Durante la conferencia de Sony que se ha celebrado hoy en Culver City, no han sido pocas las ocasiones en las que me han venido a la cabeza ciertos paralelismos entre la forma de hacer de la gigante japonesa y la de una de las protagonistas de una conocida fábula. Un cuento del que interesante moraleja debería extraer toda aquella compañía que quiera aspirar a copar las listas de ventas de hardware en la ahora ya presente nueva generación. Hablo concretamente de la entrañable historia que nos presentaba a una tortuga y a una liebre compitiendo en una, a priori, desigual carrera: Sony parece estar adoptando el rol de la confiada favorita.
Y es que, si bien hemos contemplado bastantes adelantos de lo que podemos llegar a esperar de la nueva bestia de sobremesa de Sony, es evidente que el impacto producido por buena parte de los juegos presentados ha sido menor que el que revolucionó, en el mismo escenario, el E3 del año pasado.
Cierto es que la calidad de lo presentado ha ido de menos a más a lo largo del evento, siendo éste cerrado con un impresionante trailer de Metal Gear Solid 4 que ha puesto a toda la sala en pie, pero tampoco hay que olvidar que los allí presentes esperábamos ansiosos ver las viejas glorias de la casa corriendo en la nueva máquina, sobre todo tras el frío recibimiento que han tenido tanto Gran Turismo HD como Tekken 6, ambos bastante por debajo de lo que se esperaba de ellos. Y eso es algo que se ha notado en el recibimiento de la última obra de Kojima por parte del público. "Por fin uno a la altura" , comentábamos los de nuestra fila.
Y es que a un servidor le quedan preocupantemente lejos esos videos donde se dibujaban los primeros bocetos de lo que debían ser los juegos de la primera hornada de la tercera de las PlayStation, encabezada por el épico Killzone, y que nos habían llevado, a lo largo de todo este año, al grave error de pensar que PlayStation 3 iba a estar técnicamente hablando a años luz de su más directa rival, Xbox 360.
Parece como si Sony ya se viera ganadora de la competición por tercera vez consecutiva, incluso antes de tomar la salida, y hubiera olvidado que a los usuarios no sólo se les convence con un nombre, sino con un proyecto sólido y repleto de títulos que justifiquen un desorbitado precio que ha confirmado nuestros más pesimistas presagios: PlayStation 3 se va a las 100.000 de las antiguas pesetas, una cifra disparada con respecto a la que presenta actualmente Xbox 360 en el mercado, y que, tal y como todo parece indicar, quedará también lejana al precio definitivo de Nintendo Wii.
La carrera sigue. Nintendo tiene aún toda una revolución que desatar, y Microsoft sigue guardando en su manga un as que puede declinar la balanza en un mercado tan importante como es el occidental: el regreso del Jefe Maestro. Sony no debería olvidar que los demás competidores, por lentos que parezcan a tenor de los resultados cosechados en la anterior generación, siguen avanzando, incansablemente...