Una momia aún momificada...

Parecía que la cosa podría volverse a repetir, pero incomprensiblemente la Universal, poseedores de la licencia del filme de Stephen Sommers, han menospreciado el anterior trabajo de KCE Nagoya y lo ha dejado todo en manos de GameBrains, desarrolladora que ya ha hecho sus pinitos en Game Boy Color, pero que por otra parte, no tiene ni mucho menos la experiencia que la gran K.

Como ya habrás adivinado por el tono de esta introducción, la cosa no ha terminado de salir como se esperaba...

Se han separado y distanciado mucho de sí mismo. Nos explicamos: cada fase contiene una perspectiva diferente a la anterior, lo que ha obligado a sus responsables a crear varios motores que fluyan con cada estilo de juego. Esto, en un principio, podría ser perfectamente sinónimo de variedad, sin embargo, ha afectado excesivamente algo que sobre el papel podría haber sido toda una delicia. Por ejemplo, cuando debemos escapar de una manada de moscardones incontrolados tan solo presenciamos el movimieto contínuo de Rick O'Conell, el protagonista, mientras aparecen en pantalla una y otra vez los mismos objetos.

De acuerdo, la cosa no está nada mal por tratarse de GBC, pero a estas alturas se les podría haber pedido mucho más, sobretodo cuando algo como la jugabilidad ha dejado abandonado al apartado técnico. Mejor que su precuela, pero infinitamente más deteriorado que Alone in the Dark 4 o Perfect Dark.

  m  ú  s  i  c  a

Partitura sacada directamente del largometraje estadounidense. Es decir, de tono épico y tenso, solo que infligido por un sonido bastante mediocre. MIDIs de baja calidad y temas que se repiten en todas las fases, exceptuando las que se diferencian en cuanto a su mecánica.

  s  o  n  i  d  o   f  x

No estaría nada mal de no ser que nos encontramos en pleno siglo XXI y recuerda demasiado a los primeros juegos de GBC, de allá por el 1998. El resultado son disparos con poquísima fuerza, chirridos estruendosos y muy agudos cuando desfallece la protagonista, Evelyn.

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

Llegamos al punto más conflictivo de todos. Por una parte se agradece que se hayan esmerado a idear unos cuantos tipos distintos de control para hacer del pesado desarrollo algo más ameno. Pero es bastante curioso ver como la propia cura se ha convertido en su mal más notorio.

Empezando por las huídas en las que debemos escapar de tàbanos enloquecidos o inundaciones que están arrastrando consigo media estructura del templo de Tebas, en los que entre que pulsas el botón y reacciona el bueno de Rick (aunque hay 4 seleccionables), puedes ir a prepararte un café, tomártelo con calma, volver y esperarte cinco minutos más cuando de repente te das cuenta de que ya es demasiado tarde. Deberías haber actuado con más cautela, digamos que... dos minutos antes.

Luego también aparece la sombra alargada hasta la penumbra absoluta de Perfect Dark (nombre idóneo para la situación). Suponiendo, siempre, que recuerdes las geniales secciones en las que debíamos apuntar con un rápido punto de mira a una serie de parapetos que iban apareciendo cual tiro al pato se tratara. Pues bien, en The Mummy Returns también tienes está posibilidad, solo que como mucho habrá dos tipos en una posición distinta lanzando piedras a diestro y siniestro mientras tu te peleas con un foco que a muy duras penas responde a tus indicaciones. Y mientras estás colocando con suma precisión el lugar exacto donde debes disparar, la vida se te habrá acabado incontables veces. La única solución que queda en este aspecto es recargar el arma eternamente, lo que te protegerá como si estuvieras jugando a Time Crisis y, colocar en el lugar exacto tu ojo para perforar el castigado cuerpo de tus enemigos. Difícil, pero es la única forma de salir airoso de estas situaciones.

Aquí no acaban las referencias. Otra de las ópticas que se pueden llegar a adoptar en Mummy Returns evocará a más de uno las escabechinas de Prince of Persia. Vamos, como si estuvieras estocando en un combate de esgrima. Desgraciadamente los movimientos lentos de tus personajes, más propios del sorprendente arcade Gladiator de mediados de los 80, hunden algo que definitvamente le hubiera reportado una bocanada de aire fresco a un juego que a medida que se va desplegando delata sus carencias.

Y bien, por último, queda el más clásico y digamos jugable de todas estas opciones. Avanzar con la escopeta en cámara horizontal y disparar de vez en cuando. Por lo menos hay algo que sin parafernalias ha aguantado el tipo.

Si deseas encontrarte con algo que te dure eternamente en la cartuchera de Game Boy Color es posible que este no aguante mucho más de dos días. En realidad no es muy dificil acabrsélo. Todo depende de la paciencia que estés dispuesto a perder haciéndote con los controles. Cuando los tengas amansados, los veintitrés se convertirán en un bien escaso.

A esto puedes sumarle que hay cuatro héroes a escoger: Rick, Evelyn, Ardeth Bay, y, como principal aliciente, a Imhotep, el enemigo final del juego. ¿Qué cuáles son las principales diferencias entre ellos?.. pues aparte de la estética, más bien poca cosa más...

  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n

Es una pena que el primer gran largometraje (comercial) del año no se haya lucido también en las pantallas de la consola más vendida de todos los tiempos. Lo que está claro es que pese a las ideas que se han comprimido en cada uno de sus circuitos hubieran sido un verdadero regalo para nuestras manos de no ser por una jugabilidad desafortunada, algunas fases excesivamente tediosas y un apartado técnico por mejorar.

La verdad es que la primera parte, que valoramos con un 8.0 en MeriStation, está muy por encima en casi todos los sentidos. Trabajar a contracorriente y con un antecedente tan suculento, es una adversidad a la que GameBrains no ha podido plantar cara.