Se estrena al fin, para deleite de una gran masa de seguidores y aficionados, la tercera entrega de los X-Men en los cines de todo el mundo. Y es que no sólo la Patrulla X goza del beneplácito de millones de lectores a lo largo y ancho del globo, sino que además, en su salto al celuloide, han gozado de películas de calidad y de recaudaciones importantes en taquilla que los ha encumbrado todavía más en la montaña de los superhéroes más exitosos.

Además, esta tercera incursión en la gran pantalla viene acompañada del denominado videojuego oficial de la película, algo que no deja de ser merchandising puro, pero que alegra el día a los fans que quieren meterse en la piel de sus héroes favoritos y vivir sus aventuras. Sin embargo, en su llegada a las portátiles Nintendo, esta adaptación no llega a terminar de cuajar.

Una historia de venganza
El motivo por el que el juego salió a la venta una semana antes de la película es porque no estamos ante una adaptación propiamente dicha de la misma, sino que se trata de un arco argumental que nos sitúa entre el segundo capítulo y el tercero, recientemente estrenado. Así, nos encontramos con Lobezno buscando venganza por la muerte de Jane y buscando a la desaparecida Lady Deathstrike, quien parece seguir viva.

Mientras, el profesor Xavier intenta evitar una guerra que Magneto, por su parte, promueve, e intenta disuadir a Lobezno de su labor, aunque no lo consigue. De este modo, a lo largo de esta aventura intermedia, controlaremos a algunos de los personajes principales de la película: Lobezno, el Hombre de Hielo, Rondador Nocturno, e, incluso, al propio Magneto.

Cada uno de ellos tiene sus propias habilidades, y tanto cuando controlemos a uno como a varios de ellos a la vez, veremos limitado el uso de nuestros poderes a cosas con las que puedan utilizarse. Es decir, Lobezno no puede atacar a enemigos voladores, cosa que sí hace el Hombre de Hielo lanzando proyectiles, pero este no puede con los enemigos de coraza caliente, debiendo Logan encargarse de ellos. De este modo, se potencia el punto de estrategia que implica saber usar a cada uno en su momento apropiado.

Jugabilidad DS
En donde triunfa este juego de X-Men es a la hora de ofrecer un nuevo modo de jugar con la doble pantalla de la consola de Nintendo. Así, tanto la cruceta como los botones servirán sólo para movernos en las distintas direcciones, según seamos zurdos o diestros, pues nuestra otra mano estará ocupada con el stylus. El gatillo que nos quede a mano servirá para cambiar de personaje.

Entonces, ¿cómo hacemos para atacar? Pues muy fácil, con el stylus sobre la pantalla táctil, en la cual se desarrolla la acción, marcaremos nuestro objetivo, y el personaje comenzará a realizar su ataque incesantemente, por muy lejos que esté del objetivo. Nosotros nos movemos convenientemente mientras el ataque continúa de forma incesante, hasta que se acabe con el enemigo u objeto en cuestión o seleccionemos un nuevo punto de atención.

Puede sonar complicado, pero lo cierto es que acaba resultando bastante más intuitivo de lo que parece a primera vista. A pesar de todo, a esta buena y original idea se le nota que le falta un punto de perfeccionamiento, ya que está lejos de resultar todo lo divertida o interesante que se le presupone, y se acaba cayendo en una rutina bastante tediosa a la larga, incluso cambiando de personajes para acabar con objetivos particulares.

Gráficamente
El juego se desarrolla desde una vista superior, ofreciéndonos una completa visual de los parajes a nuestro alrededor y de los personajes amigos y enemigos. Cuando tenemos más de uno de los personajes amigos, no aparecerán en la pantalla inferior en pleno campo de juego, sino que sabremos que está por su icono en la superior, donde se encuentran las barras de energía y aparecen las informaciones importantes.

X-Men ofrece una mezcla entre dos y tres dimensiones que no termina de convencer, ya que las pixelaciones innecesarias que se provocan dejan entrever que en este aspecto todavía no se ha perfeccionado el motor gráfico. Además, los personajes no se parecen a sí mismos, y parecen poco más que un amasijo de píxeles de formas poco definidas que dejan desconcertado al usuario, y se acaba atacando por instinto a la mezcla de píxeles blancos y negros que son los enemigos.

Además, el juego cuenta con algunas secuencias cinemáticas que pecan de falta de coherencia, ya que la gran mayoría no dejan de ser secuencias de imágenes sin llegar a contar especialmente nada de la historia. Por lo demás, los momentos importantes se explican a través de cuadros de texto donde se narran, a modo de diálogo entre personajes, los entresijos de la historia.

Sonido
El mejor apartado del juego sin duda es su banda sonora, con unas composiciones orquestradas de calidad más que notable. No tiene, por el contrario, voces de los personajes, y los efectos sonoros son más bien aceptables, aunque mejorables no obstante.

Adamantium en DS