HOCKEY HIERBA | PREOLÍMPICO (M)
Un apartamento con vistas a París
En lugar del clásico hotel, los RedSticks de Max Caldas optaron por alojarse en diversos pisos de Valencia durante el Preolímpico. Y funciona: ellos también pueden ir a los Juegos este viernes.
Mientras el resto de equipos del Preolímpico, incluida una Selección española femenina que les ha mostrado el camino, se alojan en hoteles, como suele ser habitual en cualquier campeonato deportivo o partido fuera de casa que se precie, los RedSticks de Max Caldas tuvieron claro desde el primer momento que se lo montarían por su cuenta. Sin servicio de habitaciones, ni las comidas servidas puntualmente en un gran salón. El camino del hockey español masculino hacia los Juegos de París 2024, que se puede sellar este viernes en caso de victoria ante Irlanda (12:30, Teledeporte y RTVE Play) en las semifinales, se fragua entre dos pisos de Valencia.
La elección no responde a motivos económicos, sino a una dinámica de grupo que el seleccionador cuida escrupulosamente desde que comenzaron las concentraciones para preparar este Preolímpico en el CAR de Sant Cugat, en noviembre. “Si estamos en apartamentos y no en un hotel es para afianzar vínculos y para estar más tiempo conectados”, argumenta Caldas a AS. En lugar de que cada jugador se pase el día en su habitación, conectado al ordenador o viendo películas, los RedSticks se dividen en grupos de cinco personas para compartir apartamento. Y todos son contiguos, distribuidos en dos plantas del mismo edificio a los que nadie más tiene acceso.
“Es como estar en tu casa, con la libertad de cocinar o de ir a comer fuera, teniendo nuestro propio espacio de trabajo. Lo hemos pensado mucho para tener tranquilidad, no estar con otros equipos, al ser un torneo con una presión distinta”, concede el seleccionador, que experiencia tiene en Preolímpicos (clasificó a la selección masculina de Países Bajos para Tokio 2020) y en Juegos: se colgó el oro al frente de la Oranje, pero femenina, en Londres 2012.
Así, los RedSticks se han situado a una sola victoria de París 2024 con la exigencia propia del deportista de elite y el día a día de un grupo de amigos. O de familia. En Beteró, donde han conseguido acceder a las semifinales del Preolímpico como primeros de grupo –tras golear a Austria (4-1) y a Egipto (8-1), y empatar ante Corea del Sur (2-2), a menudo también almuerzan. “Se come muy bien”, deslizan desde el seno de la Selección. Y aprovechan la cercanía con el mar para de vez en cuando escaparse a la playa y “salir de la burbuja”.
Esa burbuja explotará, pero en el buen sentido, el de la euforia, si este viernes se da el resultado por el que todos trabajan en el campo y en los alojamientos: un triunfo contra Irlanda, que ocupa cuatro posiciones menos que España en el ránking internacional (es decimosegunda) y quedó segunda en su grupo, con seis puntos, por detrás de la potentísima Bélgica (segunda del mundo, que le endosó un 4-2) y delante de Japón y Ucrania, a las que derrotó por 1-0 y 5-1, respectivamente. Lee Cole y Ben Johson son los principales peligros en ataque de un combinado que se topa con los tres goles de José Basterra y Marc Miralles, los 20 en total de los RedSticks y con la conjura del apartamento.
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