S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl, Impresiones

Recordamos pocos desarrollos más accidentados que el que ha sufrido S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl. Algunos, los más pesimistas (¿o deberíamos decir realistas?), vaticinaban ya parentescos entre lo que le esperaba al juego de THQ y lo que finalmente acabó convirtiendo en un mito, en una leyenda, a Duke Nukem Forever.

Sin embargo, hemos tenido la oportunidad de jugar en primicia a la que apunta a ser la versión definitiva del juego, y todo parece indicar que la larga espera habrá merecido la pena. En su momento, S.T.A.L.K.E.R. se planteó como un juego de acción en primera persona en el que tuviéramos libertad absoluta para hacer lo que nos viniera en gana. A la hora  de comparar propuestas, algunos incluso decían que podía llegar a convertirse en el Morrowind de los shoot'em-up.

Pese a lo atractivo de la propuesta, las primeras versiones del juego a las que la prensa tuvo acceso planteaban un serio hándicap: la libertad era tal, que tras 5 minutos de partida el jugador ya no sabía por donde tirar. Dada la carencia de scripts, objetivos y demás elementos imprescindibles a la hora de guiar al jugador por el juego, y hacerlo avanzar por el mismo, uno acababa aburriéndose de tener la posibilidad de hacer todo lo que quisiera, pero, del mismo modo, no hacer nada que realmente repercutiera y afectara al desarrollo de la aventura.

Por eso mismo, y tal y como nos comentaron en el pasado E3, durante los últimos meses los esfuerzos de GSC se han centrado en desarrollar una vía tangible por la que avanzar en el juego, a fin de otorgar al jugador un claro objetivo que cumplir. Aún así, S.T.A.L.K.E.R. sigue manteniéndose fiel a sus pilares, a su propuesta, y según sus propios creadores, todas las posibilidades y alternativas ajenas a la historia del juego, seguirán estando presentes.

Una historia que nos transporta a Chernobyl, en Ucrania, que acaba de sufrir su segundo accidente tras el fatal acontecimiento de 1986. Concretamente en la Zona, un espacio abierto de más de 30 kilómetros en la que se nos encomienda una misión: buscar unos extraños artefactos.

En susodicha Zona prácticamente todo avanza independientemente a nuestras acciones. Existen diversas facciones en S.T.A.L.K.E.R., y cuya amistad resultará variable dependiendo de nuestra partida. ¿Les ayudamos? Tendremos a nuestro lado un nuevo aliado. ¿Les atacamos? Ya tenemos otro enemigo del que preocuparnos. Y es que en S.T.A.L.K.E.R. hay un mal que todos comparten, un misma vulnerabilidad: la radiación. Dependiendo de por qué lugares andemos estaremos más propensos a contagiarnos, y por lo tanto, a caer enfermos.

Como decíamos, la Zona es un gigantesco espacio en el que todo lo que hay en nuestro alrededor avanza y evoluciona. En esta futurista representación de Ucrania lloverá, y se representará en tiempo real el cambio entre día y noche. Como si de un juego de rol se tratara, tendremos un inventario en el que guardar nuestras armas y utensilios. Pero no sólo nosotros, sino también los enemigos. Según nuestro atributo de fuerza, que determina la cantidad de peso que podemos llevar con nosotros, al saquear los cuerpos de los enemigos que vayan cayendo, podremos arramblar con sus armas y sus objetos. La historia, en parte, se desarrollará mediante la información que vayamos obteniendo de los PDA's que encontraremos en Chernobyl, al más puro estilo Doom 3.

Técnicamente, y como podéis comprobar en las capturas que ilustran el presente artículo, el juego se ha beneficiado de un profundo lavado de cara. Si comparamos las capturas con las primeras que aparecieron ahora hace ya años, podemos apreciar una evolución francamente destacable. El uso de HDR y normal mapping ayuda a enriquecer un apartado que de por sí sólo, y gracias a la magnífica ambientación, ya tiene muchos enteros ganados.

Pero sin lugar a dudas, lo que marca el punto de inflexión entre la belleza artística y la necesaria espectacularidad gráfica, es el uso de la linterna. Se nos mostró un solo escenario en el que podíamos usarla, pero fue suficiente para comprobar que el trabajo que se ha llevado a cabo con la iluminación y las sombras en tiempo real, es impresionante. Pese a que ya hace más de dos años que Doom 3 irrumpió en el mercado, y sentó las bases de lo que debían ofrecer gráficamente los juegos en un futuro, pocos -por no decir ninguno- han sido los juegos que han podido igualar su impecable reproducción de las sombras y los efectos de luz. Pues bien, si la cosa no se tuerce a última hora, S.T.A.L.K.E.R. podría convertirse en otro de los contados juegos capaces de plantarle cara a la obra de id.

A S.T.A.L.K.E.R. aún le quedan largos meses de intenso desarrollo, pero sí es cierto que esta última beta ya apuntaba muy buenas maneras. Si todo va según lo previsto, el juego de THQ debería estar disponible para el público a principios del próximo 2007, momento en el que, con su correspondiente análisis, podremos comprobar si el nuevo rumbo que ha adoptado el juego ha solventado los problemas y complicaciones, derivadas de la utopía de la original propuesta, que arrastraba estos últimos años. Nosotros, particularmente, apostamos que sí.