Fórmula sencilla y divertida

Desde el inicio de la historia de los videojuegos, hemos presenciado en incontables ocasiones la evolución gráfica, las mejoras técnicas, los complejos polígonos que poco a poco iban formando escenarios cada vez más detallados y con sistemas de control complicados que intentaban ofrecer al jugador la mayor gama de opciones posible.

Será tal vez por eso que, cada cierto tiempo, sorprende un juego sencillo tanto técnicamente como en el apartado jugable. Suele tratarse de títulos poco llamativos a priori para el comprador, ya que carecen de una gran campaña publicitaria o de un apartado técnico excepcional y revolucionario. Pero no por ello se trata de juegos inferiores, ni mucho menos. Valgan como muestras un clásico como el Tetris o los juegos de Nippon Ichi, como el que nos ocupa.

Y es que los chicos de la citada compañía nipona han conseguido crear, con la mayor sencillez posible, unos juegos que rebosan calidad dada su elevada capacidad de diversión a partir de unas premisas muy sencillas y de un sistema de juego simple. El género elegido, el del Tactic-RPG, demostrando que saben hacer grandes cosas en el mismo.

Hace casi un año, pudimos disfrutar de su gran trabajo en Disgaea. Ahora llega a nosotros la que se considera precuela de ese juego, La Pucelle Tactics. Un juego que, pese a ser ligeramente inferior a Disgaea en diversos aspectos (como es lógico, tratándose de un título anterior), consigue brillar con luz propia y destaparse como una aventura realmente adictiva.

El protagonismo recae sobre Prier, Cullote y Alouete, pertenecientes a la iglesia de La Pucelle, que forman un grupo de los ya mencionados encargados de pequeñas tareas de exorcismo. Sin embargo, según avanza la historia, se verán enfrentadas a una iglesia rival que quiere acabar con La Pucelle, y que oculta demasiados asuntos turbios tras la sombría imagen de su líder.

Se trata de un argumento muy del gusto japonés, con los miembros de una iglesia encargándose de detener al mal, algo visto en otras muchas obras como en el anime de Chrno Crusade o, hasta cierto punto, en Grandia 2. Sin embargo, en un principio, el argumento no es más que una mera excusa sin mayores pretensiones, aunque evoluciona favorablemente, llegando a desarrollar una enrevesada e interesante trama.

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Los fondos también están diseñados en dos dimensiones. Los pueblos son planos, de modo que los personajes los recorren horizontalmente, como ocurría en Zelda II (salvando las distancias, claro está). En las fases de combate, los escenarios hacen gala de unos cuantos píxeles, aunque a pesar de ello siguen siendo tremendamente sencillos, representando el terreno en el que se desarrolla la batalla y poco más.

Pero el gran punto positivo de La Pucelle son, precisamente, los diseños de personajes y escenarios. Las animaciones de los personajes, como ya se ha dicho, están muy trabajadas en ese aspecto, dentro de su sencillez, y las ilustraciones de los mismos que aparecen al hablar son muy llamativas y bien realizadas.

Por su parte, la banda sonora del juego raya a un nivel bastante más elevado. A pesar de que algunas melodías pueden llegar a ser repetitivas, por lo general acompañan perfectamente a la acción, pudiendo disfrutar siempre de la melodía perfecta para cada situación, ya sea un momento tenso, dramático o más alegre.

Además, destaca el excelente trabajo de doblaje, en el que los actores llenan todavía más de vida a unos personajes tremendamente carismáticos de por sí. Pueden disfrutarse en inglés o en japonés, a gusto del jugador. Tal vez la japonesa sea superior debido a la gracia especial que consiguen transmitirle a los personajes, pero el inglés también cumple con solvencia su cometido.

Se trata de un apartado técnico que, desde una primera toma de contacto, demuestra que los chicos de Nippon Ichi buscaron desde que iniciaron el proyecto la sencillez ante todo. No por ello descuidaron el juego en sí, demostrando que, a pesar de la sencillez, se pueden crear grandes obras.

Una vez elegida la situación el mapa, hay diversos comandos a realizar, ya sea un ataque normal, un especial o emplear un item. Además, los personajes religiosos podrán realizar purificaciones, que tendrán efectos importantes sobre enemigos (que se comentarán más adelante), o sobre los portales que pueblan los escenarios.

Dichos portales permiten la entrada de nuevos enemigos al mapa, a la par que, si se usan bien, pueden servir como arma contra los enemigos que ya están presentes. Sin embargo, se tratará de algo opcional y, por lo general, bastante complicado, por lo que, salvo que se tenga la experiencia suficiente a los mandos del juego, se dejarán estar tranquilos o se eliminarán sin mayores rompeduras de cabeza.

En el momento que quiera, el jugador puede finalizar su turno. Será entonces cuando sus personajes realizarán sus ataques, y después le tocará el turno al enemigo. Los combates se visualizarán en una pantalla que enfrenta cara a cara a los personajes implicados, realizando en primera instancia su ataque los que llevaron la iniciativa, y teniendo lugar posteriormente la réplica de los que se defienden.

Se trata de un sistema extremadamente sencillo, reducido a unos pocos comandos bastante intuitivos. De este modo, se consigue una jugabilidad directa, que no aburre con interminables parámetros y menús eternos. Con La Pucelle Tactics se ha buscando la sencillez y se ha conseguido que sea una de sus bazas fuertes, ya que de este modo, el jugo se hace todavía más divertido.

Prier es una chica llena de vida, violenta y malhumorada, que sueña con llegar a convertirse en la Diosa de la lluz. Ha estado viviendo en La Pucelle junto a su hermano Culotte desde que se quedaron huérfanos siendo muy jóvenes. Su mentora es la estirada de Alouette, una chica seria y educada que se considera que pueda ser la próxima Diosa de la luz, y que no dudará en darle un buen escarmiento a Prier cuando esta no se comporte.

Según avanza la aventura, se irán conociendo más personajes que ayudarán o intentarán entorpecer la labor de Prier y compañía, tales como el enigmático Croix, la tripulación de un barco pirata volador, o los numerosos esbirros de la iglesia rival.

Pero la principal característica de La Pucelle es la capacidad de convertir a los enemigos en valiosos aliados. A pesar de que no es posible con los enemigos finales, todos los pequeños enemigos que pueblan los escenarios pueden pasar a formar parte de nuestro equipo mediante la purificación. Según la fuerza del enemigo, serán necesarias más o menos purificaciones, lo cual conllevará el gasto de más o menos turnos, arriesgando la vida de los personajes en ello.

Sin embargo, hacerse con unas cuantas criaturas fuertes puede simplificar mucho las cosas, ya que con dos o tres osos o un par de cajas, el resto de fases se pasan con una mayor sencillez. El punto negativo a esto es que los personajes principales pueden resentirse y subir menos de nivel, algo que a la larga puede ser perjudicial.

Los enemigos que pasen a formar parte de nuestro equipo tendrán que ser atendidos como si de mascotas se tratasen. Será importante que sean felices, ya que sino nos abandonarán. Así, podrán hacérsele carantoñas, caricias o ser más duros y pegarles o mandarles hacer ejercicio. Las decisiones tomadas se reflejarán en la felicidad y en el estado físico de las criaturas.