Raw es Netflix: Roman Reigns vuelve a ser el jefe tribal y CM Punk vence a Seth Rollins
Rhea Ripley venció a Liv Morgan y recuperó el campeonato mundial femenino en el estreno de la WWE en Netflix.
La nueva era de la lucha libre americana ya ha llegado. La WWE y su buque insignia, RAW, han desembarcado en Netflix, donde se emitirá en directo a escala internacional. Triple H, jefe de contenidos de la empresa, no escatimó en el estreno, gracias a la presencia de estrellas inmortales como The Rock, John Cena o Hulk Hogan y combates que afectarán al futuro más inmediato de la compañía.
La velada comenzó con un discurso institucional de Triple H, quien reivindicó la historia de la lucha libre y su capacidad para producir momentos inolvidables. Acto seguido fue el turno de otra gran leyenda, The Rock. El actor y luchador es parte del accionariado de la WWE y mezcló frases personales con una presentación para la audiencia de Netflix: “If you smell... what The Rock is cooking” [“Si hueles... lo que The Rock está cocinando].
A continuación, llegó uno de los momentos de la noche. El primer combate fue la batalla por el Ula Fala entre Roman Reigns y Solo Sikoa. El segundo dominó los primeros compases, gracias a aplicar una uranage sobre la mesa. Sikoa procedió con golpes repetidos a la cabeza de Reigns incluso utilizando las escaleras que dan acceso al cuadrilátero.
El hijo de Rikishi hablaba con su rival al mismo tiempo que continuaba la paliza: “Siempre te amé, ahora te voy a quitar de circulación”. Sin embargo, Reigns se recuperó poco a poco, hasta igualar el combate. Cuando parecía que finalmente el OTC se iba a llevar a victoria con una bomba a través de una mesa, Tama Tonga, uno de los amigos Sikoa, sacó del ring al árbitro, evitando que completase la cuenta de tres. Jacob Fatu, primo de Solo, también intervino a su favor, hasta que los Usos y Sami Zayn se encargaron de él y Tonga.
Cuando parecía que nadie iba a intervenir, subió al ring Kevin Owens, quien había luchado en muchas ocasiones contra Reigns. El canadiense ayudó a Solo, aunque no fue suficiente para que se llevara la victoria. El OTC recuperó el Ula Fala después de aplicar una lanza. The Rock le colgó el collar en un cara a cara que dejó algunos segundos de tensión, pero que acabó en un abrazo y un beso.
Tras un breve descanso, le llegó el turno a John Cena. El de Boston anunció el 7 de julio que 2025 sería su último año como luchador. Recordó que Los Ángeles, donde se celebraba la velada, fue clave en su carrera puesto que allí “nació el Prototipo”, su primer personaje. También ganó, en 2005, su primer campeonato mundial. Los cánticos de “gracias, Cena” llenaban el Intuit Dome. Aun así, reconoció que no se ve ganando su decimoséptimo galardón mundial, lo que marcaría el récord de la empresa. Eso sí, Cena tiene un objetivo más cercano: “Voy a ganar el Royal Rumble”.
A continuación, Rhea Ripley desafió a Liv Morgan por su campeonato mundial femenino. La australiana dominó el combate con unos ataques potentes marca de la casa. Aunque Morgan sí conectó algunos golpes espectaculares, como un frog splash desde la tercera cuerda, finalmente no pudo superar a Ripley, que se coronó nuevamente. Dominik Mysterio trató de reconciliarse con la nueva campeona tras el combate, pero acabó besando la lona. Otra sorpresa esperaba a la australiana mientras posaba para las cámaras en la rampa. De repente sonó una campana. El público se volvió loco, era el Undertaker que salió con su moto para felicitar a la campeona.
Tras una rápida y polémica aparición de Hulk Hogan, llegó el evento principal, Seth Rollins contra CM Punk. Este combate se iba a celebrar en Wrestlemania 40 el año pasado, pero una lesión del de Chicago lo imposibilitó. El público reflejó su incredulidad antes de que el combate empezara. Una vez lo hizo, los dos contendientes intercambiaron golpes tanto dentro como fuera del ring.
Cuando parecía que Rollins había conseguido un poco de ventaja, se distrajo discutiendo con el árbitro. Punk aprovechó para aplicar un rompedor de cuellos desde la tercera cuerda. El respetable estaba dividido. Unas veces apoyaba a un luchador y a continuación gritaba a favor del otro. Los puñetazos iban y volvían. Los gestos de odio también. Un superplex de Rollins parecía que podía acabar con la contienda, pero Punk se recuperó y aplicó dos Go to Sleep. El de Chicago ganó su primer combate en Raw después de diez años tras sufrir lo indecible.
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