Nunca dejes de temer a la oscuridad

La 128 bits de Nintendo da la bienvenida a Eternal Darkness, un título largamente esperado por los seguidores de las aventuras de calidad en general y del os juegos de miedo en particular. Preparaos para apagar las luces, subir el volumen e introduciros de pleno en la más terrorífica producción de la Gran N.

Mucho ha llovido desde que Eternal Darkness fue anunciado. En su momento se convirtió en un estandarte de lo polifacética que iba a ser la consola para la que se iba a casar en segundas nupcias - en un primer momento había sido proyectado para Nintendo 64. Más tarde, con un Resident Evil que asustaba incluso con las capturas que los de Capcom iban desvelando con cuentagotas, sumado al anuncio del desarrollo de Resident Evil 0, la obra de Silicon Knights pareció desaparecer de las listas de juegos más esperados. Ahora, y con GameCube consolidando a marchas forzadas su catálogo de juegos, aparece por fin a la venta, después de que Resident Evil hiciera lo propio hace ya algunas semanas.

Alex Roivas, una atractiva veinteañera, investiga el asesinato de su abuelo en la mansión familiar. A medida que va descubriendo los secretos que la misteriosa casa alberga, retrocederá en el tiempo, y antiguas historias protagonizadas por diversos antepasados de la familia Roivas serán recordadas. Cada uno de ellos vivió aventuras a cuál más aterradora, y, por extraño que parezca, las peripecias de sus lejanos parientes están relacionadas con el trágico final de Edward Roivas, su abuelo.

Nosotros, como jugadores, controlaremos a Alex y a cada uno de sus antepasados, por lo que reviviremos las aventuras de éstos en un intento de averiguar qué extraña maldición sufre la familia Roivas. Así, por ejemplo, en la primera toma de contacto con este título nos encontraremos controlando a Alexandra - Alex para los amigos -, pero en cuanto consigamos localizar un enigmático libro la aventura en sí comenzará. Ésta está dividida en diversos capítulos, y en cada uno de ellos pasaremos a manejar a un antepasado de los Roivas en situaciones especialmente comprometidas. Y no nos referimos precisamente a líos de faldas...

Y es que estar rodeado de muertos vivientes en un lugar repleto de trampas y de enigmas de difícil solución no tiene que hacerle gracia a nadie, ni a Alexandra, que vive en pleno siglo veintiuno, ni a sus parientes, aún cuando la mayoría de ellos ya llevan un tiempo bastante respetable criando malvas. Sobrevivir se convertirá en su única preocupación, aunque no será para nada una tarea fácil...

Podemos aseguraros que Eternal Darkness es visualmente impactante. Desde el diseño de los personajes hasta el sistema de cámaras móviles utilizado, todo está perfectamente realizado y rezuma calidad por los cuatro costados. Hay aspectos que no han sido cuidados tanto como nos hubiera gustado, como por ejemplo algunas escenas cinemáticas cuya resolución deja bastante que desear, pero lo cierto es que, en términos generales, Eternal Darkness es uno de los títulos más carismáticos a nivel gráfico de la 128 bits de Nintendo.

Una de las principales virtudes visualmente hablando de la producción de los de Nintendo es, sin duda, la posibilidad de impactar en zonas específicas del cuerpo de nuestros enemigos. Así, por ejemplo, podremos seleccionar entre golpear la cabeza, el torso, una extremidad, etc. Ésto, además de ser una virguería gráfica que hay que agradecer a los responsables del motor del juego, permite emplear diferentes tácticas de ataque dependiendo de cuales sean nuestras intenciones.

Así, si queremos acabar lo más rápidamente posible con un enemigo tendremos que actuar de diferente forma que si nos encontramos rodeados de ellos y lo que queremos es inmovilizar lo más rápidamente al máximo numero posible de los engendros. Las partes a atacar serán diferentes en las situaciones citadas y en tantas otras que se puedan llegar a dar a lo largo de la aventura.

El sistema de detección de zona de impacto es quizá lo más destacable de un apartado gráfico que palidece de todas todas cuando se compara con el de la versión remozada del capítulo inaugural de Resident Evil. Los escenarios, por ejemplo, presentan un nivel de detalle francamente inferior al visto en la obra de los de Street Fighter.

Bien es sabido que por muy alto que sea el nivel gráfico de un título, si no hay una correspondencia en el apartado sonoro el juego en cuestión corre el riesgo de pasar por técnicamente discreto y no lograr satisfacer a los jugones más exigentes. Éste no es en absoluto el caso de Eternal Darkness, pues si los gráficos del último título de Nintendo se puede decir que son muy buenos, el sonido no le anda en absoluto a la zaga. Cánticos gregorianos, trinar de pájaros, melodías tenebrosas, un sin fin de elementos auditivos realizados con un esmero absolutamente encomiable. Bien por Nintendo.

