Warcraft III: Reign of Chaos Avance 2 (PC)

Todo el mundo sabe como trabaja Blizzard y que cualidades sabe dar a sus títulos (también es sabido cual es el punto más criticado por parte de sus detractores), pero lo que nadie puede dudar es que este estudio es, hoy en día, uno de los más punteros del sector, ostentando unos índices de venta y un grado de popularidad para cada uno de sus productos realmente importantes.

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Uno de esos productos es la saga Warcraft, cuya tercera parte hoy nos ocupa, y a la que muchos hemos visto crecer desde esa primera parte de la que nadie sospechó que pudiera convertirse en lo que es actualmente. Algo lógico, por otro lado, si tenemos en cuenta que este título, aunque con una calidad notable, no despuntó entre los reyes del género por aquel entonces, cosa que sí hizo su segunda parte, Warcraft II, gracias a un juego equilibrado, una factura técnica notable y, por encima de todo, un buen editor junto a un modo multiplayer muy adictivo, elementos que forjaron el renombre que esta saga tiene entre los aficionados a los ETR.

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Después de eso, Starcraft tomó el lugar cambiando orcos y magia por zergs y tecnología futurista, obteniendo unos resultados incluso superiores a lo alcanzados anteriormente, tanto de crítica como de público, lo que no bastó para que muchos manifestaran su deseo de una nueva secuela, pues añoraban volver a ese mundo mágico-medieval tan familiar para los lectores de Tolkien, jugadores de Warhammer y aficionados al rol en general. Por eso, una gran alegría invadió a los aficionados ante el anuncio de la esperada tercera entrega, esta vez totalmente en 3D, alegría que fue convirtiéndose en impaciencia ante los múltiples retrasos que ha experimentado hasta el momento el juego.

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¿Por qué tanto tiempo de espera?, bueno, se podrían buscar varios factores, uno sería que este es el primer juego 3D que realiza Blizzard, que aunque tiene algunos de los mejores artistas y animadores digitales de la industria (lo han ido demostrando a lo largo de su trayectoria), nunca antes había trabajado en el propio juego con polígonos, cámaras y toda la parafernalia que acompaña a las tres dimensiones. Pero el motivo principal de este retraso lo encontramos sin duda en el brusco cambio de rumbo que hubo durante el desarrollo del título.

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Resulta que la primera intención sobre Warcraft III era intentar mezclar rol con estrategia, dando al jugador una cámara  para moverse a placer por un entorno tridimensional controlando a pocas pero poderosas unidades lideradas por héroes, unidades únicas con habilidades superiores al resto y con capacidad para adquirir puntos de experiencia. Todo fue según lo previsto en cuanto al desarrollo del engine, las unidades y el escenario. Se llegó hasta  mostrar imágenes a la prensa de lo que se había hecho hasta entonces pero, de repente, algo falló.

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Las cosas iban como la seda , hasta que el juego necesitó incluir los elementos propios de un ETR, integrándolos con los toques de rol que se estaban dando y sobretodo con el sistema de cámaras libre. Resultó que cosas tan simples como hacer edificios planteaba problemas técnicos y de jugabilidad importantes. Las unidades aéreas eran complicadas de manejar con el sistema de cámara, tener a un ejercito bien organizado sin una perspectiva aérea era difícil y la batalla ya resultaba inmanejable.

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Para remediarlo se empezó a hablar de que las construcciones serían fijas o de que se aumentaría más la individualidad de cada unidad para reducir el número de las mismas y así hacerlo todo más controlable. De modo que el juego acabó teniendo más aspecto de rol que de ETR, motivo por el que muchos aficionados a la saga fruncieran las cejas, al igual que algún pez gordo dentro de Blizzard, pues el proyecto quedó bloqueado, mientras se revisaba a donde llevaba el diseño actual. Finalmente, el diseñador principal fue apartado del proyecto y se le dio a otro la misión de aprovechar lo hecho y conseguir un Warcraft III más acorde con el espíritu general de la saga.

