La vuelta al mundo en 80 días

Estamos en el año 1899. Nuestro tío, un inventor aristócrata inglés, ha hecho una apuesta bastante arriesgada afirmando que es posible dar la vuelta al mundo en 80 días. Resulta que el señorito se lo ha jugado todo, hasta los dientes de leche y si no consigue ganar la apuesta se va a quedar en pañales. Pero claro, un tipo que está hecho un abuelete no puede permitirse el lujo de dar la vuelta al mundo. Aquí es cuando entramos nosotros representando el papel de Oliver Lavisheart, el joven sobrino del inventor.

Como buen curtido aventurero, tendremos que recorrer diferentes países del mundo conociendo a todo tipo de personajes de lo más peculiares. Además de superar el récord del Señor Fogg, tendremos que recuperar las patentes de los inventos que nuestro tío ha ido perdiendo a lo largo y ancho de la tierra. Visitaremos los lugares más extraños, dirigiremos los vehículos más alocados y usaremos los artilugios más sorprendentes de toda la faz de la tierra.

Visitando el planeta tierra

80 Días es un título que realmente sorprende en este apartado. El motor gráfico del juego ha sabido adaptarse muy bien a las necesidades del momento. Frogwares trae un motor gráfico que bajo ningún concepto está atrás en el tiempo. Todos los elementos  están generados en 3D con todo tipo de efectos como la animación de las ropas o un sistema de partículas.

Los escenarios tienen, además de un buen nivel de detalle y de un colorido muy alegre, una extensión bastante aceptable. Prácticamente, recorrernos una de las ciudades de cabo a rabo nos puede llevar un ratito. Todas las calles, plazas, puertos, hoteles, ruinas... tienen los detalles característicos del lugar en el que nos encontremos.

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La cámara juega aquí un papel muy importante. Al apoyarse el juego en un completo motor en 3D, tenemos la posibilidad de elegir hacia dónde queremos mirar con total libertad de movimiento.

Visitaremos lugares tan dispares como Egipto, Japón, la India y América. Cada estancia en la que entremos estará impregnada por el aroma característico de la época y el lugar. Todas las personas que deambulen por el lugar vestirán la indumentaria local con un estilo muy bien cuidado.

La variedad no sólo estará presente entre escenarios; también encontraremos lugares bien diferenciados dentro de una misma ciudad. Por ejemplo, durante nuestra visita a Egipto, escenario donde comienzas la aventura, visitarás un faro, un harén y unas ruinas, en la India tendrás el placer de convertirte en una estrella de Bollywood, el Hollywood de Bombay y serás perseguido por los miembros de una asociación a favor de extender la falda escocesa por todo el mundo. Como puedes ver, el título apuesta por el humor.

Por otra parte, los medios de transporte que usemos para viajar de una ciudad a otra al acabar nuestra misión servirán también de plataforma para vivir más aventuras. Olvídate de pagar el billete y aparecer en el siguiente país: en 80 Días vivirás el viaje montado en el medio de transporte, lugar en el que continuarán ocurriendo eventos que tendrás que completar para que el transporte llegue a su destino. Y aunque a priori un tren o una nave aérea te puedan parecer pequeños, sólo tendrás que darte una pequeña vuelta para descubrir lo contrario. Cada transporte está lleno de pasillos, camarotes, salas de máquinas, comedores, etc. que tendrás que recorrer de cabo a rabo.

El motor gráfico cuenta también con un sistema de sombras bastante trabajado. Todos los edificios y personajes proyectarán su sombra de una manera bastante correcta. Además, el lugar hacia el que se inclina la sombra será variable en función de la cantidad de luz que esté recibiendo el personaje, cosa que es de agradecer a estas alturas. Un dato importante es el hecho de que en el juego transcurran los días de manera natural, es decir, las horas van pasando y con ellas el amanecer, el atardecer y el anochecer, consiguiendo unos momentos dignos de fotografía.

Dejando ya el tema de los escenarios a un lado, no hay que olvidar el modelado de los personajes. 80 Días cuenta con unos modelos muy alegres. Al igual que ocurría en los escenarios, los personajes son muy coloridos. Todas sus vestimentas están acordes con la época y el lugar en los que transcurre la acción. Lo mismo verás un señor inglés de la alta sociedad que a un mercader árabe que trata de endosarte sus productos bajo el grito de "Bueno, Bonito y Barato". Por otra parte, algunos personajes nos desatarán más de una carcajada. Como es el caso de Sherezade, la prisionera cuenta cuentos de Las Mil y Una Noches, que se convertirá en una presuntuosa cantante pop a lo árabe.

Las caras y las vestimentas de cada uno de los personajes están bastante cuidadas. Especial mención al modelo de Oliver, protagonista de la aventura, y a su bufanda que está en continuo movimiento mientras nos desplazamos. A todo esto, hay que sumarles unas cinemáticas que son generadas en tiempo real por el propio motor del juego y que serán de vital importancia para comprender el hilo argumental de la historia.

Los sonidos del mundo

En este apartado 80 Días nos da una de cal y otra de arena. Y es que el aspecto sonoro es uno de los puntos donde puede llegar a cojear este título. Como se dice en estos casos, vamos a hablar primero de las virtudes y después comentamos los defectos.

