Ni juego, ni set, ni partido...

El tenis es un juego que muchas veces ha sido pasado al mundo de las consolas, gracias a su sencillez y su diversión. Sin embargo, a pesar de ser un juego divertido, no siempre es tarea fácil hacer que la conversión también lo sea, y aquí está el más claro exponente de cómo no meter un par de raquetas en una consola portátil.

Desde tiempos mitológicos, el tenis ha sido objeto de videojuegos. De hecho, el primer videojuego, el Pong, era de tenis, aunque si bien, era algo más simple que los productos actuales del género. Éste en particular, propone ganar la Copa Davis, aunque el reto puede parecer insuficiente en el momento de comenzar a jugar.

Y el porqué hay que buscarlo en todos y cada uno de los aspectos del juego, más en los jugables que en los técnicos. Y es que para que un juego de tenis sea bueno, tiene que ser ante todo, divertido, sencillo, fácil de jugar y sobre todo, adicctivo. Y este Davis Cup no tiene ninguna de las citadas cualidades, por lo que llega a aburrir desde la primera partida.

El apartado gráfico al igual que el resto del apartado técnico del juego, está por encima de la media, pero sin excesivos alardes. El personaje que se controla es grande y se mueve de forma más que creíble. Pero por el contrario, es tan grande que no está muy bien definido, y además, incluso llega a bloquear la visión de la bola cuando está delante de la misma.

Y ahora llegamos al problema principal del juego. La cámara está colocada muy abajo, casi detrás del tenista que se controla, y esto afecta muy negativamente a la jugabilidad. Por un lado, porque como ya se mencionaba, el propio tenista tapa una parte de visión. Por otro lado, al estar tan baja la cámara, es muy difícil tener una perspectiva correcta de la pista. Y ya por último, resulta casi imposible jugar en la red, ya que el personaje se sitúa tan lejos y se hace tan pequeño que es casi imposible darle a la bola en el momento adecuado.

El resto de los elementos gráficos están más que correctos. Hay todo tipo de pistas, desde dos tipos de sintética, uno de tierra batida y uno de hierba. Todos ellos están recreados correctamente, desde la red hasta la superficie, pasando por el público. En general hay buena ambientación.

Por otro lado, los menús son sencillos pero efectivos. El idioma de los textos es seleccionable, y por supuesto el español está incluido para todos aquellos que no entienda otras lenguas.

El apartado musical está muy bien resuelto, con temas de corte tranquilo. Una música relajante acompañará durante los paseos por los diferentes menús, mientras que unas músicas un poco más animadas, adornarán los partidos. Todas estas músicas son las clásicas que se suelen escuchar en los ascensores, dedicadas a crear una atmósfera agradable y tranquila, cosa que resulta beneficiosa al juego, ya que en ningún momento el ritmo del partido se acelera demasiado.

Los efectos de sonido también están trabajados. Por un lado están los golpes de la raqueta a la bola, efecto que está muy bien realizado. Otro efecto bueno, aunque no se oiga tanto, es el bote de la bola en el suelo. Para terminar este apartado, están las voces del juez de silla que irá cantando las puntuaciones o lo que acontezca en el partido.

En definitiva es un apartado un tanto escaso, pero bien resuelto a fin de cuentas.

En el momento de comenzar a jugar hay 3 posibilidades: la primera es hacer una partida rápida. La segunda es una partida rápida pero conectando 2 consolas y jugando con un amigo. La tercera es la esencia del juego: jugar la copa Davis. Para ello, primero hay que escoger una de las 16 selecciones disponibles, y entre las que se encuentra España. Después, hay que escoger a 4 tenistas de todo el ficticio plantel que hay a disposición del jugador. Y hubiera sido más divertido jugar con Costa, Moya o Ferrero, pero no estarán disponibles en este cartucho.

Una vez seleccionados los tenistas, hay que empezar a ganar partidos con ellos, pero esto es más fácil decirlo que hacerlo. En el juego hay 3 niveles de dificultad: fácil, normal y difícil, pero la dificultad no radica en eso, sino en conseguir terminar los puntos sin que el rival los gane.

Para empezar, el saque se hace de manera muy simple. Pulsando A se suelta la barra de saque, y al volver a pulsar se detiene. Cuando más arriba se detenga más rápido se saca, y si no se pulsa, la barra vuelve a descender. Sin embargo, una vez efectuado el saque, vienen los problemas de jugabilidad.

Tal y como se comentaba en el apartado gráfico, la cámara está muy baja, lo que dificulta enormemente jugar en la red. Pero el tenista, a medida que va efectuando los golpes que le manda el jugador, se va desplazando hacia la red sin que nadie se lo diga. Incluso sin pulsar en ningún momento el botón 'arriba', el tenista acabará en la red sin remedio. Aunque sí hay un remedio, que es estar pulsando 'abajo' cada 3 golpes, lo cual resulta bastante molesto.

Por otro lado, el tenista rival parece un autómata que siempre hace lo mismo. Se coloca en el centro de la pista y se dedica a devolver las bolas que se le mandan. Si se juega en el modo difícil, se consigue que sea más peleón, y que devuelva las bolas más esquinadas, pero en general, en cualquier modo, llega a casi todas las bolas que se le mandan sin problemas. Engañarlo no es una opción, y tan solo cuando se consigue enviar una pelota justo al borde lateral, no llega para devolverla.

Este efecto, en poco tiempo llega a cansar al jugador, que ve como el poco tenis que hay dentro de este cartucho no es, ni realista, ni divertido, ni nada de nada. El agobio aparece al poco de empezar a jugar, y rápidamente será enviado al cajón del olvido.