La invasión oculta, sale a la luz...

El tema de las invasiones está muy explotado, y es que algo debe de tener la tierra que todo el mundo quiere quedársela. Ahora, de la mano de SWING!, nos llega un juego de lucha callejera en el que deberemos salvar el mundo a mamporro limpio.

Pero que nadie se vaya haciendo ilusiones, porque la unión de buenos elementos, no tiene por qué dar como resultado un buen juego si no se ponen las suficientes ganas. Y mucho nos tememos que este es el caso. Por un lado tenemos mucha acción, una buena dosis de tortas, armas para dar y tomar, una intriga ambientada en el futuro, y un par de protagonistas con mucha mala uva. Y entonces, ¿qué puede salir mal?. Pues en este caso, mucho nos tememos que todo.

El porqué lo tenemos por todas partes, pero donde resulta más evidente es en el apartado de la jugabilidad. Aunque entraremos más adelante en los pormenores, os iremos avanzando que el control de nuestro personaje, tanto masculino como femenino, es un lastre que asusta, resultando una autentica molestia el tener que situarnos para encarar a los enemigos, desplazarnos para buscarlos o sencillamente movernos por la pantalla.

El número de atacantes simultáneos varía, pero suele ser de entre 4 y 8, hasta que los vas eliminando. El método es el siguiente. Comienzas la partida, y ves venir a los enemigos. Te disparan con sus armas, que van desde escopetas hasta rifles. Ahora tu vas a por ellos y te los cargas en un abrir y cerrar de ojos. Si aun encima recoges sus armas o desenfundas tu pistola, no te duran ni eso. Una vez que están todos eliminados, aparece una flecha en la parte inferior de la pantalla que te indica donde está el siguiente enemigo más cercano. La sigues (como puedes, porque a veces parece que está indecisa y solo te hace dar vueltas), llegas al siguiente grupo de malos y los eliminas igual que al anterior, y vuelves a repetir el proceso. Cuando acabas con todo bicho viviente en el nivel, pasas al siguiente, que es igual que el anterior, y donde tienes que repetir el proceso, así hasta que te acabas el juego.

Por otro lado, ya sabes que tienes dos personajes a tu disposición, si bien la elección de cualquiera de los dos resulta meramente estética, pues ambos son igual de funcionales en la práctica. Y aun para acabar de rematar la faena, no tenemos la opción de jugar a dobles que tanto hace falta en este tipo de juegos.

En términos generales, aquí tenemos una invasión, que más le hubiera valido continuar oculta.

El apartado gráfico es otro de los grandes puntos negros del juego. Aunque este juego hubiera salido tal cual en PSOne, también hubiera sido criticado. Así que imaginaos la impresión que causa al ponerlo en la negra de Sony. Y es que la pobreza de todos los elementos se hace demasiado patente, desde los personajes hasta los decorados.

Por el lado de los personajes, tenemos unos monigotes que tan solo los protagonistas llegan al suficiente pelado. Unos diseños sencillos, casi denotando vagancia por parte de sus creadores, unidos a la escasez de polígonos que los componen, hacen que ninguno tenga personalidad propia. Además, en el mismo campo, se nota muy patente, una ausencia total de captura de movimiento, con lo que los personajes se mueven de manera totalmente irreal, recordando tiempos anteriores incluso a Tomb Raider.

En el campo de los decorados, se capta en todo momento una notoria falta de amor por el detalle. Todos los decorados son casi idénticos, sin ningún tipo de elemento con el que interactuar, ni nada que destaque sobre el resto. Podremos ir por las calles, por los subterráneos, por edificios, y por muchos otros sitios, pero la impresión que dejan es que todo es lo mismo, solo que con texturas diferentes.

En general, un aspecto pobre y anticuado que desluce aun más si cabe el aspecto general del juego.

