Perimeter, Impresiones (PC)

El género que mejor le sienta al PC, y que más éxito tiene desde sus inicios, es la estrategia en tiempo real, en parte por las grandes posibilidades online que ofrece a sus usuarios que alargan la vida de estos títulos hasta límites insospechados.

Buenos ejemplos son los Age of Empires o Starcraft, juegos que soportan el paso de los años con dignidad tras haberse hecho rápidamente un hueco en el corazón de los jugadores, quienes, a pesar de tener a su disposición numerosos títulos más actuales, continúan disfrutando de las excelencias de esos clásicos. Y es que la estrategia en tiempo real es un género en el que muchos lo intentan, pero pocos triunfan.

Con esto en mente, Codemasters quiso revolucionar el género y se puso manos a la obra en su nuevo juego, Perimeter. Un juego al que sus creadores intentan enviar a lo más alto de las preferencias de los aficionados, partiendo de un gran número de elementos novedosos junto a las técnicas gráficas más actuales. Pero, ¿lo logrará o se quedará a medio camino como otros tantos títulos?

Primeras sensaciones

Desde los primeros compases del juego, el usuario percibe reminiscencias del anteriormente mencionado Starcraft. Ya no sólo por la ambientación futurista del título, sino por el sistema de menús, muy parecidos al del juego de Blizzard, y el aspecto gráfico, que presenta algunos diseños y un estilo similares al ya clásico del género.

Sin embargo, esa sensación se va disipando poco a poco tras varias partidas. A pesar de que el "aire Starcraft" seguirá presente, lo que es el juego en sí varía lo suficiente para que exista una más que evidente diferencia entre ambos títulos.

Legado, contamos contigo

Perimeter es un juego de ambientación futurista que se sitúa en otra dimensión en la que una serie de planetas se encuentras unidos entre sí como si de una cadena de ADN se tratase. Estos planetas están sufriendo la amenaza de una raza de insectos, los Scourge, haciendo la vida imposible sobre sus superficies y en algunos casos llegándose a la destrucción del planeta.

El jugador se meterá en la piel del Legado, un gran líder y estratega, a quien se le encomienda la labor de acabar con la amenaza de los Scourge, mientras se preocupa de la supervivencia de su raza. La meta del juego no es otra que llegar al final de la cadena de planetas, donde se encuentra la llave para solucionar la crisis, para alcanzar la paz en este universo tan particular.

Manos a la obra

Al empezar la primera partida en el modo Campaña, el jugador se ve inmerso de lleno en un tutorial, sin más explicaciones. Poco a poco, según se avanza a lo largo de los numerosos planetas que componen el juego, se irán desvelando los detalles de una historia que, como no podía ser menos, se complicará según transcurren las misiones, con la aparición de más razas.

El elemento más importante a disposición del jugador es la nave. En ella viaja toda la población de la raza que debes defender, y es esencial que al terminar el escenario siga entera, además de cumplir los objetivos que se fijen para cada misión. La nave posee una movilidad total, el usuario puede llevarla a donde quiera, o fijarla al suelo, según lo que convenga en cada situación. Alrededor de esta se irán desarrollando las clásicas estructuras secundarias, como fuentes de energía, cuarteles para la creación de unidades o laboratorios para el estudio de nuevas armas y defensas.

Y tras seguir en el tutorial los pasos sobre las bases del juego, y la explicación sobre la importancia de la nave, el jugador entra en contacto por primera vez con uno de los elementos novedosos que aporta el juego: la terraformación.

Terraformación y perímetro

Poder modificar el escenario según lo que convenga al jugador. En eso consiste la terraformación. El usuario tiene poder total para convertir el terreno en lo que le convenga, ya sea elevando zonas irregulares o reduciendo montañas a llanuras. Se trata de una opción básica, realizada por los "generales de brigada" que tiene a su disposición la nave. La otra unidad que proporciona la nave son los "constructores", que se encargan de la creación de estructuras.

Una vez moldeado el terreno que rodea a la nave, el siguiente paso es conseguir energía. La nave tiene una determinada energía (lo normal es 10.000 de energía) y cada vez que se construye algo se va gastando. Para ello, se deben construir generadores de energía, que la recargarán a medida que se va consumiendo. Además, estos generadores pueden desplegar un campo defensivo a su alrededor totalmente inquebrantable para los enemigos. Pero cuando está desplegado el campo, más rápido disminuye la energía de la que se dispone, y cuantos más campos defensivos se desplieguen al mismo tiempo la velocidad de desgaste aumentará, por lo que el jugador debe andarse con ojo para evitar quedarse sin energía demasiado pronto.

Y son esos campos de energía los que componen el otro elemento característico del juego, que además le da el nombre: el perímetro. Cuando las condiciones sean óptimas, con un número de generadores determinado y las estructuras necesarias, la nave carga una espiral, la cual al estar llena permitirá al jugador desplegar el perímetro, un campo defensivo demoledor.

