Nintendogs, Impresiones

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Llevo varias semanas buscando piso para mudarme. Agencias, fianzas, gastos de luz, agua, mudanza, ir al banco, firmas... Vuelvo por la calle hasta las narices del piso y con ganas de solucionar, y de camino, me cruzo con una tienda de animales, en los que varios cachorros de Boxer jugueteando entre ellos. Ves como se muerden, incluso con cierta maldad, como corretean, y como despiertan cierta ternura, y por un momento me olvido del piso y de todos sus problemas.

La idea de comprar uno ronda la cabeza, pero evidentemente, obviando los daños colaterales de tener un cachorro en casa: comida por el suelo, un extraño olor a perro por toda la casa, el salón completamente "minado" de micro-excrementos y varios cojines destrozados dignos de ser expuestos en un museo de arte moderno. Si es que los cachorros son muy bonitos, ¡pero para los que no los tiene en casa!

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Este típo de títulos en los que no existe un objetivo final, ni poseen un hilo argumental no agradan en absoluto a los "hardcore-gamers", pero en la mayoría de ocasiones atraen a públicos no habituados a los videojuegos.

Al igual que hay muchos futboleros sólo han jugado a la consola para echarse un Pro, o apasionados de los coches que no los puedes sacar del Gran Turismo, si no te gustan los perros, no creemos que éste sea el juego que lleves años esperando.

Y tampoco nos olvidemos de las mujeres, minoría en el mundo de los videojuegos que afortunadamente crece poco a poco. Tradicionalmente más alejadas de juegos complejos, su interés se desborda por este tipo de juegos, y al igual que la mitad de los usuarios de "Los Sims" son mujeres, practicamente lo mismo sucede en Japón: casi uno de cada dos compradores es mujer, y el porcentaje de poseedoras de Nintendo DS ronda el 30%. Incluso contaron con Utada Hikaru, reconocida cantante japonesa para toda la publicidad de Nintendogs.

Intentando dejar en un segundo lugar mi faceta de usuario y anteponiendo la de crítico y redactor, enciendo la portátil sin prejuicio alguno. Encontramos hasta 15 razas distintas, desde Chihuahua hasta Schnauzer enano, 15 razas que en la versión europea definitiva serán 18, elegir si queremos que sea macho o hembra y varios tipos de pelaje.

Disponemos de hasta tres cachorros, que al principio son algo fríos y habrá que transmitirle cariño a través de la pantalla táctil. Se acercan a la pantalla, y al tocarla, reaccionan. Movemos el cursor de un lado a otro y lo siguen con la mirada, y al hacerlo más rápido intentan cazarlo. ¿Qué pasa si los tocamos? Lo toco con el stylus y se asusta. Tendré que hacerlo con más cuidado.

Vuelvo a llamar su atención, pero esta vez le paso el lápiz con suavidad por la cabeza. Ahora sí, con cara de "gustito", pone el lomo para que le rasque por lado y se pone patas arriba para que le rasque la barriga. Es curioso, pero toca seguir. Hay que ponerle nombre.

Yo, ni caso...

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A partir de ahora, cada vez que encienda la consola, "Ringo" reconoce su nombre y se acerca hacia la pantalla moviendo el rabo y se apoya contra ella esperando alguna respuesta por mi parte. Por supuesto, acepta más comandos para las diferentes acciones que le enseñaremos. "Sit", "Ven", "Dame la pata"... Acciones que realmente dan la sensación de estar adiestrándolo.

Por supuesto, no es que traigan aprendido por defecto que el comando "Sit", más que nada porque es la versión japonesa, sino que para una acción determinada asociarán el comando de voz que utilicemos en ese momento. Cada vez que ejecute un movimiento al que podamos asignar un comando de voz, aparece la ya mencionada bombilla, al repetir varias veces la misma palabra para ese comando, acabará reconociéndola y la ejecutará cuando nosotros se la ordenemos... o no.

Si dejamos la consola encendida un rato sin hacer nada, juguetearán, comerán, y si les hemos dejado algún objeto lo curiosearán. Para volver a llamar su antención, basta con un silbido o llamarlos por su nombre. Se pelearán entre ellos para tomar el centro de la pantalla y ser objeto de nuestras caricias. O simplemente, tienen ganas de jugar. Seleccionamos la comba, uno de los perros la coge por el otro extremo, y realizamos giro con el stylus mientras el otro cachorro la hace girar con la cabeza.

Inmediatamente los otros dos perros se preparan, calculan el giro de la comba, y empiezan a saltar, con bastante coordinación, pero también se equivocan, o tropiezan... Podemos tirar el disco para que lo capturen en el aire, darle una caja de pañuelos e ir sacándolos con el stylus... Muchas acciones que nos mantendrán entretenidos durante un tiempo.

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Y llega el momento de sacarlos a pasear, una ardua labor. Tendremos un recorrido que hacer por la ciudad, que haga sus necesidades (y recogerlas), tirarle de la correa si se queda atrás... Un extra necesario para que nuestro perro conozca mundo, que no sólo se quede todo el rato en casa. Un paseito todos los días siempre viene bien.

Cuando volvamos a encender la consola, si nos hemos cruzado con otra DS con el Nintendogs, habremos intercambiado las cartas de saludo con otra persona. Él (o ella) leerá la nuestra, y nosotros la suya. Quien sabe, lo mismo ha introducido su teléfono o su mail en la nota.

Por supuesto, también podremos hacer uso de las opciones inalámbricas con la consola abierta,  y poner a jugar juntos a nuestros cachorros, porque ese puede ser el objetivo final del juego, criar entre comillas a una mascota de forma virtual pero lo más cercano posible a lo real.

En Nintendogs los cachorros no crecen, y si no encendemos la consola no nos echarán de menos, aunque las órdenes si se les olviden, pues el juego funciona con el reloj interno de la consola. Si no encendemos el juego durante dos meses, habrá olvidado muchas cosas, y tampoco podremos hacerle aprender veinte órdenes en un día, hay que dejarlo descansar.

Este tipo de productos tiene la ventaja de abrir mercado, e incluso salir en el teledario como noticia curiosa del día, pero algunos no tardarán en tacharlo de tontería. La última palabra la tenéis cada uno de vosotros, pero mi recomendación es que la déis cuando hayáis probado el título. Eso sí, probadla a solas. La gente os mirará raro si empezáis a silbar a una consola, o a llamarla por su nombre.