Pasaporte Japón: Recreativas

Hoy nos sumergimos en el apasionante mundo de las recreativas en Japón. Un mundo muy diferente de lo que estamos acostumbrados en occidente. Bienvenidos a los 'Game Centers' de Japón. Seguidme, por favor

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La verdad es que uno no sabe por dónde comenzar cuando habla de las salas recreativas de Japón. Un buen comienzo sería presentároslas. Aquí reciben el nombre de 'Game Centers' (Centros de ocio, más o menos), o 'Gueem Sentaa', que es la manera como los japoneses lo pronuncian (creo que próximamente voy a deleitaros con un artículo acerca de la relación de amor-odio del idioma inglés y el japonés). En estos centros, aparte de encontrar las típicas máquinas recreativas que podemos encontrar en cualquier parte del mundo, nos toparemos también con toda una maraña de artilugios inclasificables que hacen las delicias de los que se adentran en sus dominios.

/es/node/ArrayPodemos clasificar los centros, según su tamaño, en 3 categorías: los de barrio (que suelen albergar entre sus paredes a auténticas joyas de coleccionista retro), los de distrito, mucho más grandes y con muchas máquinas nuevas, que se van cambiando según van apareciendo novedades, y, finalmente, tenemos los macro-centros (siempre teniendo en cuenta que en este país todo es pequeño), patrocinados habitualmente por alguna marca del sector (Sega, Namco, Taito, etc) y que contienen lo más de lo más en cuanto a entretenimiento electrónico se refiere.

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De estos últimos toda ciudad que se precie tiene al menos un par para deleite de sus ciudadanos más juguetones. Todos comparten características comunes, como la de ser multi-nivel (tienen varias plantas o pisos), y la de que sus máquinas están agrupadas por categorías; los videojuegos a un lado, las tragaperras a otro, etc.

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Y aquí es cuando me toca hablaros de qué hace diferente a estos centros de los del resto del mundo, y por qué son tan especiales. Primero, porque podemos encontrarnos con uno casi en cada esquina. Sé que suena exagerado, pero es así. Los japoneses necesitan más que nadie en este mundo desconectar del trabajo de los estudios. El estrés está a la orden del día en el vivir cotidiano. Por lo que se ha creado todo un mundo comercial dedicado al ocio. Un mundo más grande que en ningún otro lugar. Segundo, por la variedad de contenidos.

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Uno puede encontrar desde máquinas de matar marcianos hasta la última locura bailonga de Konami. Desde máquinas para apostar, hasta cooperativas donde lo más importante es divertirse. En fin, que cuando entramos en uno de estos reinos del entretenimiento, podemos estar seguros que encontraremos algo que nos guste y con lo que nos pasaremos horas y horas disfrutando como locos. Garantizado. Y por último, aunque no menos importante, el ambiente que se respira es, por lo general, más 'sanote' del que podemos ver en occidente. Es como más familiar. Es un lugar de reunión donde los jóvenes y no tan jóvenes pasan sus ratos libres, charlando de sus temas preferidos mientras beben un té u otra bebida, esperando su turno para jugar a esa novedad tan ansiada.

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Mención aparte merecen otro tipo de máquinas que también contribuyen a hacer nuestra estancia más agradable. Me estoy refiriendo a las máquinas de vending. En ellas podremos encontrar desde helados hasta bedidas frías o calientes, pasando por crepes, aperitivos (occidentales, como chocolatinas, o totalmente japoneses, como galletas de arroz), etc. Todo lo imaginable y que se pueda consumir está en estas máquinas. Cuenta una leyenda urbana que hay una máquina de vending por cada diez habitantes en Japón. Y a fe mía que es verdad. Se puede encontrar una máquina de estas características cada 50 metros. El hecho de que apenas haya vandalismo y que los japoneses son las criaturas más consumistas de este santo planeta ayudan a explicar el fenómeno.

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Si lo que podemos encontrar en las máquinas de vending no satisface nuestras expectativas (cosa harto rara, pero nunca se sabe), siempre podemos recurrir, si el local es grande eso sí, al restaurante o restaurantes de comida rápida habilitados a tal efecto. Si es que están en todo. Para que te quedes y consumas, eso sí.

