Réquiem por una espada...

Uno a uno, los títulos anunciados para Xbox que más expectación han levantado en su comunidad de jugones van llegando a las estanterías de las tiendas. Enclave, un arcade inspirado en la época medieval, ha sido el último en llegar. Id afilando vuestras espadas, porque los enemigos con los que combatir se cuentan por decenas...

Hace ya un tiempo Rebel Acts Studios, una empresa española, sorprendió a propios y a extraños con un juego para PC que, en cierta manera, innovó el género de los juegos de acción. Gracias a un cuidado apartado gráfico y a un sistema de impactos que permitía los desmembramientos de aquellos a los que el infortunio había provocado que nos fijáramos en ello, Blade: The Edge of Darkness - nada que ver con la película de Wesley Snipes - se ganó los favores tanto del público como de la crítica especializada.

Y ahora nos llega Enclave, un título que tiene diversos puntos de similitud con la obra de Rebel Act, empezando por su temática medieval, la perspectiva usada y la clara apuesta por la acción. Pero ahí acaban las semejanzas, porque la gente de Swing! no tienen nada que ver con los responsables del título español distribuido por Friendware. Así que olvidad a Blade y preparaos para conocer uno de los juegos para Xbox que más fuerte ha sonado en los últimos meses. Con todos vosotros, Enclave.

Dios nos ha provisto de un cuerpo fuerte. Nuestro padre nos enseñó a manejar la espada con destreza. Y nuestra madre, a no mirar a otro lado cuando una injusticia se cometiera en nuestra presencia. Así que al comprobar los rudos métodos de los que hacen gala los recaudadores de impuestos en un poblado azotado por la miseria, no podemos evitar disuadirles con el único lenguaje que ellos entienden.

Por desgracia para nosotros, la Guardia Real protegía a esas ratas de alcantarilla y no les cuesta gran trabajo el reducirnos y conducirnos a las mazmorras del castillo, lugar dónde deberemos aguardar a que se dicte la sentencia por el crimen del que hemos sido imputados: traición. Y si ésto no fuera lo suficientemente malo, al despertarnos en la diminuta celda tras reponernos de la paliza que nos han propinado los soldados nos encontramos cara a cara con una persona de dudosa reputación a la cual no parece que le caigamos demasiado bien...

Así empieza Enclave, por lo menos si escogemos el lado de los buenos. Y es que en la obra de Swing es posible seleccionar el tipo de aventura en la que vamos a tomar parte y cuál va a ser nuestra motivación en ella. Si escogemos el lado de la luz, la tarea a realizar será la de servir al bien y ayudar a los más necesitados. En cambio, si nos decantamos por el lado oscuro cual descarriado Caballero Jedi, de lo que se tratará es de servir a los malos de turno, mientras buscamos la riqueza personal y un poder que, en un día no muy lejano, nos pueda llevar a alcanzar las más altas cimas en la jerarquía de la maldad.

Concebido como un juego de acción inspirado en un medievo en el que la magia y las fuerzas del mal no son sólo cuentos con los que los padres acuestan por la noche a sus hijos, Enclave ofrece muchos niveles, armas y personajes a elegir a aquellos que se atrevan a embarcarse en la aventura épica desarrollada para la 128 bits de Microsoft. ¿Suficientes argumentos para catapultarle a la cima del éxito? Seguid leyendo.

La perspectiva escogida en esta ocasión ha sido la isométrica, aunque en determinados momentos se pasará a una subjetiva mediante la cuál se ganará precisión en los ataques a distancia. Tanto una como la otra cumplen su función a la perfección y es todo un acierto la presencia de ambas, pues saber cambiar entre una y otra será una de las claves en alzarnos con la victoria en los combates a distancia.

En el diseño de los personajes protagonistas encontramos uno de los principales aciertos a nivel gráfico. De un tamaño muy apropiado y con un nivel de detalle muy alto, los carácteres controlables están perfectamente realizados. Por desgracia, no se puede decir lo mismo de todos los enemigos a los que nos enfrentaremos. Y es que la mayoría de ellos compartirán el mismo modelo, por lo que, sobre todo en los primeros niveles, tendréis la sensación de que todo el rato estáis acabando con un sólo contrario que, cual ave fénix, dispone de capacidad de resurrección.

Los escenarios, y a pesar de no estar provistos de un gran número de elementos que contribuyan a la sensación de realismo, sí que presentan un buen aspecto. Por desgracia, con la mayoría de los objetos que lo pueblan no podremos interactuar y, así, nos encontraremos golpeando infructuosamente cajas y baúles en busca de un hipotético tesoro que se esconde en su interior.

