Dante arrasa en los compatibles

Item: Devil May Cry 3 Special Edition
Rating: 8

Por primera vez en nuestros compatibles, la furia demoníaca del hijo de Sparda está aquí. Sigue al joven Dante a través de una cruzada especial contra su hermano gemelo y descubre el poder del hombre que hizo llorar al Diablo.

Sergi Blanch Motenai

Actualizado a 13 de marzo de 2012 19:14 CET

A primeros de febrero de este mismo año, Capcom anunció que tres de sus títulos estrella de los últimos tiempos, a su vez pertenecientes a franquicias ya clásicas en la compañía y que gozaban de una salud inmejorable en el terreno de las consolas, iban a dar su paso al mundo del PC. La cuarta entrega de Resident Evil, un juegazo como la copa de un pino, la espectacular tercera parte de Onimusha y la edición especial de las aventuras del mitad hombre y mitad demonio Dante en Devil May Cry 3.

Es éste un movimiento extraño, tanto por parte de la desarrolladora como por parte de la editora (Ubi Soft), el de trasladar hasta el mundo de los compatibles títulos hasta hoy impensables en nuestro sistema. Pero lejos de echar reproches al respecto, es una oportunidad verdaderamente interesante de acercar géneros a una plataforma que escasea de ellos y, por qué no, de ampliar el espectro de posibilidades para tanto aquel jugador nuevo que se sienta por vez primera ante el PC o para otro ya más experimentado que quiera cambiar de tercio.

En los albores del nacimiento de la segunda consola de Sony, la archifamosa PlayStation 2, los jugadores estaban expectantes ante lo que tendría que ser para muchos la primera gran demostración del potencial de la 'bestia negra'. Capcom, a través de Shinji Mikami, daría forma a un nuevo héroe de corte clásico al estilo Harry el Sucio, de pelo canoso y larga gabardina roja, que estaba armado a partes iguales con una espada impresionante, dos pistolas de gran calibre (Ebony & Ivory) y una lengua viperina capaz de soltar las más punzantes respuestas en el momento clave.

En febrero de 2001, aunque algo más tarde y en distinta forma en nuestras fronteras, Dante veía la luz por primera vez en una sobresaliente aventura que impresionó a crítica y público y que recibía el nombre de Devil May Cry. Su rápida secuela no se hizo esperar, aunque ni de lejos tenía la calidad o el gancho de la primera parte aún a pesar de contar con presencia femenina en su elenco protagonista. Afortunadamente para Capcom, las ventas no hicieron justicia al juego y fueron bastante mejor de lo imaginable, lo que propició esta tercera entrega que tenemos hoy entre manos.

De una forma más estudiada y relajada, la tercera de las entregas vería la luz en forma de precuela al primer Devil May Cry, explicando muchos de los acontecimientos ya vistos por los jugadores y ofreciendo la pugna entre el joven Dante y su hermano gemelo Vergil, con el ansia de éste para conseguir el ilimitado poder de Sparda sellado mucho tiempo atrás. El resultado es ampliamente satisfactorio desde todos los puntos de vista.

Para aquellos que sean nuevos a la saga, Devil May Cry es un título de acción en tercera persona y cámara libre, frenético y capaz de poner en pantalla multitud de enemigos distintos simultáneamente. Dante es una máquina incansable de aniquilar demonios mediante multitud de modos diversos, ya sea con armas de fuego o con espadas. A lo largo del juego acabaremos con cientos o miles de adversarios derrotados a nuestras espaldas, aprendiendo nuevas habilidades y desarrollando a nuestro personaje a través de una historia convincente y unos escenarios muy bien desarrollados.

La versión que hoy tenemos entre manos es la edición especial de Devil May Cry 3: Dante's Awakening. Esencialmente es el mismo juego que analizamos en su día en la versión de PlayStation 2, con los contenidos añadidos de la 'edición especial' y portado a PC por SourceNext. Un vistazo a dicho análisis es obligatorio si se quiere conocer más a fondo la obra de Capcom en su contexto original y, en cualquier caso, como complemento de este texto.

Gráficos y Sonido

El original Devil May Cry recibió el apodo de 'acción gótica', en gran parte debido a la ambientación que recibió la epopeya en el castillo de Mundus. En este caso el transcurso de los acontecimientos suceden en la puerta para el más allá llamada Temen-ni Gru. No saldremos de ella en ningún momento del juego, si bien muchas partes han sido alteradas deliberadamente para dar cierta sensación de frescura mientras avanzamos por el juego.

La cámara de DMC, históricamente uno de los problemas de mayor envergadura en entregas anteriores, sitúa la acción dentro de lo esperado en casi la totalidad de las ocasiones. Sin embargo, para evitar aquellos puntos ciegos tan desagradables en los que no tenemos ni idea de a qué estamos golpeando, es posible rotarla e incluso situarla tras nuestro protagonista. Esta es una situación a la que conviene acostumbrarse con relativa rapidez si no queremos sucumbir ante un espadazo desconocido.

