“Si en 2016 nos dicen todo lo que íbamos a lograr, los llamo locos”
El abrazo eterno en Singapur entre David Martín y Felipe Perrone, tras conquistar su segundo oro mundial en el adiós del capitán, se traslada a una charla entre leyendas en la Barceloneta, donde se conocieron los dos principales artífices de la segunda edad de oro del waterpolo español.


Desde la playa de Sant Sebastià hasta la del Somorrostro, ida y vuelta, dos amigos nadan juntos por la mañana cuando sus agendas se lo permiten. Y acaban en la cafetería del Atlètic Barceloneta, el club que un día les unió para siempre. Ellos son David Martín (Barcelona, 02-01-1977) y Felipe Perrone (Rio de Janeiro, 27-02-1989), seleccionador y capitán de la segunda edad de oro del waterpolo español, protagonistas de un icónico abrazo en el que se fundieron, el pasado 24 de julio en Singapur, tras proclamarse campeones del mundo.
Era su segundo oro mundial en común, su quinta medalla consecutiva en el campeonato, el decimocuarto podio en las 18 grandes citas internacionales disputadas por la Selección española desde 2018, entre ellos el título europeo en Croacia 2024 y el de la World Cup en Montenegro 2025, que siguen vigentes. Un combinado de leyenda en el que Perrone firmó un adiós de cine, al anotar el gol de la sentencia en la final de Singapur, ante Hungría. Y una bonita historia que trascenderá, “no por la España que ganó dos Mundiales, sino como la España que jugó diferente”.
Felipe, ¿cómo va la vida después de colgar el gorro?
Felipe Perrone (FP): Sinceramente, no me ha dado tiempo ni a sentir que estoy retirado. Me he dado cuenta de que al final creas unos mecanismos, una manera de encontrar otros objetivos, cosas en la vida que ocupen el espacio que tenía el deporte, un equilibrio, sabiendo que es imposible que se equipare al waterpolo, que lógicamente echo de menos, porque ha sido una vida dedicada a esto.
También deben de ser unos meses plácidos cuando uno ha ganado unos Mundiales, ¿no, David?
David Martín (DM): Evidentemente. Cuando pierdes, la cabeza no para, no deja de pensar qué se ha hecho bien, qué mal, qué hay que mejorar…
FP: A cuántos jugadores me voy a cargar… (bromea y ríe a carcajadas)
DM: Han sido meses de reducir el estrés, de aprovechar para estar con la familia, porque ahora viene otra vez la etapa de preparación, con la Selección, del próximo Europeo.
Porque en Singapur se quitaron esa mochila del sexto puesto en los Juegos de París 2024.
DM: Sí. Los meses post-París fueron muy duros. De hecho, fueron los peores meses que he vivido como entrenador, porque no paraba de darle vueltas a todo. Pero luego respiras, asumes que es deporte y tratas de relativizarlo, porque lo has intentado todo pero no ha salido. Y coges aire nuevo. De lo que más orgulloso me siento es de eso: del proceso de reconstrucción y de cómo el equipo llegó a los Mundiales de Singapur. Luego puedes ganar o perder, pero el equipo recuperó la ilusión, se volvió a entrenar para volver a ganar. Y, evidentemente, me siento muy contento de haber conseguido el oro.
“Los meses post-París fueron los peores que he vivido como entrenador”
David Martín

Y con pleno de victorias, además: el Mundial perfecto.
FP: Sí, puede que fuera el Mundial perfecto, y creo que fue por esta construcción del equipo, que es un proceso continuo, por lo que el equipo aprendió a gestionar el éxito de la primera fase. Supimos controlarlo, fuera del agua y también dentro de los partidos. Fue un gran paso adelante del equipo.
DM: Totalmente de acuerdo. Lo más importante es que el equipo tenía muy claro para qué llegó a Singapur, y también tenía muy claro que no tenía por qué ser un camino de rosas, que habría momentos para disfrutar y para sufrir. Y en esos últimos, el equipo supo competir muy bien, mantener la cabeza fría, y eso nos dio la calma para remontar partidos e incluso para sacar adelante las semifinales contra Grecia, en que parecía todo perdido y que también fue un pequeño milagro gracias a que mentalmente el equipo había llegado en una situación bastante buena.
