Mejor fugitivo que condenado a jugar a esto...

Vamos a empezar este análisis de una forma poco usual y es pidiendo perdón a todos aquellos que han acabado comprando este videojuego al no encontrar un análisis publicado en fecha en MeriStation. Lo cierto es que nos hemos despistado y este título ha pasado discretamente por la redacción sin que nadie le echase el guante, y ahora, un par de meses después de su lanzamiento en la pasada campaña navideña, nos hemos puesto con él.

Y es que Most Wanted, en el mercado americano Fugitive Hunter: War on Terror -lo recordaréis por la repercusión que tuvo al ser anunciado en un momento especialmente sensible con varios de los terroristas inclídos-, es uno de los peores juegos de todo el catálogo de FPS de PlayStation 2, por no decir el peor. De hecho Black Ops, autores de entre otros de videojuegos como Terminator 3: Rise of the Machines, The X-Files: Resist or Serve o Street Hoops, deberían aparecer en la lista que da nombre al título, junto a Saddam, Osama y el Mullah Omar.

Most Wanted es un videojuego de acción en primera persona con incursiones en la lucha 2D que nos pone en el papel del teniente Jake Server, de la unidad CIFR, cuyo trabajo es perseguir y capturar criminales fugitivos. A lo largo de 12 misiones esa será nuestra faena visitando diferentes rincones del mundo como Afganistán, Miami, Utah, París o el Caribe. Si estuviéramos en los USA, esto podría tener un aliciente especial, pero viviendo en España, con nuestra realidad riminal, ir tras los pasos de Jamal Richardson, Charles Marcus, Armando Rojas o Lucas Benjamin Aker, por muy terroristas, violadores y asesinos que sean, no produce motivación especial -excluyendo a los islámicos-.

Gráficamente el juego es desastroso. A nivel de texturas y carga poligonal podríamos apostar a que delante tenemos un título de la generación pasada. Juzgad por las pantallas, y creednos, Most Wanted sale favorecido en ellas. Los personajes tienen un movimiento irreal, de autómata, en todas sus acciones, incluso al desplomarse al suelo después de ser abatidos. De todos los escenarios que contiene el título, el más vergonzoso técnicamente es Afganistán, donde realizamos la primera incursión. Sólo existe el camino que tenemos delante, el fondo propiamente dicho, no existe.

Los objetivos de las misiones son bien claros, detener al fugitivo, y para ello sólo hay un camino, aniquilar a sus decenas de acólitos mientras le perseguimos hasta que finalmente sólo quedemos él y nosotros, con nuestras inconfundibles gafas de sol que portamos aún en plena madrugada. Una vez estamos frente a frente con el enemigo final -o con alguno de sus secuaces que nos cierra el paso-, un modo lucha 2D al más puro estilo Street Fighter aparece. Y si, nos referimos a la recreativa original del año 87 que ya en esa época mostraba más variedad de lo que hace este tipo de nivel en Most Wanted.

A nivel de armamento se ha dotado muy bien al protagonista, no sea que lo tengamos difícil a lo largo del juego y por un casual el mal triunfe sobre las barras y estrellas, mas que por méritos própios por deméritos de estas precarias IA que tienen los enemigos. Pistolas de dárdos, Rfiles AKS-74, lanzallamas, lanzacohetes, recortadas, rifles de asalto y francotirador. Lo clásico e imprescindible que no puede faltar en un shooter, pero poco más.

Si conseguís sobrevivir al impacto -nunca mejor dicho- de sus gráficos, cosa poca probable, la conjunción letal que forman la linealidad de sus misiones y el control incontrolable e hipersensible, junto a la nula IA, acabará por haceros fugitivos de este juego y poner un power off de por medio. Triste, pero es así.

l  o    m  e  j  o  r

l  o    p  e  o  r