FÚTBOL SALA | EUROCOPA FEMENINA
“Y ahora, el Mundial”
La Selección femenina de fútbol sala visita As tras ganar su segunda Eurocopa. Apuntan a la creación de la cita mundialista para 2024.
Un alegre coro de voces irrumpe en la redacción de este periódico: “¡Caaampeonas de Eurooopa, Caaampeonas de Eurooopa!”. Destilan felicidad las jugadoras y cuerpo técnico de la Selección femenina de fútbol sala, que el domingo conquistó su segunda Eurocopa consecutiva. Dos ediciones se han celebrado y han ganado ambas. 100% de efectividad.
El rival en las finales fue Portugal. Del 4-0 de 2019 a un duelo mucho más igualado esta vez: 3-3 y 1-4 en unos penaltis que consagraron a Silvia Aguete como heroína. El siguiente cántico es para la portera, que detuvo dos dobles penaltis en la prórroga y otros dos lanzamientos en la tanda. “¡Silvia MVP, Silvia MVP!”. Surge una anécdota curiosa a propósito de la gallega. Luis Marimón, entrenador de guardametas, le iba cantando por dónde era más factible que tiraran las portuguesas “a través de gestos”. Ni en esos instantes de tensión máxima se dudó del triunfo: “No lo vimos perdido en ningún momento”, dice lapidaria Amelia Romero. Claudia Pons, la seleccionadora, sí lo pasó “un poco mal”.
El segundo título continental consolida a España como potencia. Y pronto podría crecer el palmarés, porque esta cita venía aplazada de 2021 por la COVID y en 2023 habrá otra. En 2025 se ampliará a ocho equipos. Pero lo que de verdad quieren las jugadoras es “un Mundial”. Cita que podría entrar en el calendario, junto a la Champions, en 2024, aunque aún, cuenta José Venancio, director técnico del fútbol sala en la Federación, “no es oficial”.
Si sale adelante el proyecto, España, opina Pons, “no tendría rival”. Una frase que sorprende, igual que los resultados, porque aunque el fútbol sala femenino vaya avanzando poco a poco en profesionalización, todavía queda mucho trabajo por hacer. Aproximadamente la mitad de las internacionales se ganan la vida con el futsal. Sobre todo son del Futsi y del Burela (el primero en establecer un convenio colectivo), los equipos más potentes y la base de la Selección (diez integrantes de 14, ver tabla). Reconocen, eso sí, que tienen facilidades para usar las instalaciones federativas, que las dietas “han subido un 300%” últimamente y que la prima por ganar la Eurocopa es jugosa. “Ahí le metimos un gol a Rubiales”, bromea Venancio.
“Hemos progresado, poquito a poco”, celebra Pons, que confiesa que mira al fútbol 11 “con envidia”. “Parece que nosotras somos de regional y ellas de Champions, porque los clubes solo invierten en el 11″, apostilla Venancio. Pero también saben que los avances de esa modalidad en materia de igualdad pueden acabar trasladándose igualmente al futsal. Y en ese sentido, afirma Venancio, necesitan que estos éxitos “sirvan para difundir” su situación. Mientras tanto, ellas cumplen con creces, ofrecen resultados. Porque, como dice Pons, son “más de adaptarse que de quejarse”.