Sergio García abraza su destino: campeón en Valderrama
El castellonense se impone en un playoff a Lahiri tras obrar una remontada fabulosa y consigue al fin su primer triunfo en el LIV.
Lo que hizo Sergio García este domingo en el Real Club Valderrama fue sencillamente abrazar su destino. Nació para reinar en la perla de Sotogrande (Cádiz) y eso es precisamente lo que ha hecho a lo largo de una carrera que ya comprende 37 victorias tras amarrar su primera en el LIV, la cuarta en este campo. Parecía una quimera a media tarde del sábado, pero acabó materializándola en la última vuelta con una remontada fabulosa, en la que dejó ver, una vez más, lo especial que es su relación con uno de los mejores diseños del mundo. Y eso que un tripateo en el último hoyo trajo a la memoria el fiasco de Miami y estuvo a punto de dinamitar la historia.
No ocurrió, porque estaba escrita. Solo así se explica que su tarjeta en los últimos 18 hoyos fuese mejor que el acumulado de 52 de los otros 53 contendientes a lo largo de tres rondas. Tirar un 66 un domingo para ganar en este campo, con diferencia el más exigente de los que ha visitado la gira saudí esta temporada, tras empezar la jornada a siete golpes de la cabeza, es algo fuera del alcance de cualquiera que no se llame Sergio y se apellide García. Claudicó ante su empuje el indio Lahiri, que había salido con cuatro golpes de ventaja en cabeza y se deshizo entre los alcornoques de Valderrama y el calor abrasador. Con Sergio esperando ya en casa club un desenlace que pintaba a decepción cuando Anirban llegó de dos golpes al green del 18, ocurrió el milagro. El de Pune la dejó casi dada con el primer putt y después incomprensiblemente falló desde un metro escaso. Pocos precedentes similares, finales tan anticlimáticos, se recuerdan en toda la historia del golf profesional.
Antes Sergio se había dado un paseo militar por su jardín, especialmente inspirado en el tramo del 11 al 14, a punto del hoyo en uno en el par 3 del 12 y del eagle en el par 4 del 14. Hasta ese sopapo en el 3, el último hoyo de su vuelta, en el que dejó muy corto su primer intento de embocar tras ‘cazar’ el green y acabó con un cuatro. Ya en el playoff se le notó exigido por el contexto, y a Lahiri abrumado, tanto por el peso de la oportunidad que se abría ante sí como por lo mal que había gestionado la situación a lo largo de la jornada. Se jugó sobre el 18, se necesitaron dos intentos y lo ganó Sergio. El que jugó menos mal, porque Lahiri le hizo un doble bogey que también habría que rebuscar en los almanaques para encontrar en un hoyo de desempate.
Lejos de esas latitudes acabó Jon Rahm, que no termina de encontrar el feeling con este campo, par en el día y en el acumulado, décimo en su noveno top-10 del curso, que sabe a poco. Las sensaciones a cuatro días del British Open, último grande del curso, no son óptimas. También concluyó lejos de la cabeza, que merodeó durante buena parte de la cita, Eugenio Chacarra, el mejor español el viernes, antes de perder comba el fin de semana. En el tercer asalto entregó un +3 para +1 y la 12ª plaza.
“Sin duda es uno de los momentos destacados de mi carrera”, celebró el de Borriol, que tenía su última victoria en el Sanderson Farms de 2020, aún como miembro del PGA. Suya fue la segunda piedra, tras el triunfo de Carlitos Alcaraz en Wimbledon, de lo que puede ser, si la Selección de fútbol remata en la Eurocopa, un domingo para el recuerdo del deporte español. “Alcaraz ha ganado hoy (por este domingo), ojalá España gane esta noche... Va a ser un fin de semana increíble. He puesto un -5 y a ver qué pasaba. He jugado bien el playoff, es un hoyo difícil y estoy muy feliz. Ha sido increíble toda la semana, tener a mis padres, mi mujer, mis hijos, es especial. Mi padre ha sido todo, no viaja ya mucho, pero estoy muy feliz de que esté aquí”, añadió. “Yo no soy el que lo decide, los majors tienen que tomar una decisión y yo estoy contento por haber tenido esta carrera, jugar 25 US Open seguidos es un gran logro. La forma en la que estoy jugando habla por sí sola, pero yo no soy quien toma las decisiones”, zanjó sobre la sempiterna polémica por las dificultades que encuentran los LIVers para acceder a los grandes al no tener su circuito puntos de ranking mundial. Él, que no consiguió billete en las previas, faltará al British, por segundo año consecutivo tras estar jugándolo de forma ininterrumpida entre 1998 y 2022.
Unos 4,3 millones de euros (4,75 de dólares), los 3,6 que le corresponden como campeón individual y los cerca de 700.000 que constituyen su parte alícuota por el triunfo de los Fireballs en la clasificación por equipos, engrosarán la cuenta de Sergio, que no pudo participar del campeonato colectivo porque se estaba batiendo el cobre con Lahiri. Cogieron las riendas el catalán David Puig (27º individual con -1 para +10 este domingo) y el mexicano Abraham Ancer, que sometieron a DeChambeau y a Paul Casey en el primer hoyo de otro playoff. Un cierre atípico, como casi todo lo que rodea a esta organización. Uno que carga de argumentos nuevamente a los que predican ausencia de tensión competitiva, que tienen munición en la sonrisa socarrona de Lahiri tras fallar el putt que le condenaba al desempate, pero también uno que justificó el precio de la entrada. Sobre todo para la afición local, deleitada con la victoria del hijo pródigo.
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