El juego se disfruta con una excepcional fluidez en la mayor parte del juego, incluso a 1024 x 768 (la resolución máxima a la que nos dejó jugar). El framerate se mantiene estable sin apreciar bajones en casi ningún momento del juego, y eso es algo excepcional porque o bien hay enemigos que ocupan una enormidad de la pantalla, o bien ésta está repleta de ellos de forma continuada. A todo ello se le tienen que sumar cantidad de efectos de todo tipo, distorsiones por los espadazos, objetos que se rompen, etc.

A nivel de movimientos todos los personajes del juego están maravillosamente bien caracterizados. Dante cuenta con 4 estilos de lucha bien diferenciados y Vergil pelea con el suyo propio, cada uno con sus peculiaridades y sus animaciones fluidísimas sea lo que sea que ocurre ante nuestros ojos. Los golpes vuelan a velocidades de vértigo y vienen orquestados perfectamente mediante la combinación de un excelente motor de colisiones y una respuesta a los mandos envidiable. El resultado es que nuestro héroe hace casi siempre lo que nosotros queremos.

El nivel de detalle de tanto personajes como escenarios es bastante aceptable, aunque desigual en algunos puntos. El aumento de resolución que ha sufrido la versión de PS2 no se traduce en un aumento proporcional de la calidad de los gráficos, pero sí que vemos mayor definición y colorido, al igual que vimos en Onimusha hace escasas semanas. El port, realizado por SourceNext, aunque demasiado literal a su versión original, consideramos que está realizado de manera correcta.

A nivel de audio Devil May Cry 3 presenta una banda sonora de lujo, con temazos de rock duro y heavy metal sonando continuamente a través de los altavoces de nuestro PC. La música hace honor a los efectos de sonido que retumban tras los innumerables golpes y disparos que realizamos con los protagonistas. El doblaje original, en inglés, presenta un Dante más joven que el original y es una lástima que a pesar de los subtítulos no esté traducido al castellano.

Devil May Cry 3 es de aquellos juegos que presentan un apartado técnico bastante notable, y que no obstante no es lo más importante del juego. Generalmente nuestra atención está tan centrada en acabar con las hordas enemigas que poco rato tendremos para disfrutar de la música o de los múltiples efectos, reflejos en tiempo real, estelas, juegos de luces lo verdaderamente importante es comprobar como todo ello se une para formar un aspecto sólido, que agradecería algo más de detalle en algunos puntos pero que en general cumple adecuadamente.

Jugabilidad

Capcom recurrió a la vieja fórmula que reza que si algo está bien no hace falta arreglarlo; Devil May Cry 3: Special Edition es básicamente un juego en el que hay que matar todo lo que salga por delante, como hacen tantos otros juegos del mercado. Pero al contrario que en la mayoría de los Action RPG al que tan acostumbrados estamos los jugadores de PC, el papel que tomamos aquí es mucho más activo a todos los niveles y requiere de habilidades y pericia fuera de lo corriente.

Hay numerosos añadidos en esta versión especial con respecto a la original, algo que comentaremos aparte al final del análisis y el resto bien podría rescatarse del análisis de la versión de PS2. Sin embargo, hemos creído oportuno destacar los aspectos fundamentales de lo que para nosotros ha sido la experiencia de jugar a Dante y a Vergil en nuestro PC y aún a riesgo de ser repetitivos y de solaparnos a las impresiones de otro compañero, os lo ponemos para vuestra consideración.

La primera cosa importantísima es destacar que, como hemos dicho antes, DMC es un port demasiado literal. Eso significa que jugarlo con teclado es prácticamente inconcebible, extremadamente difícil, odioso y que diezma la experiencia de juego. Jugarlo con un pad al uso como puede ser el de Logitech o, mejor aún, usar un convertidor USB para un pad de PlayStation 2 es con gran diferencia la mejor opción para disfrutar del título de Capcom. Es casi inconcebible hacerlo de otro modo.

Una vez ajustados los controles nos damos cuenta de lo adaptado que se encuentra Dante a nuestros movimientos. No solamente podemos llevar al personaje hacia cualquiera de las direcciones sino que podemos fijar la vista en un objetivo y movernos a su alrededor. Hay un sinfín de combos distintos, muchos de ellos que cambian a través de una sutileza a la hora de ejecutarlos, y nos veremos utilizando un buen número de ellos a lo largo de la aventura.

La razón principal de esto es precisamente la posibilidad de jugar mediante cualquiera de los 4 estilos de lucha que se han incluido en el juego, cada uno con sus puntos fuertes y sus puntos débiles, todos ellos diferenciados ampliamente entre sí y algunos con grandes reminiscencias del 'viejo Dante' mientras que otros ofrecen visiones de la lucha en una determinada forma que no habíamos podido ver hasta el momento.