Tres son multitud

Tras el nuevo juego de Animaniacs se esconde un más que interesante currículum. Sus programadores son duchos en el arte del videojuego, con una reciente joya como Richard Burn's Rally a sus espaldas. Ahora, Warthog Entertainment presenta, con la licencia de los personajes de los populares Animaniacs de Spielberg, un jugoso arcade plataformero que, todo hay que decirlo, no deja de ser uno más entre un millón.

Animaniacs: The Great Edgar Hunt (PlayStation 2)

Ahora bien... ¿Cumplirá Warthog con los mínimos exigibles a día de hoy en un juego de plataformas? ¿Se quedará en un producto únicamente destinado al público infantil? ¿Uno más entre tantos infumables e insípidos plataformas o la joya de la corona que desbancará a Jak y compañía? Pasen y vean, pasen y vean...

En verdad, los gráficos muestran todo su esplendor en los escenarios abiertos, sorprendiendo a propios y extraños gracias a la más que lejana vista del horizonte, capaz de plasmar bellamente kilómetros de decorado sin despeinarse. Así mismo, el hecho de que toda la acción transcurra a unas impagables sesenta imágenes por segundo (algo a día de hoy imprescindible en un plataformas) habla muy bien del trabajo desarrollado de cara al engine visual, que no hace más que apoyar la vida lúdica del juego.

Por contra, la falta de detalle es palpable, aún yendo en consonancia con la ambientación de la serie de animación... pero también se hace obvio el hecho de que técnicamente, Animaniacs no aprovecha un ápice del potencial de Playstation 2. De hecho, comparado con peces gordos como Jak & Dexter o Ratchet & Clank el juego que aquí nos trae Ignition se queda un tanto en ridículo. Vale, no se le pueden pedir peras al olmo, y es fácil intuir que el presente título no ambiciona más de lo que se puede presuponer; pero eso no quita que siempre se pueda pedir un poquito más... y a los gráficos de Animaniacs les falta mucho para lograr sobresalir de ese aprobado raspadillo.

También es criticable la pobre cámara que controlamos parcialmente. En muchas ocasiones estaremos más tiempo orientándola que manejando nuestro personaje, lo cual es bastante enojoso. Otra cosa se que, en ocasiones, responde a los saltos de forma demasiado brusca, desubicándonos de la acción por completo. Un punto ciertamente negativo de cara a un producto planteado en gran medida para los más pequeños de la casa, que huyen de todo tipo de maniobras ortodoxas y buscan sistemas lúdicos afines a sus sencillas ambiciones jugables.

Animaniacs: The Great Edgar Hunt

Pero está el gran problema para ellos: la cámara. Si tenemos un juego capaz de hacerse más monótono que la tonadilla del Telediario para un adulto y en el que a un tierno infante le metes un sencillo plataformas bajo una cámara molesta e incómoda... ¿cuál es el resultado? Pues de cero patatero. Bien es cierto que el control de la camara no deja de ser una tontería para el usuario avezado, pero en el fondo es una lata tener que estar corrigiendo cada dos por tres el enfoque. Así que, o la mueves, o tendrás más saltos de fe de los deseados.

Por lo demás, los seis mundos existentes son lo suficientemente extensos como para no hacer del juego un breve paseo, y los desafíos, a pesar de ser terriblemente sencillos, están repartidos con cierto buen gusto, aprovechando las distintas habilidades de cada protagonista. Luego, como plataformas en sí Animaniacs no está mal. En el fondo, no está nada mal... pero claro, recae en la infamia de no innovar nada, y pecar de repetir un concepto que huele a caduco por la presente simpleza plasmada. Mejores eran los ya clásicos cartuchos de los Animaniacs que Konami realizó para Megadrive y Super Nintendo, sin duda alguna. Otra vez será, hermanos Warner...

Animaniacs: The Great Edgar Hunt

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