TOCA Race Driver 2: The Ultimate Racing Simulator
- PlataformaXBX8.5PS28.8
- GéneroConducción
- DesarrolladorCodemasters
- Lanzamiento26/04/2004 (XBX)15/10/2004 (PS2)
- EditorCodemasters
TOCA Race Driver 2
Toca Race Driver 2 llega por fin a PS2. El simulador de conducción más aclamado para Xbox y PC se incorpora a la negra de Sony con algo de retraso. Es el momento de comprobar si la espera ha merecido la pena.
Del juego anterior al que nos ocupa, Toca Pro Race Driver, se habló más antes de salir que después. Aquel juego trajo importantes innovaciones, no sólo a la saga que continuaba, sino al género de los simuladores deportivos en general. La novedad que más repercusión tuvo, aunque no necesariamente la más importante, fue la inclusión de una historia entre carrera y carrera que servía para implicar más al jugador. Las aventuras del piloto Ryan McKane, tratando de salir de la sombra de su padre y su hermano haciéndose un nombre propio como piloto, servían como hilo conductor del 'modo historia'.
No era ésta la innovación más importante, como digo. El juego te mantenía informado durante la carrera por audio, simulando la conexión por radio con boxes, por ejemplo. Pero lo más original era cómo se había estructurado el sistema de juego para simular una carrera de piloto profesional. Al empezar cada temporada se presentaban al jugador ofertas de empleo de varios equipos con objetivos de temporada distintos. Así, en ocasiones el objetivo era puntuar en todas las carreras, o quedar por delante de un piloto o escudería en particular.
Ganar no siempre era la única opción, y la estrategia de carrera se incorporaba así al simulador. El primer Pro Race Driver no acabó de cuajar, sin embargo. La competición en la que se centraba no es demasiado popular, y las carreras podían acabar por hacerse repetitivas para el jugador medio. Con el tiempo, se ha convertido en un clásico de culto. Su secuela ha decidido apuntar al un público más amplio esta vez, acercándose a los más populares, y esto tiene cosas buenas y malas.
Y es que nuestro piloto sin nombre tiene problemas de dinero y de patrocinadores, de modo que tendrá que competir en carreras un tanto extravagantes antes de lograr llegar al Masters Grand Prix (un trasunto de la fórmula 1). Así, la narración nos llevará por carreras de Super Trucks, Formula Ford, campeonatos de marcas o de deportivos, e incluso rallies. 15 deportes del motor representados en total.
En cuanto al suelo, correremos sobre varios tipos de asfalto, grava e incluso nieve, con agarres muy diferentes. Si acaso, la grava se hace excesivamente blanda, y la suspensión de los coches de rally un poco extraña, ya que planean en exceso y botan demasiado. Todo perdonado, sin embargo, porque el motor permite absolutamente cualquier cosa. Saltos y vuelcos no están trampeados. Todo depende de las fuerzas aplicadas al coche en cada momento. Se han añadido baches a los circuitos, de modo que la dureza de la suspensión es un factor más importante que en la mayoría de los juegos, donde el asfalto es absolutamente perfecto y los que los pianos son la única superficie que hace trabajar de verdad a los amortiguadores. Hay que tener en cuenta también los cambios de rasante a la hora de frenar, porque pisar a fondo cuando el coche está a punto de despegar puede ser catastrófico.
Y gracias a que los circuitos son reales (igual que los coches), hay multitud de ocasiones para probar cada uno de los detalles de la simulación en curvas que los aficionados serios a los simuladores reconocerán enseguida. TOCA Race Driver 2 también es bastante realista en cuanto a los desperfectos en el coche. Es fácil tocarse en las carreras con más tráfico, y el coche se deformará en consecuencia, aunque algún polígono se sale a veces de madre y deja arrugas un poco extrañas. Los daños sufridos podrán dejarnos fuera de la carrera, así que nadie tendrá tentaciones de apurar frenadas a base de utilizar a los rivales como quitamiedos. Es interesante que éste es otro factor que cambia en cada vehículo.
Los coches con ruedas descubiertas son frágiles. Es muy fácil romper y perder una rueda. También puede ocurrir que nos enganchemos con el contrario y acabemos estrellándonos contra un muro. Con un coche que lleve los neumáticos protegidos, sin embargo, tendremos mucho más margen. El motor y la transmisión probablemente sufrirán más en los choques que los neumáticos, así que podemos permitirnos alguna que otra licencia al adelantar. Porque, eso sí, no hay reglamentos, y nadie nos va a sancionar si provocamos un accidente y logramos salir indemnes. Lo que ha perdido realismo son las configuraciones del coche.
Éste es otro factor simplificado desde el primer Pro Race Driver, ya que, por algún motivo, ha desaparecido la posibilidad de configurar el coche antes de cada carrera del modo historia. Es una ausencia sorprendente, porque la posibilidad sí se da en otros modos de juego, y es bastante completa. Aunque más simple que la de la primera parte, las simplificaciones vienen sobre todo de unir ajustes que suelen ser siempre iguales para reducir el número de pulsaciones. Sí se puede configurar en cualquier momento la precisión de la simulación. Podemos jugar con marchas automáticas, semiautomáticas o manuales con embrague, y también cambiar la habilidad de la inteligencia artificial.