Si el Mundial fue perfecto, tuvieron la final soñada, con ese gol de la sentencia de Felipe para llevarse el oro…
FP: Sí. Además, cuando repaso esa final, me doy cuenta de que íbamos perdiendo, de que remontamos, y que realmente nos fuimos en el marcador ya en el último minuto. Es la final, y es una historia bonita de muchos años con un último Mundial que disfruté muchísimo. Muchísimo.
¿Qué sintió tras anotar ese gol y saberse campeón del mundo en su despedida como jugador?
FP: Fue una sensación un poco rara y difícil de explicar, porque hubo una parte de alegría por lo que acabábamos de lograr, pero también un alivio enorme. Lo viví muy intensamente porque sabía que no iba a tener nunca otra oportunidad, si fallaba ese penalti, ese chut, esa situación…
“Hubo alegría por lo que acabábamos de lograr, pero también un alivio enorme: sabía que no tendría otra oportunidad”
Felipe Perrone, sobre el oro en Singapur 2025
Menuda presión.
FP: Esa presión por perder era casi peor que la motivación por ganar, porque la tienes metida en la cabeza y no es fácil gestionarla.
DM: Yo creo que la final tuvo dos cosas. La primera es que volvíamos a jugar contra Hungría, que históricamente siempre nos había costado mucho, pero a la que en ese verano le habíamos ganado todos los partidos. Y luego, la madurez del equipo. Lo que más valoro es esa confianza mental que tuvimos durante el partido, que se nos adelantan pero aun así no perdemos la calma. Y en el caso personal de Felipe, fue un Mundial bajo mucha tensión, porque el equipo estaba por delante y nadie hablaba de los suyo… bueno, hasta la final.
¿Qué sucedió?
DM: Pues que, siendo el último partido de nuestro Felipe, de nuestro capitán, es verdad que antes de la final hice un ‘speech’ refiriéndome a ello. Les dije que el mejor homenaje que le podíamos hacer a Felipe era jugar como un equipo y demostrar que podíamos ganar la final como un equipo, tal como él nos ha inculcado. Fue un poco emotivo, de tocar la fibra.
FP: ¡Y yo tuve que hacer un ‘contra-speech’ cuando se fue! (Ríe)
DM: Sobre todo se trataba de recalcar que eso había que disfrutarlo, que jugáramos como sabemos. Y un poco también pinchar a los jugadores, porque Felipe no es solo todo lo que ha hecho, sino el legado que deja.
“Antes de la final hice un ‘speech’: les dije que el mejor homenaje que le podíamos hacer a Felipe era jugar y ganar como un equipo”
David Martín

Y llegamos a ese abrazo final entre los dos, recién proclamados campeones del mundo, que por icónico ya es historia del waterpolo.
FP: Es algo que queda para toda la vida. Es la belleza del deporte, la entrega y ese momento en que nos miramos y nos decimos: ¡lo que hemos dado y lo que hemos conseguido!
DM: Es el resumen de nuestra vida. Felipe era mi mejor amigo cuando éramos compañeros de equipo. Lo conozco desde que llegó a España. Luego pasé a ser entrenador y mantuvimos una relación un poquito más distanciada, porque así tenía que ser, pero siempre con el respeto de nuestra amistad. Y ahora podemos volver a ser amigos totalmente. Pero ese abrazo fue la síntesis de todo lo que hemos vivido juntos, un ‘tío, te lo mereces’. Yo estaba muy feliz por todo el equipo, pero sobre todo por él, porque si alguien merecía un final así en su carrera, era él. Ese abrazo simboliza una mochila que nos quitamos, un final inmejorable.
