Chase the Express (PlayStation)

Ahora que parece que este género esta tan de moda nos llega otro título de la mano de Sony Computer Entertainment Japón bajo el sello de los desarrolladores de Sugar & Rockets con una temática similar a la del clásico de Konami.

Pero conscientes que el intentar crear algo parecido es  imposible, los programadores de Sugar, han cogido algunos de los elementos de Metal Gear y los han mezclado con el otro pilar de moda, 'el survival horror' y característico de Resident Evil.

Aunque el experimento parezca descabellado, si las cosas se hacen bien, como en este caso, el resultado puede dar de si un título con muchas garantías. Y así ha resultado, ya que el título que nos ocupa ahora, Chase the Express, es uno de los lanzamientos más fuertes de esta recta final de la época estival

Hasta aquí el argumento es de lo más original, lo que no han tenido en cuenta los programadores es que un juego de estas características se basa también en la diversidad, la capacidad de sorprender al jugador y variedad de localizaciones.

Si no hemos de tener ninguna queja por la variedad de situaciones (cortar los cables de una bomba, matar por la espalda, evitar ser visto...) si se ha visto perjudicado el juego en el hecho que toda la aventura se desarrolle con el tren como único protagonista, si bien es cierto que tendremos enfrentamientos encima de algún que otro vagón. El juego adopta un esquema de 'survival horror' en cuanto a sistema gráfico, items, y lo único que cambia son los zombis por terroristas.

La ambientación es muy buena, eso sí, pero no por el apartado gráfico, que es muy discreto, sino por la música. Esta tan bien unida a la acción que transcurre en pantalla, que permaneceremos mas atentos a los cambios de volumen por si algo se nos viene encima, que a los soldados que veremos en pantalla.

Otro aspecto destacable es la multitud de acciones que puede realizar nuestro personaje, como disparar, correr, agacharse, rodar para evitar las balas, saltar...vamos que nuestro agente es de lo mas completo en cuanto a movimientos se refiere.

Esto se traduce en entorno de poco detalle (no se puede comparar con el preciosismo de RE: Nemesis o los Final Fantasy), gráficos en baja resolución para poder darle mayor fluidez a la acción, con los elementos justitos en pantalla, efectos de luz bastante pobres... y esto no es por culpa de la consola, pues si vemos Metal Gear o Vagrant Story observamos diferencias abismales con el título que nos ocupa.

En cuanto a la realización de los personajes, siguen la tónica general del apartado gráfico. Baja resolución, realizados con un número mínimo de polígonos, y excesivamente pixelados. Además, en pantalla no suelen juntarse mas de tres personajes a la vez...

Las cámaras, en vez de ayudar, nos complican mas la vida si cabe, pues para disparar correctamente nos tendremos que acercar bastante al enemigo y sin un buen punto vista seremos fácilmente abatidos, lo que aumenta el nivel de dificultad de una forma incomprensible e injusta.

Y para colmo, los muchachos de Sugar&Rockets tampoco han sabido aprovechar las capacidades FMV de PlayStation. Y aquí si que no tienen excusa, pues cualquier compañía, con un poco de empeño puede realizar unas intros y espacios generados por ordenador increíbles ( como ejemplo baste decir Tekken, Ridge Racer, OddWorld...) pero aquí tampoco han sabido llevar a cabo el trabajo, y seremos obsequiados con una de las más lamentables intros que se recuerdan corriendo en esta máquina desde su nacimiento. Hay queda eso.

 Durante el juego, es el elemento que más personifican lo que esta sucediendo y lo que realiza gran parte de la ambientación, porque el apartado gráfico va muy justo para según que cosas.

En cuanto a los FX, también hay que destacarlos por su realización y realismo. Muy buenos todos los disparos, explosiones, gritos, pasos del enemigo... y ante todo el movimiento del tren sobre los raíles.

En algunos momentos de la aventura nos será necesario afinar el oído para de esta forma saber donde esta el enemigo, como desactivar una bomba o deleitarnos al escuchar el estruendo que provoca nuestra arma al disparar, y todo con un realismo increíble.