Al motor de juego parece que le cueste gestionar todo el material gráfico y, cuando no se producen las siempre tediosas ralentizaciones, da la impresión de ir constantemente al límite de sus posibilidades, pues la acción no transcurre con toda la fluidez que nos gustaría.

Hay unos cuantos efectos gráficos que están ciertamente bien realizados y que no podemos sino destacar. No son otros que los efectos de luz y las transparencias. En cuanto a los primeros, poco hay que decir, salvo que los focos de luz móviles como la antorcha, que podréis portar en determinadas fases, dan la sensación de incidir realmente en el escenario y en sus texturas. En cuanto a las transparencias, éstas se han utilizado para que aunque la cámara se encuentre detrás de algún objeto, el jugón no se pierda ni un ápice de la acción. Un gran acierto.

El sistema de control de colisiones dista de ser perfecto, y en movimientos predefinidos como el subir escaleras o abrir puertas la sensación de irrealidad es claramente patente. El sistema de impactos tampoco es ninguna maravilla, y los ataques tan sólo producirán una especie de nube rojiza que intenta emular al derrame de sangre y la aparición de una cifra que nos indicará el daño infringido. El componente gore brilla por su ausencia, y desmenuzar a nuestros adversarios con un certero golpe de espada aquí es, literalmente, impracticable.

El resto de efectos de sonido, la mayoría de los cuáles provienen de los momentos de lucha, están perfectamente realizados. Si tuviéramos que resaltar alguno nos quedaríamos con el crepitar de las llamas de los pebeteros o con el fx producido por los arcos al disparar flechas.

Aunque al principio tan sólo podremos controlar a un determinado personaje, a medida que vayamos superando misiones podremos seleccionar, al principio de cada nuevo capítulo, al aventurero o aventurera que vamos a controlar. El abanico de carácteres que podremos escoger es bastante variado, y va desde los ya clásicos guerreros cuya fuerza bruta es su principal recurso, hasta poderosos magos cuyo dominio de las artes secretas les convierte en grandes opcionesterribles.

Escojamos uno u otro, habrá que tener en cuenta sus posibilidades y modificar así la táctica de combate a llevar a cabo. Por ejemplo, en el caso de escoger a un bárbaro los combates tendrán un elevado componente de cuerpo a cuerpo. En cambio, si nuestro personaje gusta de atacar a distancia, como un mago o un arquero, entonces tendremos que apañárnoslas para que los enemigos de turno no se os acerquen más de lo aconsejable.

Una vez seleccionemos nuestro personaje se nos ofrecerá la posibilidad de equiparlo con diferentes armas, pociones y resto de objetos que componen el kit del perfecto aventurero. Pero aquí nadie regala nada, y para poder adquirir los citados elementos, deberemos haber previamente recogido un número suficiente de monedas en los niveles que ya hayamos completado.

Además, podremos volver a recorrer los niveles que ya estén superados, intentando así hacernos con una cantidad de oro superior a la que conseguimos la primera vez. Si en este nuevo intento no encontramos tanto oro como previamente, la cantidad que hayamos conseguido en esta ocasión no se añadirá a nuestras arcas. Y si, efectivamente, conseguimos superar la provisión del dorado metal, entonces la diferencia pasará directamente a engrosar nuestra bolsa.

Los combates no tardan en resultar aburridos debido a su monótono desarrollo. Y es que la Inteligencia Artificial de la harán gala los enemigos es tan simple que muchas veces se quedarán en la lejanía mirándonos sin hacer nada, esperando a que nos acerquemos para ponerse entonces violentos. Incluso, en ocasiones, aunque les disparemos con un arma de largo alcance no se sentirán aludidos y se quedarán impertérritos en la misma posición. Patético.

La trama de Enclave emula el argumento de una película de aventuras y, aunque seguirla no sea absolutamente necesario para poder superar el juego, sí que lo es para conseguir introducirse plenamente en nuestro papel, ya sea de bueno o de villano. Por desgracia, y como ya hemos comentado anteriormente, Enclave no está ni doblado ni traducido a nuestro idioma, y encima el vocabulario utilizado es algo rebuscado, como si estuviera extraído íntegramente de una novela de fantasía. Así que ni los que tengan una mínima idea de inglés podrán entenderlo completamente. Otro dato en el debe de la obra de Swing!.

Este es el caso de Enclave, un juego que la mayoría de poseedores de Xbox esperaban como agua de mayo y que, al final, ha quedado en un juego correcto sin más. Un título que, aunque presenta algunos toques de relumbrón, otros de corte mediocre, los más, le condenan a engrosar la lista de juegos que, sin pena ni gloria, van apareciendo para Xbox. Una auténtica lástima.

l  o    p  e  o  r