Aventuras en 3D...

Broken Sword es una saga con solera. Desde su primera aparición, George Stobbart y Nico Collard se hicieron un hueco en nuestro corazón aventurero. Ahora vuelven totalmente renovados para dar el salto a las 3D.

Broken Sword es uno de esos juegos que llegan en el momento justo con la fórmula ideal. Cuando Charles Cecil, director de Revolution Software, desarrolló el primero de los Broken Sword quizás no pensó en el gran éxito que alcanzaría posteriormente. Pero en el momento que George y Nico entraron en el mundo de los videojuegos todo el mundo supo que Broken Sword sería el encargado de empujar el moribundo escaparate de las aventuras gráficas.

Una historia interesante, personajes con carisma, humor y puzzles enreversados, difíciles, pero endiabladamente lógicos le hicieron triunfar entre el público  la crítica. Después llegaría Broken Sword II para seguir proporcionando maná a los fans de las aventuras gráficas con más de lo mismo.

Hoy llega a nuestras consolas Broken Sword: El Sueño del Dragón, completamente renovado a nivel técnico y con importantes cambios y novedades en su planteamiento y desarrollo. Algunos piensan que si algo funciona lo mejor es no tocar nada, pero otros opinan que lo que no evoluciona muere. En esta difícil situación encontramos a la tercera parte de la saga Broken Sword, una aventura gráfica con toques de plataformas y aventura de acción, con puzzles mezclándose con saltos y peleas. ¿Funcionará? Ahora lo veremos.

En Broken Sword: Las Fuerzas del Mal, George y Nico vuelven a juntarse para resolver otro misterio. De nuevo los Neo-Templarios intentan hacer de las suyas y dominar el mundo. En esta nueva aventura, nuestros protagonistas recorren el mundo desde el Caribe a Londres o París, en busca de un extraño artefacto que podría causar muchos daños si cae en malas manos.

Pero ambos parecen destinados a no vivir tranquilos. El avión de Stobbart se estrella en el Congo, lo que le lleva a presenciar el asesinato del científico al que iba a conocer. Por su parte Nico encuentra muerto al hacker informático al que debía entrevistar y todos los indicios indican que fue ella quien le mató. Ambos están inmersos en algo más grande de lo que esperaban, algo capaz de acabar con el mundo tal y como lo conocemos.

Por el camino, nuestros protagonistas visitarán diferentes partes del mundo, como París, Glastonbury en Inglaterra, el Congo, Praga o Egipto. Por el camino se encontrarán a viejos conocidos como André Lobineau y conocerán a nuevos enemigos. El Sueño del Dragón debe ser respetado, y nuestra aventurera pareja se encargará de ello.

El resultado obtenido en este cambio de perspectiva es extraño. Tenemos momentos de gran acierto y momentos en los que creemos estar viendo un juego de hace años. Los escenarios son amplios y bien definidos, con muchos objetos y un alto detalle, pero en algunos momentos los encontramos demasiado cúbicos, como si estuvieran construidos con prismas encajados.

Las cámaras son fijas y no podremos moverlas para buscar un mejor ángulo, lo que en algunos momentos es un grave problema. Tal vez sea con la intención de hacer un juego más cinematográfico, pero tener que mover a George para colocarlo en la posición ideal mientraa la cámara se mueve a su antojo puede resultar un auténtico engorro.

En el caso de los modelos también encontramos esta dualidad. Los modelados adolecen de cierta carencia de polígonos, pero están bien animados y conservan el aspecto cartoon de las dos primeras entregas. La mayor parte de las escenas cinemáticas están creadas con el motor del juego por lo que tienen los mismos defectos y virtudes. En definitiva, aunque el apartado gráfico no pasará a la historia de los videojuegos, cumple con creces su objetivo.

La banda sonora está muy conseguida y sus acordes nos acompañarán durante toda la aventura. Los efectos sonoros juegan un papel totalmente secundario. Estos efectos suelen acompañar las acciones de nuestros personajes y suelen ser mero acompañamiento de fondo para las conversaciones o acciones. Pasan totalmente desapercibidos, cumpliendo su función y nada más.

