Rahm encuentra un enemigo en el viento del Club de Campo
El vasco entrega una primera tarjeta ramplona en el Open de España que atribuye a una mala lectura de las ráfagas.


Con la cara hecha un poema, Jon Rahm se plantó ante los medios este jueves tras entregar una primera tarjeta ramplona en el que desde mayo es el Real Club de Campo de Madrid. La faena incluyó un birdie, un eagle y cuatro bogeys en ruta a un 72 (+1) un tanto anticlimático por lo que representa su figura para el Open de España, que aspira a ganar por cuarta vez en su carrera, y que le deja a seis golpes del mejor ejercicio matutino, protagonizado por el inglés Marco Penge, en las quinielas de la Ryder este año, y el francés Lacroix (66 golpes, -5).
Él atribuyó a una mala lectura de los vientos, no muy intensos (entre los 10 y los 20 km/h) pero sí racheados. Y lo cierto es que de tee a green anduvo descalibrado. Fabricó pocas opciones de birdie, y cuando tuvo que encomendarse al putter para enmendar algún error de aproximación, este le dio la espalda. Sendas corbatas, desde poco más de medio metro en el 13 (salió por el 10) y desde algo más de uno en el 1, le costaron sendos bogeys. El primero lo había enmendado rápido, con una filigrana desde el bunker de la derecha del 14 que entró para eagle y un buen approach desde el rough en el 15 que terminaría en birdie.
Pero la del 1 le sacó de carril. En el 2 jugó un hierro que le gustó pero acabó en el bunker, y le quedó un golpe complejo que no encontró acomodo cerca de la bandera. Se le escapaba la vuelta ante la atenta mirada de Carlitos Alcaraz, que entre torneo y torneo de tenis le hace al golf la mejor campaña publicitaria de la historia del deporte y encima gratis. Tampoco se lo quisieron perder David Ferrer ni el futbolista Sergio Reguilón.

Por lo demás el público era tirando a escaso, lo normal en día laborable, pero con ganas de arropar al vizcaíno y a Ángel Hidalgo, su verdugo el año pasado, el vigente campeón y compañero de partido este jueves junto al irlandés Shane Lowry. A veces, moviéndose a destiempo para intentar ganar una mejor posición desde la que seguir el partido estelar de la primera vuelta, lo que despertó cierta inquietud en Rahmbo, que en el tee del 3 se quejaba de que no se canalizara bien a la parroquia. “There should be an official here (”Debería haber un oficial del torneo aquí“)”, se escuchaba a su caddie, Adam Hayes, mientras esperaban para pegar en ese hoyo.
Rahm volvería a darse una buena oportunidad de restar desde ahí. Ni siquiera en los dos pares 5 que le quedaban por delante. Remaría a contracorriente seis hoyos en los que se dedicó sobre todo a salvar pares, y cuando ya tenía la orilla a la vista, en el 9 volvió a tragar agua. Su bola aterrizó lejos del green, en una posición complicada, y no consiguió salvar el up and down desde algo más de un metro.
“Mi pelea ha sido más hoy con el viento. No siento que haya jugado muy mal, el swing lo he sentido bastante bien y no he conseguido acertar con el viento, la verdad. Ha sido un día frustrante”, glosó después cariacontecido. Peor le fue a Lowry (75, +4), al que incluso echó un capote cuando el Recorrido Negro le estaba haciendo mella. “Le he dicho que no se preocupara, que ha metido un putt para ganar la Ryder que pocos en su vida pueden decir que han metido. Me lo ha agradecido. Que esté tan cerca en el tiempo aquello no nos afecta. Lo bueno y lo malo del golf es que da igual lo que consigas, la semana siguiente siempre hay un torneo”. Este no habrá empezado bien pero, como los grandes toreros, Rahm es capaz de abrir la puerta grande hasta cuando la bestia no acompaña.
Hidalgo pelea un día “jodido”
El mejor de su grupo fue el vigente campeón, Ángel Hidalgo, que narró con su desparpajo habitual una secuencia de pares solo interrumpida por dos birdies, al 7 y el 18, y un bogey al 15 para 70 impactos (-1): “El día estaba jodido con el viento, estaba muy rastreado, no teníamos claro muy bien de dónde venía, ya pegábamos golpes buenos y no cogíamos ni green. El putt me ha privado de una vuelta bastante mejor”. ”Pues hombre, con Jon siempre un placer, la verdad que hemos ido hablando prácticamente todo el rato, con él siempre muy bien. Y con Shane para ser la primera vez, una maravilla el tío, daba igual que fuera +3 o +5 o las que fuera, que te daba algún comentario gracioso, alguna anécdota", contó de sus ilustres compañeros de partido.
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