Todo lo que se esté quieto es un vietcong disciplinado.

Ampliar

Como no podía ser de otra manera, con un título como este nos trasladaremos de nuevo al capítulo bélico más oscuro de la historia de los Estados Unidos de América. Es la vuelta de Ptedoron a las junglas vietnamitas, tras los buenos resultados que les supuso el anterior Vietcong. Y claro está, tras haber dejado pasar el chaparrón de programas basados en la misma guerra (Men of Valor, Conflict Vietnam, ShellShock: Nam' 67), qué mejor que aprovechar la época de 'sequía' para volver al candelero.

Descubre Vietcong 2 en movimiento en este vídeo.

Ampliar

La intención de sus desarrolladores ha sido la de no alejarse en demasía de la metodología lúdica del original. Esto es, entre otras cosas, una malsana dificultad que, en cierto modo, traza una línea de realidad con lo que en verdad debiera haber sido aquel infierno. Al contrario que la primera parte, la jungla vietnamita cederá el auténtico protagonismo a nuevos parajes, ya que en esta ocasión la línea argumental nos llevará por otros derroteros más urbanos, acercándono si cabe a un desarrollo algo más peliculero a la usanza de, por ejemplo, Medal of Honor Pacific Assault.

No en vano, y muy al contrario de la propuesta del anterior Vietcong, nuestras andanzas comienzan en un antro de mala muerte en el que nuestros hombres se divierten bebiendo (y a saber qué más) acompañados de muchachas locales de vida alegre. De hecho, nuestro bravido personaje abre los ojos en la aventura metido en la cama con una joven, tras lo que parece haber sido una larga y movidita juerga. Nada de tiros de momento, pero sí mucha bebida, sexo y rock'n roll.

Queda claro que en Ptedoron han decidido apostar por la ambientación total. En el primer Vietcong se recreaban conflictos de forma cruda y directa, huyendo de tópicos scripts que endulzan el desarrollo a base de artificios y cartonpiedra. Se conseguía una experiencia jugable importante, pero en cierto modo huía de una más profunda indentificación con el personaje que llevábamos. Vietcong 2 pretende unir lo uno con lo otro, dando bastante importancia al ser humano que nos presta sus ojos en el juego.

La cosa está en ver si lo han conseguido. Desde luego Ptedoron no tiene la experiencia de los desarrolladores de Medal of Honor o Call of Duty en eso de adornar un first person shooter con scripts y una historia convincentemente emocionante, y por otro lado la dificultad del primer Vietcong echó para atrás a muchos, pero que muchos jugones. Pero también podemos decir que 2015, el estudio que programó el estupendo Medal of Honor Allied Assault, se estrelló en cierto modo a la hora de imitar el estilo Vietcong… curioso, ¿verdad?

Posiblemente sus programadores hayan optado por seguir la línea del primer Vietcong, es decir, acercarse más a la realidad optando por lo austero. Por suerte (o por desgracia, para gustos colores), el programa huye de los personajes plastificados que tanto proliferan últimamente en los fps, manteniendo una línea de diseño bastante sólida, a la par que una escasa capacidad de asombrar al público más sibarita de las últimas tecnologías. Es por ello que puede gustar mucho o no, dependiendo en gran medida del ojo que lo vea.

Los rostros están bien realizados, cargaditos de polígonos e iluminados y sombreados con bastante solvencia. Hay soldaditos para todos los gustos, otorgando como es debido una personalidad que no solo responde a la parte gráfica. Lo malo es que el bando vietnamita peca de ser más repetitivo que la música del telediario, con decenas y decenas de charlies clonados entre sí. A pesar de todo, destaca sobremanera la calidad de las texturas, en algunos casos con una resolución de las que quitan el hipo.

Pero lo cierto es que, a la hora de la verdad, Vietcong 2 plasma estupendamente el entorno bélico del Vietnam. No sólo en los clásicos ambientes de la jungla, sino en los más urbanos, donde Ptedoron saca a relucir todo lo que han aprendido a lo largo de este tiempo. Las refriegas en los suburbios alcanzan cotas, si no espectaculares, ciertamente más que realistas, con terrenos que huyen de la habitual linealidad en los shooters bélicos. Oscuridad, suciedad y, como siempre y por consiguiente, poca visibilidad, son las premisas dominantes en el título que hoy nos ocupa.

Ampliar

Ahora bien, la carga gráfica de Vietcong 2, a pesar de no parecer exigir equipo en gran medida por lo que aparenta en las imágenes, peca de no tener muy buenos resultados en lo que a optimización se refiere... O que simplemente se mueve 'raro', vaya. Me explico... Vietcong 2 no va demasiado mal en cuanto a suavidad, trabajando en resoluciones decentes y sin bajar detalles gráficos (siempre hablando sobre equipos de gama alta) con pequeños (aunque evidentes) bajones. Pero al movernos, a pesar de tener una tasa aceptable de imágenes por segundo, nuestro personaje hace gala de una inercia tan abruptamente inadecuada que merma sobremanera la jugabilidad.

