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ALPINISMO | EVEREST

Récord de permisos y residuos: los montañistas del Everest deberán recoger sus heces

Ante una montaña que ‘apesta’ por las tres toneladas de excrementos, Nepal toma medidas sin reducir el número de concesiones.

Uno de los campamentos en la subida al Everest.
SPCC

El Everest tiene una doble cara como atractivo para el turismo deportivo: la del reto físico y mental y la de la basura. Según los cálculos de la ONG Sagarmatha Pollution Control Committee (SPCC), la montaña acumula cerca de tres toneladas de excrementos humanos solo entre los campamentos uno y cuatro. Los alpinistas que se aventuran no solo tienen que lidiar no solo con las condiciones extremas, sino también con los residuos que generan ellos mismos.

Las autoridades locales llevaban tiempo tratando de solucionar el problema, pero fue un paso más allá: los montañistas deberán recoger sus excrementos y regresar con ellos. Al inicio de la ruta tendrán la obligación de recoger unas bolsas para guardarlos y depositarlas en unos contenedores a la vuelta en el campamento base.

Para mayor control, las autoridades avisan de que las bolsas serán revisadas a su regreso. Para la próxima escalada, que se iniciará en marzo, se espera repartir en torno a 8.000, dos para cada persona, las cuales podrán reutilizar sobre cinco y seis veces, calculan. Estas bolsas no son unas corrientes, sino que están compuestas por productos químicos que facilitan la solidificación de los excrementos.

Mingma Sherpa, junto a su hermano fueron unos de los primeros en ascender los 14 ochomiles, aseguró: “Nuestras montañas están empezando a apestar”. Las autoridades de Pasang Lhamu, municipio donde se ubica el Everest, confirmaron a la BBC que se trata de un problema visible, puesto que, debido a alta presencia de montañeros y las temperaturas extremas, las heces no terminan de degradarse. De ahí la medida obligatoria. El problema se da con mayor intensidad en las zonas más altas, en las que hay menos nieve y los alpinistas no pueden recurrir a la opción de cavar un hoyo y cubrirlo después.

La tendencia a la baja respecto al número de escaladores no parece que vaya a darse. Nepal rompió en 2023 el récord de permisos concedidos para subir al Everest: 454. A ello se suma que, de media, los montañeros suelen pasar dos semanas en las alturas y que aún quedan zonas por descubrir, como la ‘cresta de la Fantasía’ o la ‘travesía de la Herradura’. Estos atractivos son un caramelito para los montañeros más atrevidos que no dudarán en unirse a la aventura en caso de tener ocasión.