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Ty 3: La Noche de Quinkan

Ty 3: La Noche de Quinkan

El regreso del tigre

Ty, el personaje creado por Krome Studios hace cuatro años, vuelve a la pequeña portátil de Nintendo con un desarrollo centrado en las plataformas, en el que también hay cabida para otros tantos géneros manejando incluso robots, aviones y helicópteros. El tigre ha vuelto.

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En las navidades del 2002 Krome Studios, a través de Electronic Arts, sacó al mercado Ty: El Tigre de Tasmania, para las consolas de sobremesa de Nintendo, Sony y Microsoft. Un lanzamiento que pasó sin pena ni gloria pero que no perdió la esperanza y volvió dos años después con la salida de su secuela, también para todas aquellas plataformas además de Gameboy Advance.

El resultado de este último lanzamiento fue más interesante que el primero gracias a una buena combinación de plataformas y acción, con una gran variedad de niveles. Ahora, con más de dos millones y medio de unidades vendidas de toda la saga, y sus creadores respaldados por Activision (quien se ha encargado de la distribución y localización del juego) nos llega la tercera parte, titulada Ty 3: La Noche de Quinkan, simultáneamente para las mismas consolas que su anterior entrega.

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Mientras que para las plataformas domésticas ha pasado con menos acierto que antes, la entrega de Gameboy Advance, en la que se centra este análisis, ha conseguido sorprender levemente gracias a su perfecta combinación de diferentes géneros. Pero no nos precipitemos. Ciertamente Ty 3 no es el mejor título de plataformas de este año para la veterana portátil, aún teniendo pocas novedades dado el éxito de su hermana mayor, Nintendo DS, pero gustará a aquellos seguidores del género o del peculiar personaje.

El argumento del juego es bastante simple, siguiendo las pautas de otros tantos títulos y narrando los acontecimientos posteriores al final del anterior juego en el que la patrulla de Rescate Agreste, un grupo de pequeños héroes formado por Ty y sus amigos (la valiente Shanna, el inventor Julius McGuffin, el pájaro Maurie, el fortachón Ranger Ken, el general Dennos, el piloto Duke y el hermano del protagonista, Sly) consiguieron encerrar al supervillano Boss Cass, pero la paz no duraría demasiado.

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En esta ocasión un espíritu con muy malas pulgas denominado Quinkan invade el sub-mundo The Dreaming donde va nuestro héroe en solitario a poner fin a la amenaza. Tras una sencilla misión que nos sirve como tutorial, Ty consigue poner una bomba en dicho lugar y acabar, presuntamente, con Quinkan. Pero al volver a su tierra natal, Australia, Shanna le narra la nueva situación de su mundo, totalmente invadido por las tropas de Quinkan que pretenden devolver a la vida a su poderoso líder.

Nuestro protagonista, armado de valor, tendrá que poner fin a esta complicada situación salvando además a sus compañeros, en una aventura en solitario (en la versión para consolas domésticas se alterna el control de los diferentes miembros del grupo de Ty) donde manejará grandes robots, helicópteros e incluso un avión, si bien la mayor parte del rato lo pasará saltando y matando enemigos con su boomerang.

Esta previsible historia se desarrolla a través de escenas y diálogos entre los personajes del juego antes y después de cada nivel, desarrollándose la gran mayoría de estos en niveles de perspectiva lateral. Las habilidades de Ty son bastantes variadas: además de atacar con la famosa arma aborigen de tan lejano continente (de la cual podemos comprar seis tipos diferentes, abriendo así nuevas zonas y descubriendo secretos) puede agredir mordiendo a corta distancia, escalar y planear con su flequillo para retrasar las caídas o mantenerse así para saltar largas distancias.

El desarrollo, que si bien no denota mucha originalidad, nos permite bastante libertad de acción tanto para elegir el orden de los niveles como para completarlos (a medida que superamos fases se van abriendo otras tantas). Tras finalizar el tutorial, nos encontraremos en el cuartel general, nivel central en el mapa del juego, con algunos de nuestros amigos que nos provendrán de nuevas armas o mejoras a cambio de una determinada cantidad de ópalos.

Para escoger los diferentes niveles del juego disponemos del Grabmersible, una especie de robot-cangrejo que nos permite ir por los caminos y ríos del mapa, aunque habrá que tener cuidado con algunos monstruos que hay por los mismos, a los que podemos disparar, si bien son sencillos de esquivar. Durante la aventura también manejamos otros vehículos, tales como un helicóptero con el que recogemos huevos de Quinkan en unos niveles 'pseudo 3-D' y dos tipos de robots (denominados Bunyip) con los que varía ligeramente el desarrollo.

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Gráficamente la tercera aventura de Ty en GameBoy Advance ha mejorado bastante respecto a la anterior, si bien no es tan vistosa como algunos títulos actuales (Gunstar Future Heroes o Kingdom Hearts Chain of Memories, por citar algunos). Ciertamente, el motor gráfico es el mismo que las últimas entregas de Bob Esponja y Dora aunque cuenta con más variedad que estos.

El juego, aún no siendo tridimensional, tiene ideas bastante originales para parecerlo, tales como por ejemplo distintas tonalidades de color en el modelado de personajes para conseguir aparentar volúmenes y distintos planos de scroll en los escenarios principales, mostrando en primer plano los elementos fundamentales y superponiendo los restantes para dar cierta profundidad. En los niveles del helicóptero se ha utilizado Scroll Parallax para visualizar un mundo tridimensional en el que podemos modificar la altura de nuestro aparato y movernos en cualquier dirección.