A grandes rasgos, ésta es la explicación del retraso del juego y el motivo de este avance, pues quien busque Warcraft III en Meristation encontrará que ya existe un avance de este título, pero que habla del proyecto antes de que este cambio se produjera, con lo que la información ofrecida ya en nada se corresponde a lo que es actualmente el título. Quizás alguno se puede preguntar porque no se ha hecho antes esta revisión del avance, a lo que se podría contestar que el juego ha permanecido bastante inestable en muchos aspectos en cuanto a lo que va a incluir o iba a dejar de incluir, por lo que se ha preferido ofreceros esto cuando ya hubiese cierta estabilidad y se encontrara ya todo encaminado. Condiciones que se cumplen ahora y posibilitan mostrar una visión aproximada de lo que depara el futuro.

Una vez dicho todo esto, hay que centrarse en lo que este nuevo Warcraft va a ofrecer a los usuarios. Para empezar, ese sistema de cámaras libre comentado anteriormente ha sido totalmente erradicado en pos de preservar la simpleza en los controles que siempre ha caracterizado a los juegos de Blizzard.  Todo sigue siendo en 3D, tal y como estaba proyectado originalmente, pero se ha hecho que la cámara se mantenga fija en una posición aérea, muy parecida a la visión que se puede encontrar en Warcraft II, ofreciendo una perspectiva bastante más funcional que una cámara a ras del suelo (aunque menos espectacular).

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El motor gráfico no ha sufrido excesivos cambios desde que se mostraron las primeras imágenes ya hace unos años: unidades poligonales grandes y bien modeladas, terrenos con verdadera profundidad en donde es posible hallar cobertura y construcciones con un aspecto francamente bueno, por no hablar de multitud de efectos gráficos incluidos en el agua, el fuego o la magia. Básicamente, desde el cambio de orientación sólo se ha trabajado en ofrecer más tipos de terreno, trabajar los efectos gráficos, cuidar tanto las animaciones como el diseño de las unidades que había o que han surgido nuevas y en resumen, tratar de pulir e incorporar detalles a lo que ya estaba previamente había hecho.

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Es en la mecánica interna del título donde se ha tenido que trabajar más, teniendo que cambiarlo prácticamente todo. No es que vaya a revolucionar el mundo de los ETR ni mucho menos, pues en lo básico continua siendo lo mismo, pero, al igual que el demonio, el juego está en los detalles y es en el cuidado de los mismos donde se está poniendo el máximo esfuerzo para ofrecer un equilibrio, un balance entre unidades y una jugabilidad máxima tanto para un jugador como para partidas multiplayer.

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¿Qué es lo que aportará entonces Warcraft III con respecto a cosas ya vistas?, no hay que confundirse sobre esto, pues hay suficientes elementos novedosos en el juego como para evitar pensar que la saga ha caído en el estancamiento. Para empezar, se ha respetado el diseño original sobre tener pocas pero poderosas unidades, si bien se ha flexibilizado para que sean más y menos poderosas, con el fin de que esto no parezca Baldur's Gate con un grupo de aventureros.

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Otro elemento que se conserva del diseño original es la presencia de héroes, que tienen un aspecto realmente fantástico y único con respecto a los demás componentes de tu ejército además de contar con poderes y habilidades especiales que pueden marcar diferencias en una batalla. Cada raza tendrá cuatro de ellos totalmente distintos entre razas y entre si mismos, pero sólo se dignarán a unirse a tus filas previo pago de sus caros honorarios.

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Hablando de pagos, es inevitable hablar de los recursos, aspecto que también presenta cambios, pues de nuevo se puede recoger oro y madera como recurso principal, de modo que será necesario cortar arboles para obtener madera (aunque a veces será también necesario cortarlos para conseguir rutas estratégicas a través de los bosques).

El otro recurso son las piedras de maná, secundarias por su escasez (sólo puede ser encontrado en raros yacimientos y en las entrañas de ciertas criaturas salvajes), pero no por su importancia, pues será el pago que los héroes exigirán por ponerse a tu disposición, aunque su uso no será necesario para nada más (no habrá unidades que no puedan ser creadas por su falta).

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Otra cosa digna de mención es la desaparición de las unidades acuáticas. El agua podrá ser cruzada por su parte clara, pero no en donde adquiere un color más oscuro, que indica aguas profundas y que sólo podrán ser cruzadas mediante unidades de transporte aéreo, favoreciendo así que el jugador se centre en las batallas terrestres.