“El abrazo fue la síntesis de todo lo vivido juntos, un ‘tío, te lo mereces’; si alguien merecía un final así en su carrera, era Felipe”
David Martín
Eran amigos y más. Porque, cuando jugaban juntos en el Barceloneta, usted llamaba a Felipe “hermanito”, ¿verdad?
DM: Sí, porque soy diez años mayor que él, justo como su hermano Kiko, y siempre ha sido como un hermano pequeño. Al principio le tuve que educar en algunas cosas, porque venía un poco asilvestrado (David ríe, Felipe asiente), pero luego él demostró que podía ir solo por la vida.
FP: Cuando pasó a ser mi entrenador, ya no era el momento de utilizar ese trato de “hermanos”.
¿Cómo fue ese cambio de jugadores y amigos a la relación seleccionador-jugador? ¿Tuvieron que pactar cómo se tratarían?
DM: Fue fácil, simplemente le dije: ‘Felipe, habrá veces en que quedemos y te diré que quedamos como entrenador y jugador, para charlar de cosas de equipo, y otros días quedaremos como amigos, para hablar de nuestros hijos, las familias’. Así no mezclábamos las cosas. Creo que lo entendimos muy bien, y nos supimos respetar el uno al otro en nuestras respectivas facetas.
FP: Hay un tema muy clave para mí, que es respetar las decisiones del entrenador. Yo lo tenía muy claro, incluso si no me hubiera llevado este verano a Singapur, o si hubiese decidido dejar de convocarme después de los Juegos de Tokio. La amistad no tenía nada que ver ahí. Eso, que tan fácil es de decir, en realidad es dificilísimo de gestionar, pero yo creo que lo hemos llevado bien. Siempre he intentado que se sintiera cómodo para tomar sus decisiones.
La gran decisión, ahora la mencionaba, era la de si iría a los Mundiales de Singapur. Casi un secreto de Estado. ¿Cómo se fraguó?
DM: Después de unos Juegos, la mentalidad es como que toca un cambio de ciclo. Y yo tenía claro que después de París el equipo tenía que reconstruirse, y que Felipe evidentemente no iba a llegar a Los Ángeles. Pero siempre he creído que las transiciones no tienen que ser radicales, sino continuadas. Por eso pensé que la mejor solución era seguir contando con él un año más, pero no por el hecho de que pudiera retirarse con un Mundial, sino porque a mi parecer era lo que el equipo necesitaba en ese momento. Lo importante es que el equipo lo entendió claramente y él, también. Otro tipo de jugador no lo hubiera asumido, pero su ego siempre ha estado por debajo del equipo. Y ahora creo que ya están preparados para afrontar la siguiente competición sin él.

FP: Ese cambio de rol, de ir cediendo espacio, no fue algo repentino, sino que fue sucesivo desde después de los Juegos de Tokio y ni que digamos después de París. Me tenía que adaptar a otras funciones que a lo mejor no son los goles, que todo el mundo aplaude. Pero es que esos chavales con los que empezamos juntos en 2018 ahora tienen casi 30 años, por eso era evidente que les tenía que dejar espacio, que dejar volar, porque era lo mejor para el equipo.
Pero Felipe no empezó este ciclo olímpico con la Selección. El oro sin él en abril en la World Cup, en Montenegro, ¿contribuyó a convocarlo para los Mundiales o le generó más dudas al seleccionador?
DM: Voy a ser muy honesto, porque yo tenía clarísimo que si la World Cup era un desastre, Felipe no volvía, porque hubiera sido una señal para mí de que el equipo no estaba preparado y de que necesitaba más tiempo de construcción. Pero si veía que el equipo era capaz de competir a un alto nivel sin él, a sabiendas de que él suma cosas que nadie más tiene, iba a contar con Felipe para tener más opciones de ser campeones del mundo. Ganamos, y entonces nos reunimos.
¿No tuvo dudas?
DM: Claro que tienes dudas, porque ves que el equipo funciona, y piensas ‘a ver si ahora voy a llamarlo y esto se trunca’. Pero fuimos muy honestos el uno con el otro, y ambos teníamos dudas de si íbamos a cagarla.