En una de las secuencias más sorprendentes que hemos tenido el placer de presenciar en un videojuego, sea éste de la consola que sea, hemos escuchado atónitos como un susurro apenas audible entre las notas tétricas de una de las melodías que componen la banda sonora nos daba una valiosa pista con la que conseguir encontrar uno de los muchos secretos que Eternal Darkness encierra. Totalmente alucinante. Os contamos ésto para predisponeros a que cuando juguéis a la creación de Nintendo estéis 100% atentos tanto a las imágenes que se sucedan en la pantalla como a los sonidos que salgan de los altavoces.

Eso sí, las voces en inglés, por lo que los menos hábiles con la lengua anglosajona tendrán que echar mano de los subtítulos, los cuales sí que han sido traducidos. Algo es algo.

El que podríamos considerar como el primer Survival Horror creado por Nintendo está planteado como si de una película se tratara. Con un argumento absolutamente lineal, aunque ésto no le resta para nada atractivo, se pretende que controlemos a la bella Alex Roivas y a numerosos de sus antepasados en un viaje temporal que nos conducirá a la clave del asesinato de su abuelo.

Si tomamos como punto de referencia, una vez más, a la gran obra de Capcom, apreciaremos diversas diferencias. Para empezar, aquí los combates tienen una importancia mucho menor. Tanto es así que las ocasiones en las que la situación será tan insostenible que únicamente podremos superarla acabando con los monstruos que ronden por los pasillos, habitaciones y mazmorras serán mucho menores que cuando podamos evitar el peligro escabulléndonos lo más velozmente que podamos.

Lo que no podremos evitar de ninguna de las maneras será el tener que resolver los puzzles que nos iremos encontrando por el camino para poder avanzar. Muchos de ellos incluso permanecerán ocultos para el ojo poco entrenado, por lo que enfrentarnos a ellos requerirá, en primera instancia, que los localicemos. Una vez hayamos conseguido ésto, el desafío perderá mucha de su dificultad dada la simplicidad de la mayoría de los desafíos.

Además de los objetivos principales que deberemos superar en cada uno de los capítulos en los que se divide Eternal Darkness, habrá misiones alternativas que, aunque no sean de obligado cumplimiento, sí que nos reportarán jugosas recompensas - la mayoría de las veces armas - gracias a las cuales las cosas se nos pondrán un poco más fáciles. Además, hay que tener en cuenta que lo que suceda en el pasado puede alterar el futuro, por lo que conseguir salvar la vida de un pobre monje, algo que en principio puede ser considerado un hecho puramente anecdótico, puede influir positivamente o negativamente en el destino de la historia, más allá de las ventajas que nos reporte contar en nuestro inventario con un nuevo objeto.

El medidor del miedo es uno de los principales alicientes de este título, pues consigue añadir un nuevo componente a la aventura. Y es que no es lo mismo esperar que el jugador reaccione de una forma determinada que plasmar esa respuesta en pantalla, digeriendo el terror por nosotros. Vale, algunas de las reacciones - no os los desglosamos para no chafaros las sorpresa - apelan a miedos que en principio poco tienen que ver con los espectros... y ya no os decimos más.

Otra de las diferencias con respecto a Resident Evil es la posibilidad de confeccionar hechizos mediante la recolección de runas y demás elementos mágicos que deberemos combinar para poder lanzar los susodichos conjuros. Hacer de brujo será bastante divertido, y más teniendo en cuenta que las posibilidades de creación de hechizos son muchas, por lo que podremos llegar a realizar un montón de conjuros cuyos efectos sean todos diferentes entre sí, como efectos curativos, restauradores de elementos maltrechos, etc.

Y es que la última producción de Nintendo es un gran título que presenta un apartado técnico de gran nivel, un cuidado guión, un mejor sonido y una jugabilidad que rivaliza con la de su gran rival en el catálogo de la 128 bits más pequeña del mercado, Resident Evil. Ciertamente a nivel gráfico se encuentra por detrás del remake del clásico de Capcom, pero en el resto de los apartados nada tiene que envidiar al primer título de la saga de Jill Valentine y compañía. Incluso habrá quienes prefieran el planteamiento más aventurero de la producción de Nintendo que el visto en el juego de los de Final Fight. Para gustos están los colores.

En resumen, el requiem a la sanidad mental de los jugadores de GameCube es un título que ningún poseedor de la potente máquina de los de Zelda y fan de los juegos de terror debería perderse. Ahora bien, si no habéis podido acabar nunca de ver Viernes 13 y el payaso de McDonalds os provoca auténtico pavor, casi que no os hagáis con este pequeño disco. Quizá no podáis soportar todo lo que en él se esconde...

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