En cuanto a las razas, es un aspecto que ha estado sujeto a múltiples variaciones desde el comienzo, pero finalmente se ha fijado en cuatro el numero disponible para el jugador: Humanos, Elfos Oscuros, Orcos y No Muertos, mientras que la quinta prevista, los demonios, pasará exclusivamente a ser controlada por la computadora convirtiéndose en el enemigo común a todos con excepción de los no muertos que, en principio, serán aliados (afortunadamente, gracias al editor, el jugador podrá disponer de esta raza en partidas personalizadas).

Se ha decidido así para que esta poderosa raza conservara un aura de superioridad sobre las demás, ya que ponerla a disposición del jugador hubiera hecho necesario incorporar unidades de más bajo nivel, al igual que bajar las capacidades de sus entidades más poderosas para conseguir un equilibrio con respecto a las demás razas, convirtiendo a las fuerzas del mal en algo bastante menos impresionante de lo que será.

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De todos modos, las cuatro razas que sí están disponibles son suficientes gracias a su variedad y a que cada una tiene unas características muy concretas que harán que, según que tipo de jugador eres, te decantes por una u otra. Por ejemplo, los elfos oscuros son maestros del ocultamiento y las largas distancias, algunas de sus unidades pasan a ser invisibles cuando cae la noche (de hecho, uno de los héroes del este bando tendrá la capacidad de alterar la realidad para convertir el día en noche y viceversa, aprovechando así esta habilidad) y sus arqueros son de los más efectivos del juego, lo que les convierte en candidatos ideales para los jugadores que busquen el sigilo y la sorpresa como camino hacia el triunfo.

La historia permanece oculta y se conocen pocos detalles al respecto. Los humanos, a nivel de historia y trasfondos, no han cambiado mucho desde anteriores entregas, manteniendo su colaboración con otras razas afines como los elfos o los enanos. En cambio los orcos sí tienen una nueva cara pues ya no son la facción malvada del juego, sino que una vez liberados del control que los demonios ejercían sobre ellos han vuelto a sus orígenes, abrazando su tradicional estilo de vida nómada junto a sus creencias tribales de antaño, sin olvidar que es una raza orgullosa y guerrera que todavía guarda recelos hacia los humanos, aunque quizás un enemigo común consiga aunar a estos grandes rivales.

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En cuanto a las motivaciones de elfos oscuros y no muertos apenas se conoce nada, sólo que los segundos son aliados de los demonios, que a su vez parecen únicamente interesados es arrasar el mundo e instaurar su reinado del terror, nada demasiado original.

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Tampoco es que se sepa mucho del editor que portará Warcraft III, pero se ha adelantado que, a pesar de la dificultad que entraña diseñar un mapa 3D con respecto a uno 2D, se ha puesto especial empeño en que las herramientas sean fáciles de usar y lo suficientemente flexibles como para que cualquiera pueda sacarle el máximo rendimiento. Cuando llegue el momento se verá si han conseguido simplificar realmente el laborioso proceso de crear un mapa  tridimensional.

Lo que sí que está confirmado es que volveremos a disfrutar del maravilloso trabajo de Blizzard con las escenas cinemáticas, pudiendo anticipar que encontraremos algo muy superior a lo visto en cualquier otro título anterior, algo de lo que pueden dar fe los diversos vídeos promocionales que el estudio ha ido soltando con cuentagotas feria tras feria y que han ido de fantásticos a colosales conforme el juego iba siguiendo su curso. No cabe duda de que se puede esperar grandes cosas en este apartado sin riesgo a equivocarse.

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Y aquí llega a su fin este avance, pues Blizzard es un estudio muy celoso de sus secretos y siempre se filtra poca información en sus proyectos. Queda mucho por descubrir acerca de esta nueva entrega de la saga, pero el trabajo que se está haciendo y los resultados que han salido a la luz dan esperanzas de encontrar un gran juego. Quizás no sea el colmo de la originalidad, pero a buen seguro aportará un aire nuevo a la saga y se convertirá en la próxima gran experiencia para los amantes de los ETR y especialmente de los muchos que disfrutan como cosacos ante una buena experiencia online, algo que Warcraft III sabrá aportar a buen seguro.

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