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Y hablando de consumos, y más concretamente de dinero. Un detalle importante de todo artículo de consumo, y el que le confiere gran parte de su atractivo, es el dinero que cuesta. ¿Cuánto cuesta jugar una partida a una de estas maravillas? Pues normalmente 100 yenes (al cambio de hoy, unos 70 céntimos de euro). También hay máquinas de a 50 yenes (unos 35 céntimos de euro) por partida. Estas últimas suelen ser viejas glorias, con lo que los aficionados a este tipo de máquinas están de enhorabuena. El poder adquisitivo de un japonés viene a ser el doble de su equivalente europeo o americano. Así que nos hacemos una idea de lo asequibles que son este tipo de entretenimientos para los jóvenes.

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Permitidme hacer un pequeño inciso que os permitirá ver lo especiales que pueden llegar a ser estos lugares, y cómo realzan la idea de ser un punto de encuentro. Resulta que, muchas veces escondido, encontramos un pequeño rincón en el que, ya sea mediante un tablón de anuncios, o mediante una especie de libro de visitas, se nos da la oportunidad de dejar constancia de nuestra presencia.

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Y los usuarios no se dedican a meramente firmar o poner un comentario gracioso sobre el salón recreativo. No; más bien dejan constancia de algo más. De, por ejemplo, el arte que llevan dentro, al dibujar auténticas obras maestras del manga en las páginas del libro. O entablan conversaciones virtuales a través de frases escritas con gracia. O escriben los últimos trucos descubiertos de ese juego que se nos resiste a todos. O declaran su amor a alguna persona que frecuenta el lugar. O anuncian la fecha de la próxima competición…

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En fin, algo realmente increíble, aunque a simple vista no parezca nada especial. Hay que verlo para apreciarlo en su plenitud. Dejar algo escrito es esos papeles realmente te hace sentir parte de ello. Si venís por aquí, no dejéis de escribir algo. Quizás os lea y piense, agradecido: 'Alguien leyó mi artículo en MeriStation y me hizo caso'. Fin del inciso; continuamos.

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¿Y qué podemos decir de lo que nos vamos a encontrar en estos centros recreativos? Vamos allá. Como si de un directorio de unos grandes almacenes se tratara, vamos a desglosar el contenido de las diferentes plantas de un local tipo (de los grandes). Un local que está, digamos, en Akihabara

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Planta calle (1F): Catchers y arcades.
Bienvenidos al reino de las máquinas más cotizadas entre los jóvenes japoneses: los 'catchers', o máquinas de agarrar con pinzas. Seguro que las habréis visto en las recreativas de vuestra localidad. Son esas máquinas que nos permiten, previo pago, intentar agarrar algún apetecible regalo con unas pinzas controladas por nosotros mediante pulsaciones de botones o el manejo de un joystick. La verdad es aquí las pinzas tampoco tienen suficiente fuerza como para agarrar la mayoría de los regalos, así que es un tema de maña y, sobre todo, de suerte. Esa que la mayoría de veces nos es tan esquiva.

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Pues bien, estas máquinas son la carta de presentación de estos salones. La verdad es que la mayoría tienen algunas de ellas colocadas en plena calle, para que los transeúntes puedan intentar conseguir el preciado regalo a la primera y, por qué no, aventurarse en las entrañas del establecimiento monedas en mano, y con la intención de llevare a casa todo lo que NO se mueva y esté presto a ser agarrado.

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A lo que íbamos. Aquí la diferencia ya entra por la vista. Hay una cantidad ingente de máquinas de este tipo, y todas suelen ser muy grandes y atractivas. Vamos, que llaman la atención rápidamente. Los regalos son lo mejor. Tenemos los típicos muñecos de peluche o de goma. Pero en Japón estos muñecos son de series de televisión o videojuegos conocidos. Todo es merchandising.

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Y qué merchandising. Aparte de los mentados muñecos, podemos encontrar relojes de pulsera o sobremesa, artículos de papelería, cajas de tisúes, videojuegos para consolas, llaveros, extraños artilugios de los que no se sabe su utilidad hasta que los consigues y un largo, largo etcétera. Y todos, como comento, reconocibles ya sea por la marca o por el personaje que representan. Luego tenemos los regalos más, digamos, fuera de lugar, como pueden ser las bolsas gigantes de patatas fritas, o la ropa interior (masculina y femenina).

