Reeditando el clásico

Gothic se asomó con timidez fuera del mercado alemán a finales de 2001. El éxito fue inmediato: todo el mundo se hacía eco de las maravillas de este título, que llegaría a España en Mayo del año pasado, cuando ya era uno de los grandes de su género.

En la última página del análisis encontrarás una actualización del texto comentando la edición española.

La gran virtud de Gothic era su ambientación: un buen lote de detalles que se sumaban para formar un universo creíble. Por ejemplo, los personajes trabajaban, se movían o conversaban entre ellos; las criaturas salvajes formaban un simulacro de ecosistema, donde las unas cazaban o trataban de evitar a las otras. Fueron estas virtudes las que convirtieron a Gothic en una referencia imprescindible para los videojuegos de rol. 

Esta secuela profundiza en esos aspectos. Por ejemplo, ahora podremos configurar libremente los controles, uno de los puntos negros del primer Gothic. También podremos jugar en primera persona. Otros cambios los iremos descubriendo a medida que juguemos: hay un buen montón de nuevas criaturas, incluyendo dragones, un mayor número de personajes y búsquedas,  y el doble de territorio por explorar.

Para el que no conozca el Gothic, comentarle que es un juego de rol en tercera persona, con gráficos en 3D, y combates en tiempo real. No se nos permite elegir personaje ni existen profesiones predeterminadas. Somos nosotros los que decidimos qué aptitudes deseamos o no cultivar, dependiendo de si preferimos un guerrero, un ladrón, un mago...

Para los que sí hayan jugado a Gothic, les interesará saber que ha habido significativas modificaciones y añadidos en nuestras hoja de personaje. Las habilidades de combate (armas a una mano, a dos manos, ballesta y arco), ahora se cuentan como porcentajes, del 0 al 100, que podremos subir de 5 en 5% (incluso de 1 en 1%), entrenando con los maestros adecuados a cambio de un número determinado de puntos de desarrollo. Eso añade mayor relevancia a la habilidad del personaje y le quita un poco de protagonismo a nuestros reflejos con el ratón. Por cierto, subir la competencia de una habilidad, nos hace más diestros como la habilidad más afín. Por ejemplo, si aprendemos a manejar un arma de una mano, también aprenderemos, en menor medida, a manejar las armas a dos manos.

También nos encontramos con habilidades nuevas, o que no eran tratadas como tales, como forjar espadas y crear runas o pociones, que podremos aprender contactando con los personajes oportunos.

En resumen, aunque Gothic 2 no suponga un salto radical respecto a su primera parte, contiene todo aquello que el aficionado venía pidiendo: más. De todo.

Gráficos y sonido

El motor gráfico es el mismo que el de la primera parte. Ha mejorado lo suficiente para funcionar sin pegas a resoluciones mayores, y ha mejorado efectos como las luces, la niebla, los reflejos y el movimiento de las partículas.

En Gothic 2 se ha mejorado, y mucho, el diseño de los paisajes. Sencillamente, hay que verlo para creerlo. Los bosques son más auténticos, con techo frondosos que a veces caen hasta al suelo, y un sotobosque de matorrales desde el cual pueden acecharnos los depredadores. Las vaguadas y desniveles son de quitar el hipo: hay caídas de varias decenas de metros. Encontramos también más variedad de paisaje: desde playas a montañas nevadas.

El diseño de los personajes no ha variado mucho. Destacan las caras, todas diferentes entre sí, lo que ayuda a reforzar el realismo del conjunto. El resto del cuerpo peca, quizá, de una falta de detalle que no perdonarán los que estén acostumbrados a contar hasta el último remache del arma de su héroe de acción favorito.

La música es bastante discreta, como el hilo musical de unos grandes almacenes. Lo cual quiere decir que pasa completamente desapercibida. Un juego de estas características necesitaba melodías más contundentes, que realzaran su carácter épico. Los efectos sonoros, en cambio, cumplen bastante bien con su cometido.

Guión

La primera parte, nos presentaba la colonia penal de Khorinis, un vasto territorio aislado por una barrera mágica. Los presos disponían allí de la libertad suficiente para formar sus propias sociedades, a las que nosotros, un convicto recién llegado, teníamos que unirnos para facilitar nuestra supervivencia. A la larga, nuestras aventuras nos llevaban a pelear contra un gran demonio, El Durmiente, y a provocar la caída de la Barrera.

Gothic 2 empieza ahí. El escenario de la batalla se ha derrumbado sobre nosotros, y hemos permanecido un mes enterrados en los escombros, precariamente mantenidos con vida por nuestra armadura mágica (ese tiempo de inactividad explica porque empezamos siendo personajes de nivel 1). El hechicero Xardas, uno de nuestros mentores, es quien finalmente nos rescata valiéndose de su magia.

En nuestra ausencia, los prisioneros de la antigua Colonia se han expandido hacia el norte, hasta la capital de Khorinis. Algunos se han unido a las milicias de la ciudad, pero otros han formado su propio ejército para luchar contra el rey o, simplemente, se dedican al pillaje. Xardas nos dice que un contingente de orcos, liderados por dragones, se dispone a arrasar la región. Nadie mejor que nosotros para advertir a los ciudadanos de Khorinis y, en su caso, combatir esta amenaza.

Jugabilidad

Los controles eran el aspecto más criticado de Gothic, y Piranha Bytes tomó buena nota de cara a esta secuela. Ahora podemos personalizarlos a nuestro gusto, y también se han eliminado las peculiares combinaciones de teclas (para recoger un objeto, había que pulsar adelante y acción, por ejemplo). Ahora, todo se resuelve con un simple clic, incluyendo la compraventa de objetos.