Si tenemos un buen volante y mucha maña podemos decidirnos por el modo 'simulador profesional', que nos obligará a ser extremadamente precisos en las aceleraciones y deceleraciones para evitar derrapes. El propio juego recomienda no usar este modo de juego con un pad, y por buenos motivos. Las opciones disponibles permiten llevar el juego desde un nivel medio, o medio-alto hasta la simulación de conducción más realista, que apasionará a los expertos. Todo esto hace que conducir cualquiera de los vehículos que se incluyen en el juego (unos 50) sea una completa gozada, y pasar de uno a otro comprobando los diferentes estilos de conducción aún más. La única pega que encontrarán algunos jugadores a la representación de las carreras son las cámaras.
Es casi más divertido que ganar, os lo aseguro, porque la inteligencia artificial es magnífica. El juego nunca hará trampas, y la manera de avanzar o perder puestos es arañar décimas en cada curva o confiarse y perder ritmo. El tráfico es un elemento interesante de todas las carreras que la mayoría de los juegos no son capaces de representar, obligándonos a ganar en tres vueltas y haciendo que correr por una carretera vacía sea la imagen habitual. Eso se acabó. Ahora se trata de colocarse bien, ganar un puesto o dos en la salida y buscar los sitios apropiados para adelantar. Incluso en carreras largas habrá alguna parada obligatoria en boxes, lo que añade aún más estrategia.
Podemos entrar tarde y aprovechar la ausencia de rivales para correr más pero, si somos de los que vivimos del rebufo y corremos mejor con una liebre por delante, tal vez entrar rápido sea la mejor opción. La duración de la parada es configurable. Los mecánicos arreglarán cualquier desperfecto del coche, pero cuanto más trabajo tengan que hacer más tardarán. Otro motivo para modificar la estrategia y entrar antes o después de lo planeado. La radio del primer juego también sigue ahí. De hecho, se pueden apagar los contadores de vueltas y de posición, que se antojan excesivamente grandes, y seguir estando informado por radio de cuántas vueltas quedan para acabar o para entrar en boxes, así como de la posición en la que vamos y de qué pilotos van por delante o por detrás de nosotros.
El modo historia es bastante largo, y lleva tiempo terminarlo, para empezar por el número de carreras, aunque la curva de dificultad también está bien medida y crece gradualmente. El argumento es poco relevante, pero entretiene entre carrera y carrera, y proporciona una agradable sensación de recompensa por haber logrado nuestros objetivos. Como el protagonista es, básicamente, un cascarón vacío, el poco conflicto que hay en la historia se dará entre los personajes secundarios. Pero el juego está pensado para tener una vida larga. Incluso tras acabar el modo historia tenemos mucho que hacer con las carreras libres.
No sólo podemos ajustar todos los parámetros de cada carrera, incluida, esta vez sí, la configuración del coche; también es posible diseñar un torneo por puntos de varias carreras. Sólo tenemos que seleccionar varios circuitos de los que se ofertan para cada tipo de coche y el número de rivales. Por cierto, una de las pocas modificaciones del juego desde sus otras versiones es la oferta de más circuitos para cada coche, de modo que podemos llevarnos los deportivos a circuitos de grava o tierra para ver qué pasa, si queremos.
Los demás presentan a veces un aspecto ligeramente mate, dándoles una impresión de cartón piedra bastante molesta. Es una pena, porque éste es, como hemos dicho, un juego en el que los puestos medios son habituales, y estaremos viendo a los demás coches mucho tiempo. No tendrían que haber parecido cochecitos de juguete bajo ninguna circunstancia. Existen otros defectos gráficos, como el abuso de sprites en los escenarios o las ruedas planas y simplonas de muchos coches. También llama la atención la desaparición, muy cerca de la cámara, de algunos pianos o detalles del circuito. Lo cierto es que la versión de PS2 ha perdido parte de la impresión de lujo gráfico que daban sus hermanas mayores.
Se nota que Codemasters ha tirado de cada truco conocido para sacar velocidad y conseguir que el juego no pierda fotogramas en ningún momento. Sólo en las arrancadas del modo de pantalla partida se puede apreciar algún esfuerzo excesivo que no resulta molesto. La sensación de velocidad y la fluidez de manejo no se ven afectadas. El sonido sí que sigue siendo el mismo. Pro Race Driver 2 tira por la simulación pura en este aspecto. Aparte de las melodías de los menús, que sólo son funcionales, no hay música en carrera. No la hay porque oír lo que nos van diciendo por radio es esencial, y porque oír el motor rugiendo es tan agradable como siempre. Incluso en los videos se apuesta por meter sonido ambiente, lo que nos introduce en la situación de una forma estupenda. Aún así sigue siendo una simplificación de lo ya visto. En el primer juego la música de los menús salía de una radio que el protagonista tenía en su oficina, y las pantallas de configuración del coche estaban adornadas con el ruido de los mecánicos trabajando.
Con Toca Race Driver 2 no ha llegado un rival para los otros simuladores realistas de conducción, ha llegado un complemento, un juego cuyo lugar en la estantería está al lado de su competencia. La demostración de que se pueden hacer las cosas bien de forma diferente. En definitiva, Toca Race Driver 2 es una de las mejores opciones para los aficionados a la simulación, aunque sin aportar mejoras apreciables a las versiones ya disponibles de PC y Xbox. Si puedes hacerte con una de ellas, tal vez el añadido de un solo circuito no baste para que te decidas por la que analizamos aquí. Si te gustan los simuladores de conducción y sólo tienes una PS2, éste es tu juego.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.