Ryan Peake: de la cárcel a jugar un Open con Phil Mickelson
El neozelandés Ryan Peake, que pasó por prisión en su época en una banda de moteros, disfruta con la leyenda en un día duro en Portrush.


La vida da muchas vueltas, pero giros de guion como el que tiene la de Ryan Peake no se ven muy a menudo. El golfista australiano completó, con su victoria en el New Zealand Open el pasado marzo, un periplo que le ha llevado de la cárcel al British Open de golf, para el que se aseguró la plaza gracias a ese triunfo. Este jueves le llegó la hora de debutar en un grande, y por si fuera poco quedó emparejado con una leyenda como Phil Mickelson, el ganador de seis grandes y el rayo de luz en una vuelta por lo demás desagradable para Peake.
El australiano completó el Dunluce Course de Royal Portrush con un +6 merced a ocho bogeys y dos birdies, el último de ellos en el 16, un hoyo que va a tolerar muy pocos a lo largo de la semana. “Sé que todo el mundo pensará que, viniendo de donde vengo, con la experiencia es suficiente, pero estoy muy descontento con la vuelta. El campo me ha golpeado duro. He sido como Papá Noel, regalando golpes por todos lados”, comentó decepcionado tras entregar la tarjeta.
Sí que hubo dos notas positivas en su recorrido. Una el citado birdie al 16, “palo perfecto, golpe perfecto”, que explicó desde la ausencia de presión por el resultado que arrastraba: “Cuando vas siete arriba no puede ir mucho peor, así que fue relativamente sencillo ponerme ante la bola y apretar el gatillo”.

Y otra por supuesto navegar la vuelta en compañía de Mickelson. “Ha estado muy bien. Le he pedido la bola y me ha firmado el guante. Cuando ha llegado se ha presentado, que no hacía falta porque sabía perfectamente quien era, y me he puesto nervioso. Más que por él por el hecho de debutar en un grande y esas cosas”, contó.
“No me ha ofrecido ayuda en ningún momento, lo cual agradezco porque si Phil Mickelson te ofrece su ayuda es que te está yendo muy mal. Hemos hablado de la familia y otras cosas, nada muy extraño. He podido agarrar alguna vez el putter con el que ganó el Masters, que ha sido algo muy guay. Cuando su caddie se ha puesto a repartir bolas al terminar le he gritado ‘qué hay de mí’. Pensaba que no lo decía en serio, y yo estaba en plan ‘por supuesto que hablo en serio’”, completó.
Un pasado turbulento
La historia de Peake es una turbulenta. Su nombre, el mismo que el del guitarrista de la banda de rock duro Nickelback, podía hacer presagiar lo que ocurrió hace años, cuando Peake se sumergió en el oscuro mundo de las bandas de moteros. Concretamente se unió a los Rebels, un grupo formado en Queensland que en su apogeo llegó a contar más de 1.000 miembros repartidos en 70 capítulos por todo el territorio australiano. Entre las actividades que desarrollaban al margen de la ley, el tráfico de estupefacientes y armas, extorsión, proxenetismo, lavado de dinero, secuestros, robos a mano armada...
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Un abanico de actividades que solo podía acabar mal, y así fue en el caso de Peake, quien terminó cumpliendo una condena de cinco años por agresión. Terminó de cumplirla en 2019, con 25 años, y pudo retomar la carrera golfística que había puesto en pausa (en su día formó parte, junto a Cameron Smith, del equipo australiano que ganó la Trans-Tasman Cup en 2010) para dedicarse al crimen gracias al contacto que mantuvo en prisión con Ritchie Smith, entrenador de swing entre otros de Min Woo Lee. Este fue quien le empujó a acercarse de nuevo al deporte que ahora le regala momentos como los vividos este jueves.
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