Muscu-muscu-muscu-musculman!

Prácticamente solo la cadena privada italiana Telecinco rivalizó con estas emisiones, gracias sobretodo a Campeones, con Oliver y Benji, y a Saint Seiya (Caballeros del Zodiaco), serie que goza todavía de un buen número de incondicionales seguidores y de la que se están preparando nuevos capítulos a día de hoy para su salida al mercado. Es obvio que ninguna de ellas fueron pioneras, pero creo que nadie puede dudar de su impacto en el share español y merecen su reconocimiento.

El panorama actual, 10-15 ó 20 años después, apenas ha cambiado. Es decir, las fórmulas de éxito se repiten en antena con mayor o menor fortuna; TV Tokyo está emitiendo en Japón cada miércoles la serie Naruto, cuyo esquema recuerda a Dragon Ball (grupo amigos, lucha con malos cada vez más fuertes, malos se hacen buenos, etc.) y Full Metal Alchemist presenta un esquema cerrado de 52 episodios con mucha carga argumental que también tiene su propio videojuego.

Y el caso que nos ocupa, el de la historia del luchador de lucha libre Musculator (o Muscleman o Kinnikuman, cualquiera vale) no es distinta. Para poneros un ejemplo, si cogiéramos Dragon Ball y lo mezcláramos con aquel mítico 'Pressing Catch' que emitían hace años, lo agitáramos en una coctelera y lo pusiéramos en antena, obtendríamos algo muy muy cercano a lo que representó y fue la serie de dibujos animados. Y obviamente el videojuego le honra a la perfección.

Ultimate Muscle: Legends vs New Generations contiene muchas CG de la serie original, aunque hay también buena parte de los luchadores que nos son desconocidos ya que aquí no se emitió la segunda parte. Además, aunque existe la versión inglesa, nos hemos tenido que conformar con jugar la japonesa, aunque en ambas nos consta que se han mantenido los mismos actores de doblaje, el mismo ritmo de conversación y el mismo espíritu. Buena señal.

Tampoco brilla excesivamente la presencia de sofisticadas texturas en los protagonistas, sino que más bien aparecen más sosos de lo deseado. Sin embargo eso se compensa con el excelente trabajo a la hora de plasmar su diseño, perfectamente fiel a la realidad de la serie y muy superior a otras conversiones de otros títulos que hemos podido ver en el mercado. Se puede decir que Robin de las Estrellas (tal y como se le conocía aquí) se parece mucho más a Robin de lo imaginado en un principio.

Mención aparte reciben las cutscenes que van apareciendo mientras se desarrolla el argumento del juego, así como cuando realizamos un ataque especial de nivel 3. Musculman ejecuta una de las 48 técnicas mortales a la perfección y el resto de rivales y compañeros también se desviven por realizar los más acrobáticos saltos, las presas más espectaculares y los lanzamientos más impresionantes jamás vistos en un ring de lucha libre.

Acerca del sonido poco puedo decir, la verdad. Todos los diálogos a los que hemos tenido acceso son en un perfecto japonés y en raras ocasiones se entiende algo de las conversaciones entre Muscleman y Kid Muscle o entre los carismáticos presentadores que están presentes durante todas las retransmisiones de la Liga Muscle. Las melodías, sin embargo, son las mismas que se pudieron disfrutar durante la serie.

En cualquier caso, el juego premia básicamente 2 acciones: la primera es claramente la iniciativa. Al igual que el pensamiento popular de buena parte de la población, lo más importante es pegar primero. Ya se sabe que quién golpea primero golpea dos veces, y aquí esto no solo no es excepción sino que es la tónica a seguir. Hay que pegar primero y más rápido que el rival para obtener una ventaja que poder aprovechar con una buena presa.

Lo segundo más importante del juego es el nivel de dominio que requiere para llevar a buen término un combate. Generalmente para terminar un juego normal no es imprescindible dominarlo a la perfección, sino que basta con saberlo jugar bastante. En este caso, aprender al dedillo no ya los movimientos sino cuando ejecutarlos es absolutamente vital para evitar ver drenada nuestra barra de energía de forma indeseadamente rápida.

Todo ello hace que, junto a la linealidad del modo historia (que aunque no se entienda, siempre es el mismo) la experiencia para un solo jugador se vea bastante mermada. Todo cambia en cuanto conectamos 3 mandos más a la NGC y se añaden otros tantos compañeros para disputar una partida 2 contra 2 o un todos contra todos. El ratio de botones/segundo pulsados alcanzará cotas casi nunca vistas en vuestra consola.

Conforme vamos recibiendo impactos y realizando combos (aunque al principio hay bastante más de lo primero que de lo segundo), se va rellenando un marcador especial que refleja el nivel de ataques extraordinarios que podemos realizar, mediante combinaciones de movimientos del analógico y los botones. Algunas son verdaderamente tremendas, como el Viento-Bosque-Fuego-Montaña de Musculator o el Asalto Definitivo de Blockman. En cualquier caso, todas ellas son bastante dañinas.

Una vez hayamos conseguido dominar la esencia del juego, podremos desbloquear los 10 personajes extra que hay incluidos, para hacer el total de 30. En realidad, los fans de la vieja serie verán cumplidos sus deseos: Musculator, Musculator el grande, Kid Muscle, Terryman, Robin de las Estrellas, Jerónimo, Búfalo, Blockman, el Hombre de Arena, el MenjaTallarines (ignoro su nombre en castellano)… y además todos los malos malosos de la nueva y la vieja escuela.

También existe la posibilidad de crear nuestro propio personaje partiendo de 0 a través de un muy simple editor que trae el juego o adquirir figuritas a partir de las monedas que vamos ganando conforme progresamos. Es decir, el juego tiene motivos para que le dediquemos más de un par de horas, aunque insisto en que llegar a dominarlo nos va a costar bastante más que con la mayoría del resto de los juegos.