Solo el putter puede parar a Jon Rahm en Madrid

Desde que el Open de España volvió al Club de Campo de Madrid, en 2019 (en 2020 no se disputó por la pandemia), Jon Rahm acumula dos títulos en tres ediciones, una única vuelta sobre par (el 72 del sábado en 2021, cuando ganó Cabrera Bello) y el récord del torneo respecto al par, el -25 con el que se impuso el año pasado. Es un clamor que el vizcaíno no tiene rival más allá de sí mismo en este trazado, y en días como este jueves, en el que cogió calles y greenes por doquier, todo se reduce al putter, que puede tornarse en mejor amigo o acérrimo enemigo. Ni lo uno ni lo otro fue esta vez, y aún así sacó un -4 que le dejó 15º, a cuatro golpes del imponente -8 que se anotó el francés Pavon, un giro de guion final inoportuno en el día de la Fiesta Nacional.

Jon compartió partido con otro jugador nacional, Rafa Cabrera Bello, y el alemán Yannick Paul. Obviamente el más seguido de la jornada, con una agitación por parte del público tan comprensible, por la escasez de oportunidades para verle en suelo español, como molesta, porque a menudo el saber estar brilla por su ausencia.

Ya en el tee del 10, por el que le tocó salir a las 09:30, en uno de los primeros grupos del día, se agolpaban las multitudes. Ahí se dio la primera oportunidad de birdie. Unos dos metros y medio de putt. Lo falló. Misma historia en el 11. Calle, green, calle, green. La rueda no paraba, y era cuestión de tiempo que cayera el primer birdie. Se hizo esperar hasta el primer par 5, el 14, en el que pateó de lejos para eagle. Con el rebufo restó de nuevo en el 15, un hierrazo a unas pocas pulgadas del trapo.

No falló desde el tee hasta el 18, un par 4 corto pero en el que fallar la calle es una pesadilla, con el green en altura y la bandera apenas visible. Del rough fue al bunker y de ahí al bogey. El metrónomo no funcionó igual por los nueve segundos, que completó en -3 pero en los que pegó algún golpe extraño como el approach del quinto, apenas un wedge que se quedó muy corto. No le gustó al León de Barrika. Lo exteriorizó con vehemencia. Y como tantas otras veces, canalizó el enfado en gasolina. Tuvo suerte en la salida del 6, que falló por la izquierda pero se le quedó bien, y aprovechó con un golpazo que le dejó el birdie a algo más de un metro. Lo confirmó.

La última alegría se la daría aprovechando el par 5 del 7, en el que partió la calle, cogió el green de dos y casi embocó para eagle. El 8 no lo jugó súper, pero le sacó el par, y en el noveno no extrajo renta de una lejana oportunidad de birdie. Un arranque que le dejó contento (”ha sido un gran día de golf”, diría luego), no podía ser de otra manera.

Víctor García pincha al final

El mejor español del jueves, sin embargo, fue el catalán Víctor García Broto, un campeón del Alps, la tercera división europea, que ahora juega el Challenge, la segunda, y sacó la plaza en la previa del Centro Nacional. Lideraba a la altura del 17, con un solo bogey y ocho birdies, cuatro de ellos enlazados del 13 al 16 en una racha sensacional. Pero una buena parte del botín acumulado se le fue por el sumidero del 17, un par 3 traicionero, custodiado por árboles y dos bunkers frontales que con la bandera corta, como en esta ocasión, son un suicidio. García se fue demasiado por la derecha, perdió la bola y jugó una provisional que al final fue la buena e hizo chip y putt. Doble bogey y -5 en su tarjeta para la sexta plaza.

Del resto de españoles, también jugaron bajo par Tarrio, Del Rey, Campillo y Larrazábal, todos en -3; Adrián Otaegui, que firmó -2 tras arrancar como un tiro (-3 por los nueve primeros) y gripar en la segunda mitad de la vuelta; Jorge Campillo, también -2; y Cabrera Bello, Sebas García, Alfredo García-Heredia, Ángel Hidalgo, Gonzalo Fernández-Castaño y Arnaus, -1. Al par cerraron Cañizares y Elvira y en +1, Juan Monsalve, Luis Masaveu y Borja Virto. +2 para Ignacio Gómez y Ángel Ayora, +3 para Quirós y +7 para Pep Anglés.

A Justin Rose se le atraganta el Club de Campo

El gran nombre del torneo por pedigrí internacional junto a Jon Rahm es el de un Justin Rose que ya dijo en la previa que veía el campo complicado. Esa afirmación se trasladó a su tarjeta este jueves. El inglés empezó torcido, con un doble bogey al 2 tras fallar la calle, y ya no despegó. Sacó birdies en el 4 y el 6 para corregir el descalabro, pero a partir de ahí hiló doce pares seguidos y cerró con 71 golpes, el par de un campo que en las condiciones en que se jugó es para hacer pocas. De hecho, lo que en otro escenario podría valerle, en este le deja en la parte mala del corte. Tendrá que robarle golpes al diseño de Javier Arana el viernes.

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