La República en problemas...

Que KOTOR (a partir de ahora lo denominaremos CDLAR, Caballeros De La Antigua República) fue uno de los títulos de rol más laureados de la temporada 2003/2004 es algo fuera de dudas. No sólo fue el primer título de rol original que veía la luz para Xbox sino que llevó al olimpo de los elegidos a una compañía, Bioware, que no era precisamente una novata en esas lides y cuyo éxito desarrollando títulos para compatibles estaba fuera de toda duda.

Enfrascados ahora en la creación de Jade Empire, la inevitable secuela de CDLAR tenía que caer en otras manos. Los elegidos fueron Obsidian, otra compañía experta en el rol, y que tomando la base del título original nos traen una nueva historia de problemas en la República. Aprieta los cinturones al asiento que entramos en el hiperespacio...

Quedan pocos caballeros jedi en el universo y si alguna persona de la orden resiste en el espacio, el precio que pagan los Sith por su cabeza es totalmente desorbitado. En esto punto aparecemos nosotros, desvanecidos y amnésicos dentro de una base planetaria. Las primeras indagaciones nos revelarán nuestro origen jedi, así como una conspiración para acabar con nuestra vida. Pero no sólo eso, nuestra aparición en la órbita de Peragus II ha causado malestar entre unos colonos ansiosos por cobrar una suculenta recompensa y una rebelión de las máquinas antes dedicadas a los trabajos mineros. Es hora de comenzar a investigar...

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CDLAR 2 utiliza como base el mismo motor que creó Bioware para el primer juego y que, como pudimos comprobar, no era perfecto. Las ralentizaciones eran continuas durante la aventura, sobre todo en las escenas de lucha o en las que aparecía el sable de luz, que exigían mucho más de lo que podía dar. Pues en esta entrega ese problema persiste, incluso aumentado por un framerate que se desestabiliza con demasiada frecuencia. Además, se han sumado un buen número de bugs y efectos que empeoran la situación, como los ocasionales clipping (personajes que traspasan las paredes).

En otro orden de cosas, es nuestra obligación señalar que los escenarios interiores son demasiado parecidos entre sí y, a su vez, con los del título original. El Halcón de Ébano y la base de Peragus son los dos primeros y claros ejemplos de una constante que debería repetirse menos en la ecuación.

A pesar de sus limitaciones técnicas, sobre todo por un engine obsoleto, unas texturas que en su mayoría son de baja calidad y por un modelado de los personajes muy justo, a nivel artístico no se le puede pedir mucho más. Si de algo han sido capaces Bioware ayer y Obsidian hoy es de dotar de vida a un universo muy personal, aunque basado en las obras de George Lucas.

Las localizaciones exteriores, la vida en las calles y plazas, las tabernas de ambiente hostil, las tiendas regentadas por semi-humanoides, los aparcamientos de aeronaves milenarias... gozan de un nivel de realismo y de personalidad al que muy pocos títulos pueden acceder. Cierto es que partir de las bases creadas por Lucas y Bioware es andar sobre seguro, pero no menos cierto resulta que la gente de Obsidian ha sabido continuar con maestría las historias, escenarios, personajes y detalles que tanto amamos de Star Wars.

Otros buenos detalles nos los ofrecen los nuevos efectos añadidos, como la lluvia y la nieve; también los combates con las espadas de luz son tan espectaculares como lo fueron en tiempos de Obi Wan; la recreación facial de los personajes principales, realizadas con trabajo y paciencia y la sincronización labial es perfecta en su lengua original.

Comenzamos la aventura creando un personaje al que debemos dedicar mimo y esfuerzo puesto que nos acompañará durante las, como poco, próximas 40 horas de investigación planetaria. El juego nos permite alumbrarlo de manera automática o bien nos deja trastear con todas las opciones: tipo de jedi, atributos, habilidades, dotes y poderes. Casi todos los valores presentes en la configuración aparecían en el original, aunque se han incluido interesantes poderes jedi que magnifican las distancias entre un ser honrado y un siervo de la oscuridad.

La forma de subir de nivel es también calcada; sumamos puntos realizando acciones, bien sea conversando, luchando, desactivando minas, rompiendo cerraduras o accediendo a sistemas informáticos. Cuando nuestro personaje tiene los suficientes puntos para progresar de nivel, su icono de estado en la pantalla mostrará una flecha, y yendo al menú de opciones (un poco más práctico que el primigenio) subiremos su nivel en los valores que queramos.

