Teresa Perales: “Será difícil sacar medalla, pero los imposibles no existen para mí”
La nadadora paralímpica fue nombrada Doctora Honoris Causa por la UNED. Ya tiene plaza para París 2024, con el objetivo de dar caza a Phelps muy cerca.
Incombustible. Disruptiva. Cabezona. Luchadora. Inspiradora. Optimista. Son muchos los adjetivos con los que se podría definir a Teresa Perales (Zaragoza, 1975), pero no terminarían de completar el crisol de virtudes que representa. Por algo es la deportista española con más medallas (27, siete oros, diez platas y diez bronces). Un botín que la nadadora ha conquistado en seis Juegos Paralímpicos (Sidney, Atenas, Pekín, Londres, Río y Tokio) y pretende seguir ampliando en París 2024. Ya tiene su plaza y su objetivo, el de dar caza a los 28 metales de Phelps. Además de icono del deporte paralímpico español, ella es polifacética. Ha ejercido de política, escritora, conferenciante, escritora, actriz... y, entre sus reconocimientos, destaca el premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021. Este jueves la han nombrado Doctora Honoris Causa por la UNED y mantiene la misma ilusión de cuando estudiaba en dicha universidad. Pasan los años, pero no las ganas. Pasan los compañeros, pero Teresa sigue. Acrecentando su leyenda...
—¿Cómo se siente tras esta distinción?
—Abrumada después de las palabras bonitas que me han dicho. Ha sido un acto emotivo, precioso… A veces una siente mucha vergüenza cuando le regalan los oídos. Estoy muy agradecida a la UNED por este reconocimiento.
—Quedan seis meses para los Juegos de París, ¿cómo lo afronta?
—Bien, con la tranquilidad de estar clasificada. Eso, cuanto antes se consiga, mejor. Así ya pones el foco en los Juegos. Tengo ganas de que lleguen y soy consciente de que el camino va a ser muy difícil.
—¿Sigue ahí su sueño de superar a Phelps?
—Cuando nos encontramos en noviembre me decía, Teresa, ya vas por siete Juegos, y le respondí, pues no haber ganado 28 medallas (risas). Si hubiera ganado 27 igual no me lo había planteado tanto. Le di las gracias por haberme motivado todos estos años.
—París devolverá el público después del COVID.
—Es lo más bonito, recuperar a la gente, la familia, los amigos… Poderles mirar justo antes de tirarme a la piscina, que siempre me encanta hacer. Cuando estoy a punto de lanzarme al agua, echo un vistazo a la grada y tiro un beso al aire, que sabe mi hijo que es para él. Es el momento más bonito.
—¿Qué queda de aquella Teresa que comenzó en los Juegos de Sídney?
—Se viven con una pasión parecida, pero con más agradecimiento, más experiencia, más tranquilidad… Los vives más como un regalo. Sientes que todavía estás ahí y no hay mucha gente que tiene la oportunidad de vivir siete Juegos, como es mi caso. Hay quien se queda antes en el camino. Es una oportunidad importante, nada está escrito, es tremendamente difícil que pueda conseguir medalla, pero ya he demostrado que los imposibles no existen en mi vocabulario. Me va la marcha.