Unidades de ataque

A diferencia de otros juegos en los que se pueden crear unidades independientemente, en Perimeter siempre se debe ir "evolucionando". Se crea la unidad básica, ya sean nanotécnicos, nanosoldados o nanooficiales. Al llegar a determinado número, y con los laboratorios y estudios requeridos (que se indican en pantalla), se irán generando unidades superiores. Por ejemplo, para crear un Francotirador son necesarios un laboratorio base nivel 1 y tres oficiales, o para conseguir un Interceptor se deberá tener un laboratorio de misiles nivel 2, un laboratorio Anrigrav nivel 1, seis soldados y cuatro oficiales. Así se van consiguiendo unidades cada vez más potentes y efectivas.

Es un sistema extraño y al que cuesta habituarse, haciendo muy difícil crear un buen frente de ataque. Esto es síntoma de que a diferencia de otros títulos, en Perimeter la base es la defensa y no el ataque, ya que las unidades de defensa son más numerosas y efectivas, además de contar con el famoso perímetro y las barreras defensivas de los generadores, totalmente imposibles de traspasar por las unidades hostiles.

Escenarios

El objetivo del juego es cumplir las misiones encomendadas en cada planeta y llegar al final de la cadena planetaria. Así, Perimeter sitúa al usuario en diversos planetas de características diferentes, algunos llanos, otros montañosos, con volcanes, etc. Algunos planetas se encuentran ya abandonados y en otros se encuentran restos de los antiguos habitantes.

Son interesantes los escenarios que se van destruyendo según pasa el tiempo, planetas que están camino a la destrucción y de los que el jugador debe escapar antes de asistir a la destrucción de su nave.

La gran amenaza de la mayoría de los planetas son los Scourge, de los que habrá que defenderse en más de una ocasión, y en ciertos casos atacarles para conseguir mayor seguridad para nuestra nave. Tampoco faltarán enfrentamientos con otras razas que tienen planes menos honestos que el Legado.

Razas y modo batalla

Aparte de la raza amenazante de los Scourge, el juego presenta otras tres razas en este universo sobre las que se tiene control durante la labor como Legado. Se trata de Empire, Exodus y Harkbackhood. Presentan bastantes similitudes entre ellas, diferenciándose tan sólo por la nave que utiliza cada una de ellas y por ciertas estructuras y unidades.

En el modo batalla, un clásico dentro de este tipo de juegos, se puede elegir la raza con la que jugar entre esas tres, pero nunca a los Scourge. Se permite la participación simultánea de hasta cuatro jugadores en este modo, ya sean humanos o controlados por la máquina. El objetivo es conseguir la supremacía del escenario elegido derrotando a las demás razas que entraron en la contienda.

Gráficos

Perimeter presenta unos escenarios en perfectas 3D, donde el usuario goza de total libertad para mover la cámara, pudiendo acercarse a la acción, alejarse o girarla a antojo. Los escenarios poseen unas buenas texturas, aunque de vez en cuando muestran unas leves pixelaciones en montañas, algo que seguramente se pulirá para la versión final.

En rasgos generales, el juego cuenta con un buen nivel gráfico, aunque aquí hay un "pero" que ponerle. La nave que es la base de la raza del jugador tiene un tamaño considerable, y dentro de ella viajan cientos de miles de habitantes. Siendo fieles a la perspectiva, el resto de estructuras son mucho más pequeñas, algo que se acentúa cuando hablamos de las unidades de ataque, que en su estado más básico son apenas un punto en la pantalla al que se le pierde de vista con facilidad.

Como además se unen en un único elemento, se tengan las unidades que se tengan, tampoco se pueden localizar por multitud. El único modo de controlarlas con un mínimo de comodidad consiste en acercar la cámara el máximo a la acción, algo que por contra resulta tremendamente incómodo para observar la situación y controlar la nave y demás estructuras de las que dispongamos.

Sonido

Las melodías cumplen bien con su cometido, aunque tampoco vayan a hacer historia. Sin embargo, los FX son muy buenos, como los disparos de los francotiradores o la activación de los escudos defensivos. El doblaje del juego se mantiene dentro del nivel habitual en este tipo de juegos, con algunos detalles de calidad en los diálogos.

¿Qué nos vamos a encontrar?

A pesar de que quedan muchos puntos por pulir, Perimeter presenta una original apuesta dentro de un género tan concurrido como es el de la estrategia en tiempo real. Pero si Codemasters quiere que el juego sea inolvidable debe trabajar un poco más en el título, sobre todo en el apartado gráfico.

El sistema de juego es extraño al principio, pero con las partidas el jugador se va acostumbrando a él sin problemas. La versión final de Perimeter estará en las tiendas el 24 de Mayo. Hasta entonces, los aficionados a este género deberán esperar impacientes un juego que seguramente tendrá una buena legión de seguidores.