Ampliar

Pulsar levemente cualquier tecla de movimiento implica que nuestro hombre haga un paso de gigante, con algo de inercia que a veces hace parecer que lleve patines. Extraño es, pero pernicioso resulta que, al apuntar con el mouse, obtenemos la misma inercia y, peor aún, un retardo desalentador. Imaginad que en multitud de ocasiones me ha dejado totalmente vendido ante un solo enemigo al ser yo incapaz de apuntarlo a tres metros de distancia antes de que el vaciase el cargador en mi cabecita.

Y es una pena... He probado a dejar el juego a mínimo en detalles, pero el problema persiste. De todos modos, con algo de práctica y cabezonería uno puede progresar con dicho lastre, incluso uno mismo insconcientemente compensa este peculiar obstáculo, pero no por ello hay que dejar de citarlo. Merece la pena en cierto modo, ya que el trabajo de Ptedoron a nivel técnico con el programa es digno de ver. Austero, sí, pero contundente con sus colores apagados y espectacular en, por ejemplo, esas ventanas de cristal que reflejan espectacularmente el entorno. Una de cal y otra de arena.

Los fx son igualmente notables, como no podía ser de otra manera. Los disparos son ciertamente realistas, las explosiones igual... Todo el entorno suena 'de verdad', sin artificios exagerados. Tal vez por eso no deja de ser un poquito austero, ya que a veces se le podría pedir un poquito más de espectáculo.

Finalmente, las voces poseen buena interpretación... sólo que en inglés. Los textos traducen algunas conversaciones, aunque no todas.

El planteamiento no va más allá del de, por ejemplo, Call of Duty, sólo que con el ya inconfundible estilo Vietcong. Ambientado como no podía ser de otra forma en la Guerra de Vietnam, nuestro hombre, el capitán Daniel Boone, acompañado de un determinado número de soldados, debe ir cumpliendo distintas misiones que, a lo largo de la infame Ofensiva de Tet en 1968, fuerzan el paso de las tropas americanas para imponer el orden. Es por ello que, en gran medida, se traslada la acción predominante de las junglas del primer Vietcong a las ciudades y poblados de Hue, transformando sobremanera el concepto de juego del primer capítulo de la serie.

Ampliar

Los quehaceres que tenemos no son en absoluto fáciles. De hecho, los charlies sabrán ponernos las cosas complicadas a cada momento, con emboscadas de las que hacen época y con una organización que, al igual que sucedió en verdad, nos desorientará y abordará hasta el punto de, como no, morir irremediablemente una y otra vez. Se puede tornar frustrante porque muchas veces no sabremos qué o quién nos ha matado, habiéndose programado estupendamente la IA de los rivales para esconderse y atacar furtivamente.

Ampliar

Nosotros, con nuestro limitado inventario de armas y botiquines, podemos aguantar muy poco fuego, acercándose a la realidad en eso de que, con un certero disparo, podemos irnos a criar malvas con suma rapidez. La suerte es que a veces tendremos la compañía de un médico, que tras llamarlo nos curará las heridas, del mismo modo que otro hombre nos dará munición y tal.

Al igual que en los Brothers in Arms, y prácticamente de la misma forma, tenemos la posibilidad de dar órdenes a los miembros de nuestro equipo, mandándoles ir a determinadas posiciones, que se cubran o que ataquen diversos objetivos. Ventaja que a veces se torna en un absurdo obstáculo, ya que Vietcong 2, al igual que su predecesor, transforma a nuestros aliados en ocasionales tapones que impedirán nuestro fluido avance. Es horroroso ver como a veces se estancan en pleno pasillo y no nos dejan pasar...

Ya que estamos con las pegas, no hay que dejar de citar lo comentado en el apartado de gráficos, es decir, la lamentable inercia de la que hacen gala todas y cada uno de nuestras órdenes. Movernos o apuntar requiere paciencia, paciencia y paciencia... Sobre todo en la primera stage, en la que apuntar a un solo enemigo es un auténtico suplicio y esquivar roza la utopía. A la larga el tema se suaviza, lo que ya no os puedo asegurar si es cosa del programa en sí o de que un servidor se acostumbró al retraso en la respuesta.

Por lo demás, la campaña monojugador de los americanos se complementa con una nueva campaña con los VC como protagonistas... Aunque la verdad sea dicha, se la podrían haber ahorrado. Nunca está de más otorgar algo de más vida y variedad a un programa de este estilo, pero se nota bastante lo forzado del añadido, ya que aparte de ser bastante anodina dicha campaña, es en longitud una pequeñísima fracción de la de los americanos. En los aspectos multijugador, aparte de los típicos modos online (genéricamente cumplidores pero 'apretados' por la extraña optimización del entorno gráfico y por lo básico de los niveles), destaca un divertido cooperativo, detalle muy de agradecer y que nunca está de más en este género.

En definitiva, Vietcong 2 gustará a los que alucinaron en su día con los anteriores capítulos de la serie. Aborda un nuevo entorno de batalla y responde con solvencia en su mecánica, que huye de las aburridas y rotundas linealidades del género y regala unos combates fieros, rocosos y más reales de lo habitual. Con sus fallos y todo, Vietcong 2 deja entrever un diseño de juego hecho a conciencia, y que perdonándole sus trabas, puede contentar a los más fieros soldados del PC.