Los movimientos son similares a los de cualquier juego de acción en tercera persona. No es difícil manejar al personaje con la clásica combinación de ratón y teclado o, incluso, con un joystick. En el combate, el personaje encara automáticamente al enemigo, lo que permite girar a su alrededor para asestarle golpes o esquivar los que él nos lance, con total comodidad. No me gusta, en cambio, que ese movimiento circular de strafe se mantenga cuando estamos caminando o apuntamos desde lejos con un arco, porque resulta completamente inútil. Tampoco me hace mucha gracia el sistema de control cuando estamos nadando, que  permite hacer toda clase de piruetas, de acuerdo, pero resulta demasiado farragoso en un juego de estas características.

La dificultad de los combates ha aumentado. Incluso a altos niveles es fácil ser abatidos por varios enemigos relativamente débiles, o darse de boca que algún monstruo particularmente peligroso. Olvidaos de ese costumbre de ir corriendo de aquí y allá como si estuvierais jugando al Quake. Para mantener el pellejo, hay que ir andando, sin salirse mucho de los caminos, y con el ojo y la oreja atentos a la presencia de cualquier bestia. Esto es especialmente cierto en algunos territorios (que no especificaré para chafarle la sorpresa a nadie) donde hay asentados auténticos ejércitos, formados por docenas y docenas de enemigos. Todo ello implica un cambio bastante sustancial en el estilo de juego. Gothic 2 es un juego bastante más tenso y emocionante que su antecesor.

Como ya ocurría en la primera parte, el planteamiento argumental es bastante clásico: una trama principal, más o menos rígida, acompañadas de un buen lote de misiones secundarias.  Como en Gothic, tendremos la oportunidad de unirnos a varios grupos, algunos antagonistas entre sí, y ascender luego de categoría. A pesar de la linealidad del argumento, la ilusión de libertad está muy conseguida. Por lo demás, el mundo de Gothic no es estático, evoluciona a medida que se desarrolla la trama, lo que ayuda a cimentar la sensación de realismo y vitalidad.

En Gothic 2, por cierto, hay un buen montón de cosas que hacer, además de abatir monstruos. Podemos aprender un verdadero oficio, como herrero, cazador o alquimista, y realizar tareas cotidianas, como cocinar, arar la tierra o incluso barrer. Algunas de estas cosas son bastante útiles, y la mayoría son simplemente decorativas, pero no dejan de ser curiosas.

Un último detalle, que resulta más importante de lo que parece: el dinero que pueda tener un vendedor es virtualmente infinito, al contrario de lo que sucedía en el primer Gothic. Eso nos permite vender objetos caros sin tener que rebajarlos, por ejemplo.

Estrategia y Trucos

En Gothic 2 la muerte llega con una facilidad pasmosa, por lo tanto conviene salvar con frecuencia. Hazlo en sitios diferentes: no eres el primero que salva cuando no debe -por ejemplo, cuando un monstruo está a punto de matarte- y podrías dar al traste con toda la partida.

Conseguir el mapa es fundamental para moverse por el mundo de Gothic 2. Trata de localizar al personaje que los vende cuanto antes.

Por último, un consejo que te ahorrará muchos disgustos: existen pergaminos, bastante baratos y fáciles de conseguir, que permiten convertirte en animal. Normalmente, el resto de los animales y ciertos enemigos te ignorarán...

Comparándolo con...

En los Foros de MeriStation  la gente no deja de comparar a Gothic con el otro gigante del género, Morrowind. Sin embargo, son juegos muy diferentes entre sí.

Morrowind es casi como un buen libro: implica detenerse a leer con tranquilidad su enorme cantidad de información o a pasear sin prisas por su enorme territorio. Precisamente, algunos  echan de menos elementos que añadan ese punto de dinamismo que le falta. Por ejemplo, personajes que no se limitan a montar guardia día y noche en el mismo sitio.

Gothic 2 no tiene un escenario tan grande, ni el mismo número de personajes o búsquedas. Sin embargo, al ser más pequeño, se puede permitir el lujo de otorgar grandes dosis de personalidad y realismo a todo el conjunto. Aquí, por ejemplo, los personajes y los animales simulan estar vivos. Que los diálogos hablados -porque absolutamente todos los diálogos de Gothic 1 y 2 están caracterizados por actores- supone una enorme diferencia con respecto a los silenciosos bloques de texto de Morrowind.

Sinceramente, creo que el único punto en el que Morrowind sale ganador es en el tema de las modificaciones. De fábrica, ese juego incluye un editor bastante sencillo, que permite diseñar toda suerte de escenarios, personajes y alteraciones. Eso permite alargar la diversión que proporciona el juego hasta el infinito -la lista de modificaciones disponibles en la red es descomunal -. En Gothic 1 y 2, lamentablemente, no hay más leñas que la que arde En el caso de la segunda parte, una aventura que, a ojo de buen cubero, se tarda en completar entre 80 y 120 horas.

Si comparamos a Gothic 2 con su antecesor, diría que la calidad es semejante, sin embargo la cantidad se ha multiplicado por dos. Y cuando digo "cantidad" me refiero a todo: terreno a explorar, búsquedas a resolver, dificultad general, tipos de criaturas, etcétera.

Lo que está bien

Lo que no está tan bien