Este es quizás el mejor aspecto del juego, aunque no porque su calidad, sino por lo desastrosos que resultan los demás campos. A decir verdad, durante todo el juego nos acompañará una musiquilla, que no suena demasiado alto, y que recuerda vagamente a las músicas que ponen en los ascensores. Es una música relajante y tranquila que aunque parezca que no encaja muy bien con un juego de peleas, sí que encaja bien con el ambiente futurista.

No se puede decir que ayude a ponernos en situación, pero por lo menos resulta agradable para los oídos. Algo es algo.

Otro fracaso más a sumar a la larga lista de defectos de este juego. Los únicos sonidos se reducen a pum, plaf y crash. Golpes y el sonido de las armas serán los únicos efectos que nos acompañaran durante nuestras continuas luchas. Para agudizar más el problema, las voces que nos narrarán la poca historia que iremos oyendo están en inglés; y aunque bien es cierto que para lo poco que dicen, tampoco importa, no estaría mal que las acompañaran unos subtítulos, pero ni de eso podremos disfrutar aquí.

Lo peor de todo el conjunto. Tal y como mencionábamos antes, controlar a los personajes por los niveles, se hace de todo menos divertido. Para empezar, hablaremos de los controles. Por supuesto, con la palanca analógica izquierda manejaremos al personaje que elijamos, pero este responderá de manera muy brusca. En cierto modo, al ser un juego en 3 dimensiones, se ha intentado dar un control similar al visto en el Devil May Cry, en el que el personaje se mueve en la dirección en la que mueves la palanca, sin embargo, en la mayoría de los cambios de cámara, la dirección que estemos pulsando en la palanca, también cambiará, haciendo que nos confundamos de dirección.

En cuanto a los botones, tenemos uno para las patadas y otro para los puñetazos, que si pulsamos repetidamente, encadenaremos en unos pequeños y repetitivos combos, que serán siempre iguales. Por desgracia no hay posibilidad de aprender nuevas combinaciones o de darle más variedad al asunto. Luego tenemos otro botón para saltar (y golpear en salto, claro), poco útil, pues los saltos, además de imprecisos, restan poca vida a los enemigos. Y para finalizar, tenemos un botón para enfundar y desenfundar nuestra arma, y otro para recoger las armas de los demás. Una vez con el arma en la mano, solo hay que pulsar el botón de puñetazo para dispararla.

Para defendernos, tenemos dos barras en la parte superior izquierda de la pantalla. La primera es la salud del personaje que estemos manejando. Esta barra bajará cuando nos golpeen físicamente, o cuando nos disparen y no nos queden escudos. La segunda barra, es la de escudos. Bajará cuando recibamos impactos de armas, pero aquí ocurren dos cosas: la primera es que esta barra baja muy despacio, y la segunda, es que se regenera sola y en poco tiempo, con lo que el juego se vuelve muy fácil. Para recuperar la barra de salud, hay que encontrar los botiquines que hay repartidos por los niveles, y para recuperar al instante la barra de escudos, también tenemos unos generadores que se encargarán de hacerlo.

La ausencia de un modo de dobles le resta el poco atractivo que le pudiera suponer el jugar con un amigo golpeando a los malos. Una lástima, porque ya que prepararon dos personajes diferentes, podrían haberlo aprovechado.

Y eso resulta ser todo. Siempre igual, avanzando y eliminando enemigos sin parar, y sin ningún incentivo para continuar jugando. La verdad es que en poco tiempo acaba resultando tedioso y aburrido. La falta de misiones y de calidad en general lo destinarán rápidamente a volver a la caja de la que salió.

Mucho nos tememos estar ante uno de los grandes fracasos de la temporada, y es que cuando un juego cuesta tanto dinero, hay que saber bien lo que se compra. En ningún caso te recomendamos la adquisición de este juego, ya que hay muchos más que se podrían adquirir antes que este, y en caso de que los tengas todos, se avecinan muy buenas novedades en poco tiempo.