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Por lo demás destaca la gran variedad de enemigos (si bien no son muy listos), el aspecto general de dibujo animado con un gran colorido (aunque las zonas oscuras están poco trabajadas) y las escenas estáticas en las que se narra el argumento, con buenos modelados de los personajes y escenarios. Los efectos de los diferentes Boomerangs también son bastante notables y variados e incluso cuando Ty nada se vuelve semitransparente. Como detalle a mencionar el juego permite diferentes configuraciones según juguemos en GBA, GBA SP o GB Player. En cambio, el aspecto sonoro es bastante más simple, con correctos y variados efectos muy comunes en el género y una banda sonora bastante repetitiva e incómoda pero, eso sí, alegre y desenfadada. No hay voces aunque tampoco se echan de menos y en general este aspecto técnico podría ser bastante mejorable.

Controlar a Ty es realmente sencillo: el botón A sirve para saltar y mantenerse un poco en el aire al apretarlo continuamente (en algunas plataformas estrechas no servirá para bajar a niveles inferiores); B para disparar o realizar algunas acciones especiales; arriba para entrar en determinados lugares, y dicha tecla conjuntamente con B para hablar con sus amigos; en cambio con R podemos cambiar de boomerang (con siete tipos disponibles); y con L usar algunos de los gadgets especiales.

En el mapa el Crabmersille se desplaza hacia delante apretando B y parándose en los cruces de camino mientras que con R podemos disparar para deshacernos de los monstruos que pululan por los alrededores. Para las fases del helicóptero basta con las teclas direccionales y A para coger altura ya que el aparato tiende a bajar al suelo. El cuartel general, escenario central del juego, nos sirve como tienda para los diferentes boomerangs y gadgets, además de poder hablar con los miembros de la patrulla de Rescate Agreste que vayamos salvando. Durante el juego, al contrario que ocurre con las versiones de sobremesa, sólo controlamos a Ty por lo que sus amigos pierden mucho protagonismo.

Para todas las compras, fundamentales para progresar en los diferentes niveles a los que deberemos volver para descubrir nuevas zonas (excepto las del helicóptero y el avión), necesitamos grandes cantidades de ópalos, objeto muy común durante el juego. Además, algunos enemigos al morir nos proporcionarán pequeñas mejoras (más alcance, poder, velocidad…) para uno de los tipos de boomerangs, teniendo así que eliminar a todos para conseguirlas en su plenitud. Nos encontramos en total siete tipos de boomerangs: el básico de madera, que sólo sirve para romper rocas; Flamerang, para destruir bloques helados; Frostyrangs, para acabar con las llamas que nos obstruyen el paso; Zappyrang, para lanzar electricidad; Lasharang, para escalar mejor; y Deadlyrang, para acabar con algunos enemigos muy poderosos. No todos estarán disponibles al principio sino que se irán desbloqueando a medida que los necesitemos.

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Las mejoras son menos variadas y sólo sirven para los niveles en los que controlamos a los robots, yendo desde un escudo nuclear a cañones térmicos o acuosos a un rayo láser y dos tipos de misiles. Estos niveles (una tercera parte del juego con dos tipos de 'Bunyips': Shadow y Extreme), ya aparecieron en menor cantidad en la anterior entrega y son mucho más divertidos que, en general, el resto del juego. En estos contamos con habilidades únicas que hay que utilizar constantemente para avanzar, matar enemigos y resolver los puzzles.

Por otra parte, los niveles del helicóptero también son bastante variados pero excesivamente cortos y fáciles, limitándonos a recoger huevos y a volver a una zona central donde hay que dejarlos y repostar gasolina. En algunos niveles también manejamos un avión en perspectiva isométrica al estilo de la saga Gradius o R-Type. Por lo demás el resto de niveles se basan en ir avanzando al estilo de otros tantos títulos del género, con uno o varios enemigos en zonas intermedias, resolviendo sencillos puzzles o incluso con algunos momentos de contrarreloj.

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Para ir descubriendo todos los secretos del juego, así como unos sesenta pequeños ratones que debemos rescatar, hay que usar todos y cada uno de los tipos de boomerang, alternándolos según la situación. Por otra parte se han eliminado algunos niveles que aparecen en las versiones domesticas, en los que manejamos unos Karts y  dos tipos de aparatos (uno para caminar sobre la lava y un submarino), aunque tampoco se echan en falta.

Los enemigos finales, tres en total, son bastante sencillos de eliminar y el juego tampoco es realmente complicado, pudiéndose completar en poco más de cuatro horas (si bien para conseguir el 100% del juego necesitaremos por lo general dos más). Muchos niveles repiten su mecánica y el hecho de tener que volver a ellos cuando tengamos un nuevo tipo de arma hace que el juego sea ligeramente repetitivo. Negativamente, hay ciertos momentos en los que, debido a ciertas causas (meternos por sitios no recomendados, no leer los carteles…), llegamos a caminos sin salida ni retorno, teniendo que reiniciar (el juego tiene autoguardado al finalizar las fases y entre las mismas) para volver atrás.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.