¿Mejor tarde que nunca?

g  r  á  f  i  c  o  s
Como comentábamos anteriormente, la base del juego es mixta, y combina Cel Shading para los personajes y técnicas 3D stándar junto al estilo de dibujo animado para los escenarios. La combinación es bastante buena y la sensación es estar dentro de un corto de la saga, pero totalmente interactivo y no prefijado, como ocurría anteriormente. Los diseños siguen siendo tan expresivos como siempre, y el mismísimo maestro Bluth se ha encargado de diseñar parte de las animaciones con el paso a las 3D de sus muchachos.

Se han utilizado secuencias de video originales y también se han creado otras nuevas, pero realmente cuesta distinguir cuales pertenecen a los 80 y cuales han sido nuevas, si no se es un jugón seguidor de la saga. Por ejemplo, la secuencia de presentación, es nueva. Respecto al colorido, decir que nos parece acertado, nada de mazmorras oscuras, si no coloristas y con todo detalle a la vista. Los escenarios están todos inspirados en las mazmorras originales del castillo de Singe, pero en 3D y poligonales, por lo que no dudaremos en reconocer construcciones.

s  o  n  i  d  o
El sonido es claro y organizado. Algunos de los efectos de sonido se han resampleado y otros se han aprovechado del original, lo mismo para las voces, que como puede verse en el making of, algunas se han regrabado, pero mantiendo una casi exactitud con las originales. Incluso la voz de Dirk sigue siendo tan tan tan expresiva y tan dispar, lo mismo transmitiendo tranquilidad y control que en plan adolescente asustada. La música es orquestal y en la banda sonora se incluyen temas y melodías clásicas que casi nos arrancará una lágrima escuchar.

j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d
El paso a las 3D no ha sido afortunado en este punto y es lo peor de Dragon's Lair 3D. El planteamiento no es nada malo, ya que está construido como un juego de plataformas, acción y dosis de exploración en 3D, pero la forma en que ha sido plasmado, es verdaderamente lamentable. El control del personaje es inestable, rápido e impreciso y la cámara, tres cuartos de lo mismo, que molesta más que otra cosa, y a pesar de poder controlarse el enfoque, siempre nos da una perspectiva molesta.

Y es que muchas cosas han cambiado a nivel jugable en este Dragon's Lair. Ahora Dirk puede ir recogiendo objetos y nuevas armas, como la ballesta y los 3 tipos de flechas que aparecen. En nuestra exploración del castillo del dragón Singe toma un papel fundamental el amuleto de Daphne, que Dirk lleva encima y que es su vía para comunicarse con ella, aunque también hay otros muchos objetos, algunos más ordinarios como llaves, oro, Orbes y otros más especiales como partes anatómicas de dragón  (alas, escamas u ojos) que nos darán poderes epeciales.

En nuestro camino hacia la cámara de Singe, que custodia el paso a la morada de Mordoc tenemos 250 salas donde se hospedarán los clásicos enemigos de la saga; el rey lagarto, los giddy goons, los murciélagos, las armaduras, el caballo mecánico o bolas gigantes tras nosotros. Además de saltar y combatir, en algunos momentos habrá que usar el coco para resolver puzzles, pero son ridículamente sencillos, de mero trámite. Y aqui es donde encontramos otro de los problemas, que el juego se vuelve muy lineal, monotonía que se rompe con las esporádicas luchas contra los jefes finales, muy logradas en ambientación.

  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n

Tremendo clásico, versionado en unas 3D bien plasmadas a la nueva generación de consolas. Una pena que, por una vez que Dragon's Lair es más jugable que presionar el boton en el momento justo y en la dirección acertada, nos encontremos con esto. Bastante monótono, aburrido más bien, limitado y corto, defectos que echan por tierra una buena factura gráfica donde el cel shading demuestra una vez más su versatilidad, al ser combinado con entornos poligonales. Don Bluth puede estar satisfecho con esta nueva versión, 20 años después -o eso dice en las entrevistas que incluye el juego-, aunque nosotros, personalmente, y teniendo en cuenta nuestro cariño por Dirk y cia, lo que estamos es desencantados.

 l  o    m  e  j  o  r