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Al igual que en el original serán nuestras acciones y nuestras elecciones en los diálogos las que modificarán la balanza que separa la fina línea que existe entre luz y oscuridad. Se ha visto priorizado el uso de diferentes opciones buenas y malas en las conversaciones y las consecuencias que tienen nuestras palabras en los personajes con los que interactuamos. Esto significa que los diálogos tienen bastante más importancia que en el original por lo que pasar la aventura dando al botón para saltar las líneas de conversación puede hacer que perdamos cierta misión o un nuevo camino que habríamos descubierto estando atentos.

Incluso nuestra querencia hacia uno u otro lado de la balanza hará que los NPCs que nos acompañan en la aventura cambien su alineamiento (si ejercemos sabiamente nuestra influencia), con toda la importancia que esos detalles tienen sobre la línea argumental. A pesar de estas mejoras, CDLAR2 es muy parecido al original y como ocurría en el primer KOTOR en cierto punto del juego comienza a ser previsible y el hilo que sostiene la aventura comienza a deshilvanarse. Lógico si tenemos en cuenta que desarrollar una historia que te mantenga absorto e impertérrito durante 40 horas de juego es una tarea prácticamente imposible.

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El juego posee tres niveles de dificultad que se pueden cambiar en cualquier momento accediendo al menú de opciones; a pesar de ello, los más talluditos en las batallas interestelares encontrarán que no hay raza de la galaxia que pueda con ellos. Una vez conseguido el sable de luz, pocas ocasiones tendrán de vencernos, lo que puede ser un hándicap para aquellos que busquen algo de dificultad.

Nuestra espada de energía posee ciertas mejoras no presentes en el primer título de la serie; en esta ocasión podemos aprender diversas formas que nos servirán para aumentar nuestra ventaja ante situaciones adversas. Las formas son como especialidades, así mientras algunas de ellas son especialmente recomendables para los final bosses (que los hay), otras serán útiles cuando estemos rodeados; unas nos harán más poderosos en la fuerza mientras que otras limitarán nuestras habilidades. Un interesante componente estratégico con el que jugar.

Pero también encontraremos personajes que querrán vivir parte de su aventura con nosotros y que nos acompañarán en el largo viaje. La forma de controlarlos es calcada al original e incluso ciertos problemas que los jugadores encontraron en él no se han resuelto, como la imposibilidad de coger objetos de los NPC que no vayan en nuestro grupo o como tener que acudir a la nave o a un "hot spot" para poder cambiar el ménage a trois. Robots clones de R2 y C3PO, humanos con ciertos rasgos de Han Solo, ancianas con reminiscencias al oráculo de Matrix (Kreia eres nuestra luz), extrañas especies intergalácticas... serán nuestros guías y compañeros. Y a todos los acabaremos queriendo como si fueran nuestros hijos... ¿o no?

Y estas son las mayores virtudes de la obra de Obsidian, quiénes han sabido dotar de suficiente personalidad a los nuevos NPCs y crear una historia que enganche al jugador desde los primeros momentos. Las novedades en los poderes de la fuerza, en la influencia sobre el resto de personajes, en las localizaciones que visitaremos, así como ciertas mejoras jugables hacen de él un título a adquirir por todo amante del rol, de Star Wars o del anterior juego.

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Y ahora que estamos en el aniversario del Quijote unas palabras debo deciros: si no os gusta leer ni lo intentéis. La pasión que provoca esta aventura en forma de videojuego reside fundamentalmente en lo que se dice. Los diálogos son la base del juego y por tanto su lectura es obligada si se quiere disfrutar de todo lo que Los Señores Sith nos ofrece. Que no es poco.

Tan sólo podemos achacarle eso, su parecido con el original, lo que no es poco tratándose de uno de los mejores juegos de rol de los últimos años. Tal vez una mayor dificultad en los combates, un apartado gráfico mas apropiado para los tiempos que corren (o al menos sin tantas ralentizaciones) y el coser algunos flecos de la historia que quedan deshilvanados habría bastado para que fuese tan bueno como el primero. No lo es, pero no anda muy lejos. Así que ya sabes: si disfrutaste del primer CDLAR, este volverá a engancharte; si por el contrario su estilo de juego no te gustó en su momento, raro sería que éste lo hiciera. Pero es lo que tienen los grandes juegos: hay que probarlos para poder opinar.

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