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Mención aparte merecen algunos (difíciles de encontrar, eso sí) catchers en los que puedes conseguir cosas vivas. Sí, como lo leéis. He llegado a ver cómo algunos valientes se atrevían con un… ¡cangrejo vivo! La máquina era una especie de acuario en el que pululaban a sus anchas unos cangrejos de mar de tamaño considerable. El objetivo, evidentemente, era llevarse uno a casa para cocinarlo. Mi estupefacción competía con mi incredulidad al ver tamaña aberración. En fin. Ya sabéis que aquí en Japón uno puede encontrarse de todo. Y cuando digo todo, creo que empezáis a haceros una idea de a lo que me refiero. Y para muestra, este botón.

En el sistema de captura del objeto también encontramos variedad. Aunque todos se basan en el concepto de las pinzas, éstas adquieren formas realmente curiosas. Hay algunos, por ejemplo, con forma de tenedores, u otros con forma de caña de pescar. Muy curioso, de todas formas.

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En todos estos establecimientos hay una serie de trabajadores que se dedican, micrófono en mano, a cantar las excelencias del local, o anunciar la última máquina instalada o la última oferta. Pues bien, algunos de ellos se dedican a animar a grito pelado nuestros intentos por conseguir ese ansiado regalo para nuestra pareja. Y cuando lo conseguimos, hacen sonar una estruendosa bocina, anunciando a la vez por megafonía que hemos ganado. Todo un espectáculo ¿bochornoso? No aquí, en Japón. Es parte del show. Y hay que acostumbrarse. Adaptarse o morir, que diría aquel.

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Al lado de estas curiosas máquinas tenemos el alma máter de todo recinto de entretenimiento. Me estoy refiriendo, por supuesto, a las recreativas. A las máquinas de los bares de toda la vida. Y aquí realmente el asunto se pone interesante. Todo lo que podamos imaginar de Japón en este aspecto se hace realidad ante nuestros ojos. Las últimas novedades, los juegos más conocidos o las sagas más populares se dan cita aquí.

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Como detalle curioso podemos comentar que se nota a la legua que a los jugones japoneses les gusta sobremanera los juegos de lucha. Y especialmente los 2D. Aunque el 3D ya ha ganado un lugar en sus corazoncitos, la lucha del tipo 'Street Fighter' tiene auténticos devotos. Lo normal es que de cada gran saga de lucha haya, como mínimo un renglón de 5 máquinas conectadas entre ellas. Por si, después de una agotadora sesión individual de lucha, nos apetece jugar un campeonato con nuestros compañeros. Pero eso no es todo. Armados con tarjetas inteligentes donde se guardan las partidas, los jugadores organizan sus propios torneos entre grupos organizados.

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Toda una delicia. Incluso hay máquinas que permiten la lectura de partidas desde una tarjeta de memoria de consola, si es que hay versión doméstica del juego. Hablamos, por ejemplo, del reciente Tekken 5 o del omnipresente Virtua Fighter. Pero las sagas que realmente triunfan, como ya he dicho, son las 2D como Guilty Gear o King of Fighters. Uno podría pasarse horas y horas viendo como auténticos expertos de esta lucha digital combaten entre ellos y lo hacen de una manera magistral. Toda una experiencia.

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Uno de los detalles que más llama la atención de los jugones japoneses es su atrevimiento y su gusto por todo lo nuevo y diferente. Esto se traduce en que, por ejemplo, en los juegos de lucha no juegan siempre con el mismo personaje, sino que se quieren hacer expertos en todos. Así como en occidente los jugadores tienen un o dos personajes favoritos, en Japón juegan con todos hasta que se convierten en expertos. No es raro aquí ver luchas entre osos y dinosaurios cabezones, en vez del combate entre Ryu y Ken de toda la vida.

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Luego están, como no, otras estrellas como son los juegos de carreras de coches. Aquí triunfa, cómo no, la saga Initial D. Es cita obligada, cuando se va a un Game Center, el pasar por la última máquina de Initial D. Los japoneses la adoran. Y lo demuestran no sólo jugando, sino organizando concursos alternativos o sesiones maratonianas de juego. Creo que cada adolescente de Japón tiene una tarjeta inteligente de este juego.

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Y luego tenemos arcades de toda la vida, como Metal Slug o Puzzle Bobble, que también tienen sus adeptos. O también los juegos de disparos, o los de matar marcianos, de los que se dice que los japoneses son los mayores expertos mundiales. Y ver con la afición y el arte con que algunos los juegan deja constancia de este hecho.