“Yo tenía clarísimo que si la World Cup era un desastre, Felipe no volvía (...) Fuimos muy honestos, y ambos teníamos dudas de si íbamos a cagarla”
David Martín, sobre la convocatoria de Perrone para los Mundiales
FP: ¿Y ahora cómo no molesto? (Ríe)
DM: Al margen de eso, como entrenador tengo que analizar fríamente lo que aporta como jugador, y ahí es donde claramente nadie iba a darnos lo que Felipe, ni nos lo dará, porque no encontraremos a un sustituto de Felipe Perrone. Cómo podíamos ser mejores como equipo que en la propia World Cup.
FP: Hay otra parte muy importante, que son los demás jugadores.
DM: Exacto. Ese proceso post-París no ha sido fácil de gestionar, pero a lo que más valor doy es a que todo el mundo puso de su parte para volver a estar ahí.
No quisiera aguar la fiesta, pero ahora que citan París, ¿siente Felipe que la espina de su carrera ha sido no subir al podio olímpico?
FP: Yo creo que el deporte es la vida, es esa constante construcción. Y en este periodo, por lo que sea, no ha tocado ganar una medalla, pero yo salgo feliz y muy esperanzado, con lo que veo en la Selección, de que la medalla llegue. Si llega en Los Ángeles, o en Brisbane, me sentiré partícipe. Es lo que pasó con las chicas, que parecía que el oro se les resistía, hasta que en París lo ganaron. Y ahora que no estoy dentro puedo decir que el waterpolo masculino español está preparado para el podio olímpico. Es evidente que me hubiera gustado ser medallista olímpico, pero es que, vamos a ver: campeones de Europa por primera vez en la historia, dos oros mundiales… Es que me da hasta vergüenza decir que me falta la medalla olímpica.
“Por lo que sea, la medalla olímpica no ha llegado. Pero si llega en Los Ángeles, o en Brisbane, me sentiré partícipe”
Felipe Perrone

Es que el palmarés de esta España, desde 2018, es monumental.
DM: Imagínese. Personalmente, mi objetivo inicial como seleccionador era que España volviera a competir con los grandes. Si alguien nos dice en 2016 todo lo que íbamos a lograr, lo llamo loco. Para valorar lo que has conseguido debes ser frío. Y más en deporte, que es caprichoso. Creo realmente que en Tokio estuvimos cerquísima del podio, pero también me acuerdo a veces de Montenegro, que fue cuarta en tres Juegos seguidos. Lo increíble es que seamos el equipo más competitivo de los últimos años con el nivel que hay. Lo valoraremos cuando todo haya pasado.
FP: Y que lo hemos vivido juntos. Eso es algo que hemos intentado transmitir a los jugadores que se iban sumando, porque la mayoría, salvo Alberto (Munárriz) y Larumbe en parte, no han perdido más que en París unos cuartos de final, han protagonizado finales y más finales. Pero entre 2009 y 2018, el waterpolo español no ganó ni una medalla. Hay que tener perspectiva.
DM: ¿Que lo de París puede haber servido? Muchas veces, hasta que la vida no te da una colleja no eres consciente de lo que cuestan las cosas. De lo que yo sí estoy tranquilo es que siempre nos hemos entrenado, nos hemos comportado y hemos ido con la ilusión para ganar el oro. Creo que ese es el mayor éxito que tiene este equipo. Y en enero, en el Europeo, repetiremos todo eso. Y en Los Ángeles volveremos a ir no a ganar una medalla, sino a ganar el oro.
“Si alguien nos dice en 2016 todo lo que íbamos a lograr, lo llamo loco (...) Y a Los Ángeles no iremos a ganar ua medalla, sino a por el oro”
David Martín, sobre la segunda edad de oro de España
Pura mentalidad.
