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GOLF | MASTERS DE AUGUSTA

Scheffler abre una nueva era con su segundo Masters

El texano consolida su dominio del golf actual con su segunda chaqueta verde, tercer triunfo este año, noveno de una carrera con 50 top-10 en 120 torneos.

Actualizado a
Scheffler abre una nueva era con su segundo Masters
Mike BlakeREUTERS

Amortizada hace tiempo la ‘era Woods’, aunque aún no se pueda descartar completamente la posibilidad de que el Tigre añada otro grande a sus vitrinas, y desde luego él no parece por la labor de hacerlo, este domingo se confirmó que asistimos a la ‘era Scheffler’, que consolidó su trayectoria como categoría histórica con una segunda victoria en el Masters de Augusta, rematada con un -4 para -11 en la última vuelta. Para enfatizar el cambio de tercio, Tiger completó con un +5 para +16 y la 60ª plaza, última entre los que pasaron el corte, la peor aparición de su carrera en un torneo que ha ganado cinco veces.

No es que los resultados acumulados por el texano de 27 años, una estrella atípica carente de ego, al menos que sepamos por ahora (si quieren ejemplos ahí va uno: estaba por la labor de retirarse en caso de que su mujer Meredith, en la recta final de un embarazo, se pusiera de parto), entre su primera chaqueta verde y esta invitaran a pensar lo contrario. Es más, si a alguno le pusieran delante su curriculum sin el nombre en el encabezado seguramente el primer golfista que les vendría a la cabeza sería el Tigre.

Hablamos de 51 top-10 en 120 torneos jugados, 38 top-5, nueve victorias, dos grandes, 101 cortes pasados. Hablamos del tercer jugador en los últimos 40 años en ganar sus primeros seis torneos en 400 días, del único junto a Woods y Nicklaus que ha sido campeón en vigor del Masters y The Players a la vez. Y ahora que el golf va más de parné que de otra cosa, hablamos de un jugador que ha sido capaz de ganar 21 millones de dólares en premios en un año, récord histórico. Al parecer suficiente para él, que si ha tenido una oferta del LIV (nunca ha hablado del tema y nunca ha salido a la luz tal cosa) a la vista está que la ha rechazado.

Podría decirse que Scheffler olía a campeón de cabo a rabo del torneo, pero lo cierto es que el aroma venía de mucho antes. Empezó la temporada quinto en Kapalua y abrochó otros cuatro top-10 antes de despegar en marzo: victoria en el Arnold Palmer, victoria la semana siguiente en The Players y un segundo puesto en Houston, su última salida antes del Masters, que comandó desde el viernes, ese día en un triunvirato con Homa y DeChambeau (el único que asomó realmente del LIV y solo antes del fin de semana, pues su tercer asalto fue un descalabro que no supo corregir en el cuarto), el sábado ya en solitario. Nunca tuvo la mejor tarjeta del día, nunca derrapó. El par del campo de la segunda vuelta fue su peor resultado. Y es que eso, una solidez a prueba de los elementos (las rafagas huracanadas de los primeros días no le hicieron ni cosquillas) y de cualquier situación, es su fortín.

Llegado el domingo, la certeza de que él no cedería obligó a atacar a sus perseguidores, que lo fueron pagando sin remedio. Aberg, el más insistente, que en su primer grande ha dejado más de una boca abierta, se despeñó con un doble bogey en la trituradora del 11; Morikawa, con otro en el 9; Homa se lo hizo al 12. Nunca le cayó a Scottie, que evitó los grandes números durante casi toda la semana y solo pasó del bogey en el décimo hoyo del sábado. Cuando abrochó el birdie este domingo en el 13 y alcanzó el -9 con tres de renta, que al final fueron cuatro sobre el citado Aberg, era vox populi que el pescado estaba vendido.

Una curiosa investidura

Consumado el triunfo, el encargado de colocarle de nuevo la chaqueta verde, como marca la tradición, fue Jon Rahm, precisamente el mismo al que invistió él hace un año, lo que nos lleva a un dato curioso, porque este ‘tuya, mía’ no es novedad. Ya alternaron papeles en la ceremonia Ben Hogan y Sam Snead de 1951 a 1954, después Arnold Palmer y Jack Nicklaus de 1962 a 1965, Phil Mickelson y Tiger Woods en 2005 y 2006, y Bubba Watson y Adam Scott en 2013 y 2014. Una imagen reveladora, la de los dos mejores golfistas de su generación turnándose la prenda más codiciada del mundo del deporte.

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