Spirit of Speed: 1937

En 1906 el French Automobile Club promovió su primera carrera de GP que transcurría sobre un trazado de 64 cerca de Le Mans. 32 (treinta y dos) coches tomaron la salida y sólo 11 (once) llegaron a la línea de meta. El ganador conducía un Renault que equipaba ruedas Michelín, las cuales le permitían hacer un cambio de rueda, en caso de pinchazo, en 3 (tres) minutos y no en 15 (quince) como lo hacían las de otras marcas

El circuito de Monza, situado en Italia, es uno de los que tienen más solera dentro de el mundillo de la Fórmula 1. Desde que en 1922 fue inaugurado, ha sufrido muchos cambios y modificaciones, pero la carga histórica que encierra lo convierte, por derecho propio, en uno de los más carismáticos.

Es un circuito extraordinariamente rápido, como lo demuestra el hecho de que en 1971 cinco coches alcanzaron la meta en el mismo segundo. Lo cual lo convierte también en un circuito peligroso, con más de 20 muertes de pilotos a sus espaldas, entre ellos Wolfgang von Trips o Ronnie Peterson entre otros.

Pero la verdadera fascinación por Monza surgió cuando las carreras de Fórmula 1 significaban algo más que una guerra comercial de cifras y ventas. Surgió cuando los bólidos eran cacharros metálicos que más parecían balas que vehículos propiamente dichos.

Y ese es el "espíritu" que pretende recuperar este juego de Broadsword Int. Un viaje al comienzo de la fiebre del automovilismo, a la pura y dura sensación de velocidad sin más defensa que un raquítico casco y unas gafas de piloto, a las carreteras mal asfaltadas y a los baches a "tutiplén".

GRÁFICOS

Este es el apartado más notable del juego Los muchachos de Brodsword se ha currado unas recreaciones de los bólidos de aquella época que todos los amantes de los juegos de coches sabrán valorar en su excepcional medida.

Coches como los Auto Union (modelos C o D) que corrían a 170 mph. y que disponían de 5 velocidades, o los Bugatti, uno de los más populares y que alcanzaban las 140 mph con sus 4 velocidades, pasando por los Dusenber, construidos por Count Trossi para la escudería Ferrari y que alcanzaban las 150 mph. con sus 4 velocidades, o los Alfa Bimotore, que fueron diseñados para competir directamente con los Mercedes y los Auto Union, y que alcanzaban las 205 mph. con sólo 3 velocidades. Todos ellos gozan de una recreación sublime, que cuenta con cincos vistas distintas a la hora de jugar, entre las que se encuentra la cámara en primera persona que nos muestra el salpicadero de cada uno de estos modelos, donde destacan sobre manera los espejos retrovisores de alguno de los modelos. Todo un lujo de diseño.

Pero el aspecto gráfico no se detiene ahí, sino que continua con la ambientación de los circuitos y los decorados. Conduciremos en de los más grandes y emblemáticos circuitos de la historia (hasta aquella fecha).

Pocos hay que transcurran por circuitos propiamente dichos y concebidos como tal: El circuito alemán de Avus, con su forma oval y sus curvas peraltadas 43 grados; el circuito inglés de Brooklands, con sus curvas de 90 grados; el circuito de Montana, en USA, simple, corto (2 km.), oval; o el más emblemáticos de todos: el circuito Roosevelt, de 4 millas de longitud, con curvas muy ajustadas.

Otros, en cambio, discurren por trazados que mezclan zonas de circuito con tramos de carretera normal. Es el caso del mítico circuito italiano de Monza, de 7 km. de longitud y famoso por sus chicanes; o el circuito francés de Pau, que transcurre por el corazón de los Pirineos durante los 2,7 km. que tiene su trazado; o el famoso circuito inglés de Domington, completamente hecho a base de carretera con 5 km. de longitud.

Nada del otro mundo. Pasa por el juego sin pena ni gloria. Lo importante son los bólidos y las carreras. Tiene más pinta de película muda que de juego de carreras.

Los efectos de los chirridos de las ruedas están fuera de toda duda. Por menos de un duro ya se están quejando, ¡y eso que a veces no pasamos de los 50 km. por hora!

Cada uno de los coches tiene su propio comportamiento en el circuito, diferentes respuestas físicas y distintos modelos de amortiguadores. Y si ya de por sí se hacía difícil controlar estos cacharros, tendremos que tener en cuenta el tipo de ruedas que "calzamos" a nuestro vehículo, así como los frenos, etc.

A todo ello se une la desesperante aceleración que tienen la mayoría. Lo mejor es no darse ningún porrazo, porque como tengamos que volver a coger velocidad... llegamos antes a pie.

El control es un tanto "rocoso", lo que corresponde al tipo de coches que tenemos que conducir. Y esto puede ser que fuese así, y que el realismo del juego sea "cum laude", o que les haya salido "demasiado" realista el "engine".

Por lo demás tendremos las opciones de siempre en este tipo de juegos.

Es un juego que basa su poderío en el apartado gráfico, recreando una época del automovilismo que nadie había tocado antes, pero con el acierto de hacerlo con el nivel necesario para encandilar los amantes de este deporte.

Si estás harto de prototipos futuristas, de cambios automáticos integrados en el volante, de suspensiones inteligentes, de motores último modelo, carrocerías aerodinámicas y lo último en seguridad tanto activa como pasiva, tu juego es Spirit Of Speed: 1937.

Un viaje al pasado, a los comienzos del automovilismo de competición, cuando los bólidos eran auténticos monstruos de la ingeniería automovilística y apenas poblaban nuestras carreteras.