Navegantes de un mar de dunas.

Más de 300 pilotos unidos por un único deseo: alzarse con la victoria final. Algunos irán en motos, otros pilotarán coches e incluso habrá quien prefiera recorrer los desiertos más inhóspitos dentro de la cabina de un poderoso camión, pero todos ellos deberán realizar el mismo trayecto en el menor tiempo posible. Una distancia de más de 10.000 kilómetros en sólo 20 días. El infierno hecho prueba deportiva.

La abundante vegetación del los territorios africanos contrasta dramáticamente con la escasez de vida que presentan los parajes de Egipto. En el país de los faraones los desiertos abarcan una gran parte del territorio, y en esos territorios tan hostiles las calamidades son el pan de cada día de individuos tan sacrificados como los tuaregs.

Calamidades que, por unos días, deberán ser sufrir en sus propias carnes pilotos de todo el mundo. Habrá más de uno que piense que no hay premio o reconocimiento que justifique tanto sufrimiento, pero para los deportistas que toman parte en este campeonato tan exigente.

Los de Acclaim pensaron que una prueba tan dura bien merecía un video-juego, y más teniendo en cuenta que recientemente se había lanzado al mercado un título que emulaba otra de las pruebas más emblemáticas del mundo del motor en general: las 24 horas de LeMans. Desde el principio tuvieron claro que lo primordial era crear un entorno que compitiera en hostilidad con el que los pilotos del Paris-Dakar se encuentran año a año en la competición.

Así que han incluido un montón de accidentes geográficos que afectarán de forma diversa a nuestro vehículo, sea cuál sea:

-Obstáculos: piedras, árboles e incluso ramas caidas, cualquier objeto en medio de la carretera puede acabar con nuestras aspiraciones de alzarnos con la victoria final. Los volantazos pueden ser un arma de doble filo, pues podemos acabar esquivando una piedrecita para irnos a chocar contra un resistente y abultado árbol.

-Baches: su efecto desestabilizador provocará que continuamente corramos el riesgo de estamparnos contra los obstáculos que pueblan las carreteras al perder momentáneamente el control.

-Vegetación: su mortal belleza tendrá funestas consecuencias sobre la carrocería de nuestro vehículo si no tenemos cuidado. Más nos valdrá estar ojo avizor o la Estación de Servicio más cercana se convertirá en una parada obligatoria.

-Surcos: hay que tener cuidado, porque aparte de servirnos de referencia a la hora de posicionar nuestro vehículo por la calzada, puede conseguir acabar con nuestro motor.

-Barrancos: si intentamos superarlos y no conseguimos alcanzar nuestro objetivo, tendremos que volver a intentarlo, así que lo mejor es colocarnos en una buena posición desde el principio, aunque así tengamos que perder unos cuantos segundos.

-Puentes: no todos las estructuras humanas que encontremos por el camino serán capaces de soportar el peso de nuestro vehículo. Dependiendo de si conducimos una motocicleta o un vehículo de un peso mayor, la estrategia a seguir será diferente. Seremos nosotros los que tendremos que juzgar si ese puente será capaz de resistir nuestro peso o será mejor tomar un desvío que sea más seguro.

Aparte de todos los handicaps medioambientales propios de unos parajes tan desolados, tendremos que racionar nuestros recursos dado que los suministros no abundan precisamente en medio del desierto. El agua, los alimentos e incluso las piezas de recambio necesarias para reparar nuestro vehículo serán algunas de las cosas que echaremos de menos cuando la necesidad se haga latente.

Por eso tendremos que tener controlada la localización de las Estaciones de Servicio más cercanas, pues en ellas podremos conseguir cualquier cosa que necesites. Para poder llegar a ellas deberemos hacer uso de la práctica brújula G.P.S. con la que contaremos.

Aunque a primera vista puedan parecer muy elaborados, al cabo de un rato de saltar barrancos y recorrer kilómetros de desiertos, os daréis cuenta que si hay una nota predominante en este apartado es sin duda la reiteración de componentes y la simplicidad del entorno. Tanto los vehículos como los decorados no presentan un número demasiado elevado de detalles, quizá para poder hacer factible la presencia de tantos y tantos elementos gráficos a la vez en nuestros monitores.

Eso sí, hay detalles que no pueden dejarse a un lado, como por ejemplo la enorme libertad de movimientos con la que contaremos, libertad que por otra parte ha exigido unos mapeados de grandísimas dimensiones. Un apartado que, en términos de calidad general, es cumplidor sin más.

Ciertamente no sabría definirme con respecto a este apartado. Y es que no podría pasar más desapercibida bajo el estruendoso sonido de los potentes motores que los 26 vehículos presentes en este juego hacen gala. No es que se eche de menos, pero una banda sonora del calibre y con los mismos nombres propios de los que hacen gala títulos como "Tony Hawk" o "Ricky Carmichael" hubiera estado más que genial. Qué le vamos a hacer...

Catalogables, como mínimo, de fidedignos, los efectos fx se encargan de recordarnos una y otra vez que nuestro motor es algo más que un elemento gráfico que advertimos al echar una ojeada a los bajos de nuestro bólido. Si necesita una urgente reparación así nos lo hará saber con el ronroneo correspondiente.

Y es que no hará falta que seamos unos mecánicos experimentados para darnos cuenta que algo no va bien cuando escuchemos una serie de explosiones provenientes del engine del vehículo que tiene que soportar nuestras limitaciones como pilotos. Bastante conseguidos.

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

Éste "Paris-Dakar Rally" está dividido en doce etapas, cada una de las cuáles presenta una longitud meta-salida de 25 kilómetros reales. Pero claro, gracias a la enorme libertad de movimientos que nos ha sido otorgada podremos encontrar rutas que nos permitan recortar el tiempo que tardaremos en completar cada una de las carreras.

Conocer todas y cada una de las rutas nos llevará su tiempo, lo que conseguirá alargar un poco más la vida de este CD.

Eso sí, es inadmisible que no se haya incluído un modo multiplayer en este juego, siendo sabido que la posibilidad de que más de un jugador humano participe en una misma carrera es uno de los mayores alicientes de los juegos de velocidad. Inexcusable.

Un juego que, aunque no llega ni por asomo a la increíble calidad de la obra maestra de Poliphony Digital, lo cierto es que aporta una bocanada de aire fresco a un género, el de las carreras, que últimamente parecía haberse centrado únicamente en los prototipos capaces de desarrollar velocidades de infarto, olvidándose de que hay otras especialidades en las que el asfalto brilla por su ausencia.

Para incondicionales de la prueba magna de los rallies y para aquellos que creen haberlo probado todo y buscan algo nuevo que les sorprenda. Quizá lo encuentren aquí. Quién sabe.