Tiger es de otra pasta: “El objetivo es una victoria”

A sus 48 años y con el cuerpo hecho retales, Tiger Woods se resiste a ser una pieza de coleccionista en el museo de las leyendas del golf, un mono de feria utilizado como reclamo para vender entradas en tiempos en los que el PGA ha perdido el monopolio de la atención del aficionado a este deporte. Por mucho que el paso del tiempo y las cicatrices hayan reblandecido la coraza de una personalidad polarizadora, una de esas que amas u odias, en su interior sigue habitando el animal ultracompetitivo que le sentó a la mesa de los deportistas más importantes de la historia.

Lo demostró de nuevo en la rueda de prensa previa al Genesis Invitational, el torneo que apadrina en el Riviera Country Club de Los Ángeles (California, EE UU), que arrancó este jueves. Es su primera salida del año, y no habrá muchas más (los majors son lo único que parece seguro en su calendario dado el maltrecho estado de su pierna derecha), por lo que el californiano no piensa contemporizar. Aunque la lógica de los mortales sugiera que no está para disputar el triunfo (de hecho si no fuera porque este es uno de los Signature Events del calendario, con un corte de los 50 mejores entre un total de 70 jugadores, el debate seguramente estaría en si sería capaz o no de abrirse camino hasta el fin de semana), la lógica del Tigre, la de los grandes campeones, va por otros derroteros. “El objetivo es una buena victoria. Estaría bien. He jugado aquí desde 1992 y nunca he ganado. Confío en encontrar la manera, meterme en la pelea y por qué no ganar el torneo al final de la semana”, se despachó sin pestañear en la sala de prensa de The Riv, un campo que nunca le ha visto ganar, y de cuyo historial en él se desprende que tampoco anda entre los favoritos de Woods.

En su prime, en el año 2000, acabó 18º allí, su segundo peor resultado de la temporada. Volvió a quedar fuera del top-10 en 2001, se lo saltó en 2002, 2007 y 2008 y en 2006 se retiró alegando una gripe tras tirar un 74 en la segunda vuelta. Es un trazado tan exclusivo (se encuadra en pleno Hollywood y cuenta entre sus socios estrellas del celuloide como Mark Wahlberg, Adam Sandler o Michelle Pfeiffer) como con fama de esquivo en lo que a los más grandes se refiere. Jack Nicklaus, Gary Player o Bobby Jones, entre otros, tampoco consiguieron meterle mano.

Lo consiga o no Tiger, esa no fue la única perla que dejó en su comparecencia. También habló de otros temas candentes como la inversión del Strategic Sports Group en el PGA, el acuerdo (o no) con el LIV, su nuevo caddie o Sun Day Red, su nueva línea de ropa en colaboración con TaylorMade, que confirmó que será la única que luzca a partir de ahora, con Riviera como escenario de su estreno.

Negociación con el LIV: “Creemos que su entrada en PGA Tour Enterprise sería positivo. Nos gustaría que el PIF fuera parte de nuestro circuito y parte de nuestro producto. Financieramente no es tan necesario. El dinero que ha entrado ahora (con SSG) es más o menos lo mismo que acordamos en el acuerdo marco. Así, su entrada sería ir más allá de esas cifras. Confíamos en hacer nuestro producto mejor en el corto plazo y largo plazo. Las negociaciones son continuas y fluidas. Yo no he hablado personalmente con nadie de LIV ni con Yassir Al-Rumayyan”.

Retorno al PGA de los ‘fugados’: “Estamos estudiando todos los modelos posibles, viendo cómo afectaría a los jugadores que se han quedado y a los que se han marchado y cómo mejorar nuestro producto en el futuro. Hay muchas ideas y, a corto plazo, realmente no lo sabemos. Ni siquiera sabemos cómo será a largo plazo. Créanme, hay correos electrónicos diarios, semanales y conversaciones sobre esto”.

Golf en equipo: “Va a ser parte del Tour. En cierto modo ya es parte del Tour, tenemos la TGL (la liga virtual que auspicia junto a Rory McIlroy). Eso sí, en cuanto a torneos oficiales, aún no sabemos cómo serán. En cuanto a eventos de una noche, lo que ofrece TGL va a ser entretenido. Hay que ver si podemos transformar eso o unirlo con torneos oficiales. Esa es una de las razones de que SSG sea parte de esto y de nuestras negociaciones con PIF”.

Inversión del Strategic Sports Group: “Tratamos de ofrecer el mejor entretenimiento y para ello tienes que tener a los mejores jugadores. Queremos tener la historia y las tradiciones de nuestro circuito, la estructura, la accesibilidad, tener todos los intangibles que han hecho del PGA Tour lo que es ahora y lo que ha sido. El objetivo es que sea incluso mejor. ¿Y cómo lo hacemos? Esa es la idea de tener a un grupo como SSG. Es un grupo bastante notable en la industria del deporte. Son líderes increíbles. Necesitamos liderazgo y ellos lo tienen, así como cerebros increíbles generando ideas que pueden hacer que este circuito sea mejor”.

Estado de forma: “Sí, ya no me duele el tobillo porque ya no hay huesos rozando entre sí. Pero hay partes de mi cuerpo que se llevan la peor parte por esta fusión. Ahora, junto a la espalda, tengo dos partes fusionadas y eso tiene consecuencias en otras partes del cuerpo que tienen que adaptarse. En cuanto al amor por el golf, todavía me encanta competir, me encanta jugar, me encanta ser parte del juego. Es el deporte de mi vida y no quiero dejarlo nunca”.

Inédito en Riviera: “Siempre me he considerado un buen jugador de hierros y aquí tradicionalmente no le he pegado bien. Es un campo para abrir la bola, la mayoría de los hoyos son de izquierda a derecha para un diestro. Ni mis hierros ni mis putter han estado bien en este campo. Por alguna razón, nunca he tenido una semana buena y es frustrante en el sentido de que este es un campo de golf que siempre me ha entrado por el ojo. Espero que toque esta semana”.

Nuevo caddie: “He tenido una gran relación con Lance Bennett a lo largo de los años. Coincidimos en la Presidents Cup y en la Ryder cuando era caddie de Kuchar. Tiene los pies en la tierra, es muy leal y un gran conversador. Hemos tenido las misma sensaciones, miramos el campo igual, leemos los putts muy similares… Vamos a ser un gran equipo”.