Las máquinas grandes y más espectaculares tienen su propia planta. Y de ellos hablaremos en la siguiente sección.

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Planta Semi-Sótano (B1F): arcades grandes
Bajamos al dominio de las máquinas de baile, de tocar la guitarra o los timbales japoneses. Bienvenidos a la espectacularidad. En esta sección vamos a encontrar clásicos como la saga Dance Dance Revolution, de Konami. La verdad es que ver bailar a los expertos es todo un lujo. Y en esto, los japoneses, tan modositos como parecen, son unos profesionales como la copa de un pino. A mi particularmente me encanta verles bailar a dúo (y yo ser uno de ellos, evidentemente). Y en modo competición. Increíble.

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Aparte de DDR, tenemos máquinas de baile adaptadas al gusto japonés, como las de para-para, un ritmo electrónico que se baila principalmente con movimientos de brazos, y que hace unos años causó furor por estas tierras. Luego tenemos las máquinas musicales. Aquellas que te permiten tocar unos acordes afinados de la última canción de moda en tu guitarra electrónica o que, mediante un teclado simplificado nos hacen pasar por un virtuoso del piano. También están las máquinas de timbales japoneses, que hay que tocar con unas baquetas especiales, al ritmo de la música.

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O las que nos hacen creer que somos unos expertos DJs en buscar de la oportunidad de nuestra vida. Una maravilla sonora, pero sobretodo divertida. Aquí también encontramos a auténticos expertos que nos harán quedar en ridículo debido a su virtuosismo. Muchas veces, mirando al pianista de turno golpear con un frenesí veloz y preciso las teclas en el momento adecuado en el que la pantalla marca que hay que hacerlo, pienso que realmente lo que pasa es que se sabe la canción de memoria y simplemente aporrea el teclado en el momento adecuado. Pero sólo es una suposición.

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También en esta planta podemos encontrar las máquinas que nos permiten dirimir el destino del mundo a los mandos de una potente nave futurista, o conducir a toda velocidad en una réplica de un Ferrari por las calles de Tokio. O quizás desplazarnos por entorno virtuales creados por ordenador. Aquí la imaginación es el límite de los creadores de semejantes engendros. Muchas de las máquinas están conectadas entre ellas, lo que nos permite disfrutar de apasionantes partidas uno contra uno. Lo que cuenta es divertirse. Aquí podemos disfrutar de auténticas maravillas tecnológicas puestas a las órdenes del ocio. Realmente uno se da cuenta de estar en Japón por cosas como estas.

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Planta Sótano (B2F): tragaperras y juegos de casino
Como en todo gran (por el tamaño) salón recreativo, tenemos la lúgubre (es un decir) planta dedicada a los juegos 'adultos', o juegos de apuestas. Aquí en Japón no se permite jugar por dinero, así que se compite por fichas que luego se pueden cambiar por premios, o por dinero en algunos casos. Una forma bien curiosa de ganar dinero sin ser legal. Aunque, evidentemente, las posibilidades de salir con más dinero del que se entra son realmente escasas.

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Aquí podemos encontrar las típicas máquinas de 'Pachinko', las tragaperras japonesas donde unas bolitas metálicas van cayendo a través de obstáculos varios hasta llegar al premio en forma de receptáculo especial. Son una auténtica fiebre en Japón. Y también un auténtico problema, porque algunos jugadores empedernidos se han llegado a gastar los ahorros familiares en ellas. Toda una pena. Pero esto es una lacra mundial.

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También tenemos las máquinas de juegos de casino, auténticos casinos electrónicos en la forma de pantallas táctiles conectadas en red que nos permiten jugar a infinidad de juegos de este estilo y apostar las cantidades que creamos convenientes, una vez alimentada la máquina con las fichas previamente compradas.

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O los simuladores de hipódromo, gigantescos stands donde los jugadores tienen una pantalla táctil individual donde realizan sus apuestas al caballo ganador y una gran pantalla gigante permite observar, como si estuviéramos presenciando desde nuestro asiento las carreras de caballos. Incluso hay un animador profesional que, con un micrófono inalámbrico, va cantando la carrera cual comentarista de la televisión. Un auténtico espectáculo tecnológico al servicio de las apuestas. También últimamente se ha popularizado un juego parecido que tiene el fútbol como centro de las apuestas. Éste último quizás causaría furor en España o Sudamérica, donde el fútbol es llamado deporte rey.

