En esta nueva aventura encarnaremos a Jim, un joven ladronzuelo, que descubre que la expedición que se está organizando en el puerto de Bristol, aparentemente para descubrir un nuevo continente, tiene como real propósito el encontrar el tesoro del pirata Frink.
¿Estás harto de las aventuras actuales, que tienen un bonito escaparate gráfico pero son mortalmente aburridas? ¿Añoras los viejos buenos tiempos del Monkey Island? Entonces creo que hemos encontrado un juego apto para tus gustos refinados y tu paladar delicado. Carece de monos, pero hay una isla. Y un protagonista de apellido imposible de recordar. ¿Qué más quieres?
Digamos que para resolver un acertijo debe realizarse la acción "A" y la acción "B". Si hacemos "A" entonces Jim también realiza "B", y si le ordenamos hacer primero "B", él por propia iniciativa se arranca a hacer "A". Pongamos que debe realizarse la acción "C": ésta puede provocarse ordenando "D" o bien "E".
Puestos a dar consejos sobre el juego, tal vez lo mejor sea recomendar hablar con los personajes hasta agotar los temas, más de una vez; y procurar estar atento a los nuevos objetos seleccionables con los que se puede interactuar, pues éstos van cambiando a medida que va desarrollándose la acción y el jugador coge, entrega o abre objetos, o conversa con otros personajes.
Un último consejo: una vez llegados al laberinto, no puede salvarse la partida, así que es preciso tener un papel y un lápiz para ir apuntando por dónde pasa uno. Un laberinto precioso, dicho sea de paso.
También tenéis el recorrido completo aquí
Pocos "verbos" hay disponibles: ir, mirar-inspeccionar, hablar, usar-recoger y abrir. En total, cinco iconos, graciosos ellos, disponibles en un menú que aparece en la parte superior de la pantalla si deslizamos hasta allí el puntero del ratón. De hecho, suelen ser intercambiables, y curiosamente "abrir" cierto libro proporciona el mismo resultado que "mirarlo", o sea, que Jim se lo lee de principio a fin, con el nefasto resultado que adquiere cultura y se vuelve una rata de biblioteca. En realidad, se transforma en Karlos Arguiñano, por así decirlo. Creo que esto iba en "Trucos y Estrategia" pero la senilidad me hace irme por las ramas. ¿Por dónde iba?
El inventario aparece y desaparece de nuestra vista pulsando el botón derecho del ratón. Inventario designa, desde tiempos remotos, el contenido del zurrón virtual, nunca visible, en que nuestro protagonista guarda todos los objetos que recoge, y que son bastantes, aunque muchos de ellos sean inútiles, o de uso limitado. Los objetos a menudo pueden combinarse entre ellos, para arreglarlos, usarlos con nuevas utilidades [o utilizarlos con usos nuevos] o crear incluso objetos. También pueden recogerse y usarse sin pasar por el inventario con otros objetos dentro de la misma escena [o pantalla en la que está el personaje].
Lo dicho hace unos millones de párrafos: el diseño no constituye ninguna novedad, y es de lo más simple. Pero tremendamente efectivo, fácil de usar e intuitivo. En realidad se tarda mucho más en describirlo que en dominarlo.
¿Qué quiero decir con eso de la longitud? Si se sabe qué tienes que hacer en cada momento, el juego puede completarse en una hora y veinte minutos, según mi cronómetro. Naturalmente, tal récord necesitó cortar los diálogos porque ya los conocía, así como haber jugado previamente una partida "normal" en la que uno debía resolver los puzzles. En modo "normal", el juego dura unas nueve horas, siendo generoso. Uno recuerda los juegos de antaño, que costaban meses y meses de neuronas destrozadas y tardes perdidas hasta llegar a la pantalla final, en que casi nos daba la llorera al contemplar el "The End" en la pantalla del monitor. Pero esos tiempos hace tiempo que pasaron, y hoy en día la duración de una aventura gráfica se ha reducido y reducido y vuelto a reducir. En otros casos, cabe pensar que se ha hecho en beneficio, o por motivo de unos gráficos costosos, bellos y superfluos, todo junto a la vez. En el caso del "Tesoro de la Isla Alcachofa", se ha diseñado pensando explícitamente en un tiempo corto de juego.
- Mínimo: Procesador Pentium a 100 MHz con 16 Mb de RAM (y mucha paciencia). [La caja del CD, en cambio, establece un P133 con 32MB como requisito mínimo]
- Recomendado: Procesador Pentium 133 con 32 Mb de RAM. [Esta vez se pide un P166 con 64MB]
Y 254 Mb de espacio libre de disco duro.
De paso os sirve como ejemplo de lo que yo antes llamaba "particular sentido del humor".
El juego ha sido testeado en un P120 provisto de 64MB de RAM, Windows 95 y un CDx12. En este ordenador el rendimiento ha sido renqueante, aunque es preciso admitir que se trata de una configuración que no cumple los requisitos mínimos estipulados por el equipo de desarrollo.
Así mismo, también ha sido comprobado en un Athlon 600 con 128MB de RAM, Windows 98 y un CDx52. Casi es innecesario precisar que en este sistema el juego ha funcionado de perillas.
7.5
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.