad para no tocar el mando más que una prueba dura de habilidad. Xenosaga III intenta dar al jugador el placer de sentirse parte de una novela interactiva, en la que el jugador conoce siempre el siguiente punto al que debe acudir.
Después del gran descubrimiento que supuso Xenosaga I y su secuela casi a su altura, nuestras expectativas son altas con respecto a su clausura. Esperaremos a tener una versión en inglés para poder sacar unas mejores impresiones al respecto del contenido del argumento y tan pronto como el juego se disponga a salir en nuestro mercado os ofreceremos su análisis. Hasta entonces solo nos queda esperar impacientemente.