La desaparición del puntero del ratón provoca un cambio radical en la manera de tratar con el entorno de juego. Mientras que en las aventuras gráficas clásicas el reto estaba en descubrir qué era lo realmente importante de la pantalla, a menudo a base de desplazar el puntero por toda la pantalla pixel a pixel, en El Sueño del Dragón también es importante el "cómo" llegar a ello. A menudo el objetivo que buscamos se halla detrás de una puerta, un abismo o un risco elevado.

Y es que ahora George y Nico no dependerán únicamente de su intelecto en su lucha contra el mal. Parece que desde sus últimas aventuras los dos han decidido ponerse en forma y en este juego les veremos saltando, trepando, agarrándose a salientes o descendiendo montañas. E incluso en determinados momentos, una animación cinemática nos permitirá pulsar un botón en un determinado momento al estilo Dragon's Lair. Si no lo conseguimos superar, moriremos y deberemos volver a empezar desde el punto anterior. Estas acciones las llevaremos a cabo con los botones del  pad de la misma forma que interactuamos con los objetos.

Y este es la principal novedad del juego. Al disponer de un escenario tridimensional podremos desplazarnos en todas las direcciones y muchos de los puzzles están basados en el típico "enigma de las cajas" que consiste en empujar bloques hasta construir una escalera, colocarlo encima una placa de presión o despejar un camino.

Cada objeto utilizable en el juego tiene una pequeña estrella que aparecerá cuando pasemos cerca de él al más puro estilo Shadow Of The Comet. Si hay más de una estrella en la pantalla podremos desplazarnos entre ellas para elegir la que deseemos. Una vez estemos en disposición de llevar a cabo una acción, un pequeño icono aparecerá en la parte inferior derecha de la pantalla asignado a un botón del pad. Si lo pulsamos en este momento se llevará a cabo la acción, que puede ser recoger, examinar o manipular.

El sistema de inventario es bastante sencillo. Pulsando SELECT accederemos al menú de inventario y podremos usar los diferentes objetos que dispongamos con los puntos del escenario o entre ellos mismo.

Los enigmas y puzzles que encontraremos en el juego serán, a grandes rasgos, de tres tipos, los puzzles de objetos, los puzzles de cajas y los puzzles de conversación. Los puzzles de objetos siguen la tónica general de los Broken Sword en cuanto a lógica y dificultad y los puzzles de conversación se basan en conocer los datos necesarios para llevar una conversación hasta el punto que nos interese, la mayor parte de las veces utilizando un objeto o realizando determinada acción sobre el escenario.

La dificultad general del juego no es muy alta y salvo en casos puntuales en los que nos atasquemos, llevaremos la aventura a buen término en relativo poco tiempo. Los puzzles de objetos son lo suficientemente lógicos como para encontrar la solución en los primeros intentos; los puzzles de cajas, basados en mover bloques no presentan mucho reto ya que los movimientos no están limitados y podremos arrastrar o empujar los bloques de la forma que queramos y los puzzles de conversación se pueden completar fácilmente si sabemos leer.

Sin embargo hay lagunas que habría que cubrir. Los puzzles de cajas no plantean ningún reto al jugador y son tan fáciles que llegan a aburrir. En algunas ocasiones pensaremos: "Oh, no... otra vez a empujar cajas" Y es que Charles Cecil parece haber querido llenar los vacios del juego con estos puzzles infantiles.

El resto de los puzzles plantean un reto un tanto diferente. Si eres un jugador habitual de aventuras gráficas verás como muchos de estos puzzles son variaciones sobre los ya vistos anteriormente (la mítica "recuperación de llave por debajo de la puerta con periódico" del Alone In The Dark) y que se pueden pasar sin esfuerzo.

Sin embargo Broken Sword te consigue enganchar. En cuanto empecemos a familiarizarnos con el control y a conocer a los personajes querremos saber más y más, siguiendo la trama de la historia hasta su final. El humor ácido que destila el juego en determinadas ocasiones ayuda a mejorar la impresión general.

En resumen, Broken Sword: El Sueño del Dragón es el juego ideal para los amantes de las aventuras gráficas y los fans de Broken Sword. Además, viene a llenar un hueco que en consolas está vacio. Excepto algunos títulos, como La Fuga de Monkey Island, las AGs están desaparecidas de nuestras consolas. Broken Sword es un buen juego que cojea un poco en el aspecto técnico pero que ofrece mucha diversión si lo que buscas es darle al coco.

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