En fin, toda una planta de vicio (entre comillas) y apuestas. Algo quizás impensable en otras partes del mundo. Y menos con tal despliegue tecnológico.

Sigamos nuestro recorrido.

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Primera Planta (2F): juegos de rol y juegos en red
Aquí me permitiréis que me recree sobremanera debido a lo increíble de los juegos que alberga esta planta. Y es que no es para menos. Imaginaos la posibilidad de jugar a un juego estilo 'Final Fantasy', por poner un ejemplo, por turnos y con todas las ventajas del juego en red. No sólo en red con nuestros competidores 'locales', lo que tenemos al lado, sino competidores de todo Japón, que en este momento están jugando contigo (o contra ti).

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Pero ahí no acaba la cosa. Aparte de la imprescindible pantalla táctil, donde das órdenes de combate o investigación, o la pantalla gigante donde el espectador puede ver, in situ, el desarrollo de la aventura global (nunca mejor dicho), tenemos a nuestra disposición un artilugio que, en forma de contenedor de cartas, permite leer unas tarjetas que compramos previamente (o intercambiamos, o ganamos en en el propio juego), donde tenemos nuestras armas, poderes o personajes.

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Es decir que este tipo de juegos se pueden jugar tradicionalmente, en una mesa de juego de rol, o digitalmente, con todas las ventajas que ello supone. Totalmente increíble. Tal es el furor que este tipo de máquinas está haciendo en Japón, que las grandes compañías están poniendo mucho empeño en ser las mejores y más atractivas en este campo. Incluso se están abriendo salones específicos para estos juegos. Jugarlos la verdad es que es apasionante. Pero no menos lo es el observar las partidas como mero espectador. Sobre todo por el ambiente que se respira.

Estos juegos están creando una especie de mercado alternativo de tarjetas, libros de expertos sobre el tema, competiciones nacionales, etc. Todo un submundo dentro del de los videojuegos. Y no es para menos.

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Al lado de estas maravillas podemos encontrar otras. Los juegos en red. Los hay de todos tipos. Desde juegos de lucha, como ya comenté antes, hasta juegos de carreras o de disparos. Todos en modo colaborativo o competición. Las delicias del juego tradicional aunadas a las ventajas del juego en red. Uno que está haciendo furor últimamente, y siguiendo la moda del fútbol que parece que se está instaurando en este país, es el Championship Football, en el que dirigimos el destino de un equipo, desde las decisiones administrativas a los fichajes, pasando por el márqueting y llegando a la estrategia en el campo.

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Podemos controlar todos los aspectos del club. Y todo desde una gran pantalla táctil (cómo no) puesta en horizontal, a modo de mesa. Cada jugador representa a un club durante una temporada completa, incluyendo competiciones internacionales. Cuando te cansas, guardas tus datos en la tarjeta inteligente, y para casa. Evidentemente quien se conforma sólo con ver, puede seguir la temporada a través de una pantalla gigante, y comentar la jugada con los amigos. Interesante, ¿verdad?

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Segunda planta (3F): Catchers y Gacha-gacha
En esta planta volvemos a encontrarnos con las viejas conocidas pinzas que no agarran. Pero también nos topamos con otras máquinas: Las gacha-gacha (por el ruido que hacen). Son esas máquinas en las que introducimos una moneda o dos y recibimos un premio seguro en la forma de un muñequito desmontable de tu serie preferida, dentro de una especie de bola de plástico que se abre por la mitad.

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Hay gacha-gachas de todo tipo de muñecos y otros regalos imaginables. Desde series de anime, hasta versiones plastificadas de actores o actrices de carne y hueso, pasando por pequeños peluches (los perritos de 'The Dog' son lo que más triunfan) o diminutas maquetas de mechas (robots gigantes). Todo tiene cabida para ser un premio. Lo bueno del asunto es que siempre te toca algo. Y si obtienes un repetido, siempre te queda la opción de intercambiarlo por otro con algún amigo.