La ambientación que han conseguido los chicos de Frogwares es correcta. Todos los escenarios tienen una serie de sonidos característicos del momento. Por ejemplo, si estamos en el mercado oiremos el bullicio de la gente, si vamos por la calle y esta desierta, sólo tendremos el placer de escuchar el ir y venir del viento etc. Además, podremos hablar con todas las personas que hay repartidas a lo largo de la ciudad, aunque bien es cierto que poco nos tienen que decir.

Todo el mundo al parecer estará poseído por la Duquesa de Alba y soltará perlas como  "Yo no sé nada... soy más feliz así". Esto hace que hablar con otras personas que no tengan nada que ver directamente con la misión que estamos realizando sea cuanto menos inútil. Quizás, una mayor variedad de respuestas habría ayudado a mejorar el título. Es una lástima que el juego no haya sido doblado al castellano, ya que hubiera ganado muchos enteros si pudiéramos oír las conversaciones en nuestra lengua natal. En fin, una vez más, a leer toca.

Por otra parte, cada uno de los personajes principales de la historia sí tienen sus voces propias y sus líneas de diálogos bien desarrolladas. Como en toda aventura gráfica, será vital que leas todos y cada uno de los diálogos si te quieres enterar del argumento. No obstante, no serán de obligatoria lectura para completar los eventos ya que el radar que nos indica adónde tenemos que ir lo deja todo bien claro.

Pero lo realmente pesado es escuchar una y otra vez los mismos temas musicales mientras juegas. Prácticamente, se pueden contar con los dedos de las manos todas las canciones que el equipo de Frogwares ha creado para este título. Aunque no son temas malos, de hecho son bastante entretenidos y acordes con el tono alegre del juego, se hace muy repetitivo oír la misma música mientras recorremos la ciudad sin poder hacer nada para arreglarlo.

Un viaje interactivo

80 Días es una aventura gráfica bastante peculiar que ha innovado en muchos aspectos en cuanto al tema de la jugabilidad. Aunque hoy día los intentos de renovar un género pueden pagarse caros, se puede decir que con este título no se va a dar el caso.

Como en todas las aventuras gráficas, tenemos que ir recorriendo, investigando y descubriendo a lo largo y ancho de todos los escenarios. Hasta aquí, nada te ha debido sorprender.

Pues bien, encontraremos las primeras novedades en los elementos que componen los menús y mapas que usaremos a lo largo de nuestra aventura. En primer lugar, tendremos un reloj situado en la zona superior derecha que nos irá indicando qué hora es y con el que podremos ir conociendo los días que llevamos de recorrido. Justo al lado de este mismo reloj, está una barra indicadora que nos enseña cuál es nuestra posición en la aventura con respecto a la del Señor Fogg. Con esta pequeña utilidad observarás quién lleva ventaja sobre quién.

En el extremo superior izquierdo encontraremos un mapa que nos irá indicando por dónde vamos y que nos servirá también para orientarnos en la misión que estemos llevando a cabo. Tal es su utilidad que mediante flechas y colores, al más puro estilo GTA todo hay que decirlo, se nos irá indicando el punto al que nos tenemos que dirigir.

El menú en el que podremos seleccionar los objetos podremos ocultarlo cuando queramos con sólo pulsar una tecla. Justo al lado del menú, encontraremos un icono que representa un saco de Libras, moneda con la que pagaremos todos los servicios que requiera nuestra aventura.

Y hablando de dinero, para jugar a 80 Días hay que saber controlar la economía. Todo valdrá sus libras. Por ejemplo, si vamos al mercado, podremos comernos un perrito caliente para recuperar energías. El dinero también nos servirá para sobornar a las autoridades competentes en caso de que nos pille in fraganti realizando alguna acción de legalidad dudosa. El problema aparece cuando es obligatorio pagar para continuar la aventura como es el caso de los viajes entre países. Cada viaje costará 200 Libras que, si te has hinchado a comer, has dormido en el hotel o sobornaste a algún guardia te habrás quedado pelado. Pero no te preocupes, basta con que busques un poco por la ciudad para encontrar algún billete suelto tirado en el suelo.

Pero lo que realmente sorprende de 80 Días es el toque de plataformas que han dado. Para cumplir muchos objetivos, tendrás que saltar de un punto a otro, engancharte por una cuerda, agacharte para pasar por los lugares más inesperados etc. Un aspecto interesante que hace de este título un juego muy atractivo.

También tendremos que comer y descansar, ya que la vida de aventurero es muy dura. Oliver cuenta con un medidor de salud que irá descendiendo en función del tiempo. Para evitar que nos dé una lipotimia, tendremos que reposar en hoteles y tomar algún que otro aperitivo.

Finalmente, uno de los aspectos que más puede gustar a algunos son los vehículos que podrás alquilar a lo largo de la aventura. Si te parece tedioso andar de un punto de la ciudad a otro, sólo tienes que acercarte a algún puesto y alquilar un camello o un elefante. Si lo tuyo es la tecnología, alquilas un coche o te montas en un vehículo con forma de rueda que gira sobre sí misma. Para colmo, si quieres algo más místico, acércate al faquir y súbete a la alfombra mágica.