DM: Lo conseguiremos o no, pero ese es el gran salto que ha dado España, del que me siento orgulloso. La gente me pregunta si cambiaría todo lo que he ganado por una medalla olímpica, y yo sinceramente digo que no, porque tiene mucho mérito lo que estamos consiguiendo, y me encanta cuando llegamos a una competición y nos miran, ‘esa es España. Un día ganaremos, otro no. Pero lo que hemos construido tiene mucho valor como para desmerecerlo por no tener una medalla olímpica.
¿Creen que incluso juega en su contra el haber convertido las medallas casi en rutina?
DM: Sí, quizá ese ha sido el error, pensar que era rutina y que incluso el oro olímpico lo íbamos a ganar sin bajar del autobús.
FP: Pero te toca el campeón del mundo (Croacia), que es el subcampeón de Europa, en una final que ganamos de milagro, y mira… Otra cosa es que digan ‘es que han perdido contra Estados Unidos’. Pero no.
Empleaban antes la palabra ‘legado’. ¿Esa transición continua ha propiciado que Munárriz o Granados, o Sanahuja con sus goles en las eliminatorias de Singapur, no vayan a notar una ausencia de liderazgo sin Felipe Perrone?
FP: El proceso que empezamos en Tokio fue de gestión mía con los demás jugadores y también de David con ellos. Y ese proceso se ha ido acentuando. Ahora mismo ya hay líderes hechos y preparados para este siguiente paso.
DM: Eso se ha ido construyendo, y Felipe tiene mucho que ver en ello. Primero fue una construcción dentro del agua, de la responsabilidad sobre lo que cada jugador tiene que aportar. Y este último año ha sido también fuera del agua, que la gente diera esos pasos para estar preparados cuando el capitán se marchara. Creo que el proceso está hecho, más allá de que habrá que ajustar cosas del juego. El equipo tendrá que adaptarse a jugar quizá de una manera diferente, porque será imposible tener otro Felipe.

Han inculcado una cultura ganadora, pero también una identidad.
FP: Sí, tal cual. Creo que el de España es un waterpolo que la gente disfruta, bonito de ver, un juego limpio y de inteligencia, de decisión rápida. Ahora que ya me he retirado puedo decirlo: es un espectáculo ver jugar a España. La final mundial contra Hungría es un waterpolo de una gran belleza: estás ganando y encima estás haciendo bien al deporte.
DM: Lo más bonito que quedará de esta etapa es que creamos una identidad de juego, y se nos recordará no como la España que ganó dos Mundiales, sino como la España que jugó diferente. El equipo disfruta jugando y a la gente le gusta. Somos honestos, vamos a jugar a waterpolo, a crear, no a destruir.
FP: Y David inventará más cosas, seguro.
DM: (Ríe) Siempre digo que nuestra cabeza como entrenadores debe anticiparse. Y sí, mi cabeza no se detiene, así que alguna cosita nueva sacaremos…
“Es un espectáculo ver jugar a España”
Felipe Perrone
Además del Programa de Manipulación de Competiciones del COI, ¿en qué ocupa Felipe Perrone ahora su tiempo?
FP: En el desarrollo del waterpolo a nivel mundial en World Aquatics. Al otro lado de la piscina, pero cerquita. No podía tener una transición mejor, porque es un momento dificilísimo para el deportista, y poder tener un trabajo, que encima sea cercano a lo que amo, me hace feliz.
¿Le ha dado David Martín algún consejo?
DM: No, salvo ir a nadar con él (ríen ambos). Sí le he dicho que no deje de hacer deporte, pero Felipe siempre lo ha tenido todo muy claro, ha generado muy bien ‘networking’. Y su posición ahora es un éxito del waterpolo español, de lo que es un equipo con gente muy bien preparada deportiva y académicamente, y del waterpolo mundial. Porque su historia es la de un niño humilde que salió de Brasil con un sueño, que lo consiguió… Su visión sobre el waterpolo no solo es la elite de España, sino que también la realidad de países como Brasil. Estoy convencido de que no habrá nadie en el mundo capaz de hacer ese trabajo que él, y además, toda la gente del waterpolo mundial piensa lo mismo. Y eso es algo que se ha ganado con su trayectoria.

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