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Como siempre, y para mantener la pulcritud japonesa, tenemos al lado de la máquina una cesta donde podemos desechar la bola contenedora. Todo un detalle, estilo japonés. Los gacha-gacha son todo un fenómeno en Japón, y podemos ver máquinas de este tipo no sólo en los salones recreativos, sino también en plena calle. Y los clientes no sólo son jóvenes o niños. Desde ancianos a ejecutivos, pasando por amas de casa se dejan algunas monedas para conseguir el ansiado premio. Japón es diferente.

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Tercera planta (4F): Purikura
Ah… Purikura. Las fotopegatinas de toda la vida, pero llevadas al extremo. Purikura es la abreviación, a la japonesa, de Print Club. Y es una moda que, si bien ha decaído un tanto estos últimos tiempos, parece que está aquí para quedarse. Y eso que sólo causa furor entre las adolescentes. Ellas son el auténtico motor de este negocio. Después del colegio, se reúnen en grupo en estos locales para hacerse las fotos de rigor.

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Las máquinas son auténticos estudios fotográficos, con focos y todo. Las antiguas pantallas tradicionales se han sustituido por pantallas táctiles de alta definición. Y las opciones para decorar nuestras fotos se han multiplicado por mil, sin exagerar. Podemos añadir marcos, letras, efectos estilo 'Photoshop', brillos, hologramas, etc. Toda una maravilla al servicio de nuestra creatividad.

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Los purikura se han sofisticado tanto, que ahora incluyen incluso la posibilidad de disfrazarse de tu personaje favorito (cosplay), o de maquillarse en el caso de las chicas, o fotografiarte con tu actor o actriz favoritos (virtualmente, eso sí). Los salones ofrecen a los usuarios (usuarias, mayormente) de este servicio un carnet de socio con el cual puedes acceder a descuentos, programas de puntos y otras ventajas. Esto sólo puede pasar en Japón, ¿no creéis?

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¿Y qué se hace con estas fotopegatinas? Primero, evidentemente dejar constancia de tu estancia allí, y enganchar una en la máquina en cuestión. Hay cientos de ellas pegadas por todas las máquinas. Incluso los empleados animan a hacerlo una vez ven que alguien sale de la sesión fotográfica. Es una especie de arte urbano alternativo al estilo nipón. Luego viene lo más divertido: intercambiarlas con nuestros amigos y amigas. En las agendas de las japonesas hay por lo menos tres páginas dedicadas a tal menester. En vez de intercambiarse tarjetas de visita, hacen las presentaciones con fotos. Original sí que es. No es extraño recibir peticiones de fotos purikura más recientes debido a la antigüedad de las anteriores.

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Cuarta Planta (5F): Restaurante y máquinas de vending
Después de una maratoniana sesión de juego, o simplemente para reponer fuerzas en medio de una, nada mejor que acercarnos al restaurante de comida rápida de la última planta del complejo. Allí podremos encontrar tanto comida occidental (haburguesas, perritos calientes, crepes), hasta comida japonesa en forma de sushi, o cajas bento de arroz y carne o pescado. También tenemos una amplia carta de bebidas a nuestra disposición ya que, por alguna extraña razón, la sed siempre es la primera que llama a nuestra puerta en estos locales. ¿El aire acondicionado, quizás?

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En este lugar es donde más conversaciones interesantes sobre el mundo del videojuego vamos a escuchar, ya que es frecuentado por auténticos 'magos' del joystick, con ideas propias y criterio a la hora de hablar de esta industria. Toda una delicia descansar escuchando este tipo de conversaciones.

Y bien, aquí acabamos nuestra visita por uno de estos paraísos del entretenimiento electrónico, los 'Game Centers'.

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Como habréis podido comprobar, los centros recreativos de Japón son bastante diferentes a los de occidente. La verdad es que cuando entras en ellos te imbuyes rápidamente en el frenesí de su actividad, sean cuales sean tus gustos a la hora de divertirte. Siempre, como ya he comentado, encontrarás algo que te guste. Y es que en cuanto a entretenimiento, los japoneses llevan la delantera.

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Espero que esta visita virtual haya sido de vuestro agrado y que os haya servido, al menos en parte, para conocer un poco más acerca de la cultura popular japonesa. Éste vuestro anfitrión, el que redacta estas líneas, espera que algún día, cercano o lejano, podamos vernos jugando una partidilla a es máquina a la que le tenemos tantas ganas mientras comentamos la jugada con los amigos, refresco en mano. Os espero.