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Pereira vuelve al trono en un minuto y Merab sigue siendo el rey

El brasileño recuperó su título del peso semipesado al derrotar a Magomed Ankalaev por TKO en el primer asalto en su revancha en el UFC 320 de Las Vegas. Merab sigue reinando en el gallo.

Alex Pereira recupera su cinturón de campeón de la UFC.
X: @UFC
Cristina Parra
Nació en Martorell en 1999. Grado en Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Desde pequeña, tenía claro que quería ser periodista y hablar del Atlético de Madrid, hasta que descubrió el boxeo y las MMA. Entró en AS en 2022 y fue la enviada especial a Anaheim, California, para cubrir la disputa por el título del peso pluma de Topuria.
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“¡Chama, Chama, Chama!”, gritaba el público ante el gran regreso de Alex Pereira. El brasileño, uno de los peleadores favoritos de los aficionados, recuperó su corona. Tardó poco más un minuto en quitarle el cinturón a Magomed Ankalaev, que se lo arrebató hace siete meses. Poatan vuelve a ser campeón. “La derrota nunca es algo bueno, a veces te pone algo de veneno. No vamos a poner excusas, pero yo no estuve bien esa noche”, declaró Pereira tras el triunfo.

El público se volcó con Poatan, seguía siendo su favorito. Uno de los peleadores más carismáticos y queridos. Salió con su característico gesto, lanzando una flecha. La salida de su oponente fue todo lo contrario, entre abucheos a pesar de ser el campeón. En marzo, Ankalaev destronó a Alex por decisión unánime en un combate impropio de él, en el que no tuvo iniciativa ni atacó. Fue el turno de la redención.

Pereira no le dio ni un segundo de margen al daguestaní y salió con todo. Se hizo con el centro de la jaula y empezó a lanzar patadas bajas a las piernas de Magomed. El brasileño conectó una volea de derecha que dejó aturdido al excampeón y lo mandó directamente a la lona. Ahí, le castigó con puñetazos, sin obtener respuesta, hasta que el árbitro intervino y paró el combate. Un minuto y 20 segundos. El rey vuelve a su trono.

Aunque era su momento, su retorno al reinado, Poatan tuvo un gesto precioso para uno de sus compañeros de la UFC. “Tenía un discurso preparado para esta noche, pero quería mostrar respeto para la muerte del hermano de Jon Jones, así que os pido a todos un momento de silencio”, dijo. Con el cinturón de nuevo en sus manos, Pereira vuelve a la carga. Entre el público, dos de los que aspiran a ser sus contendientes. Carlos Ulberg, que noqueó en el primer asalto a Dominik Reyes la semana pasada, y Jiri Prochazka, que, también en la cartelera del UFC 320, puso a dormir a Khalil Rountree Jr. en una increíble remontada. Las cosas volvieron a su lugar.

Merab, invencible

Merab Dvalishvili se quedará en el trono del peso gallo hasta que él mismo considere. Nadie puede vencerle. El georgiano, con su cardio inagotable y característico, derrotó por decisión unánime (49-45, 49-45 y 49-46) a Cory Sandhagen, cuarto en el ranking, en su tercera defensa. “Soy una máquina. Cada vez mejoro y mi equipo se sorprende, al igual que yo, porque entreno muy duro. Me siento como si solo estuviese empezando. Antes era un peleador muy alocado, un guerrero, pero estoy aprendiendo poco a poco”, declaró tras la victoria. Aunque el estadounidense empezó dando guerra, rápido le apagó.

Las manos no tardaron en llegar y empezaron a luchar por el control del centro de la jaula. Cory se desplazaba, manteniendo la distancia con el jab de izquierda, martilleando. En el primer intercambio, Merab llegó con varias manos buenas, e insistió con el derribo, presionando al estadounidense contra la reja, clavándole rodillazos hasta que consiguió tirarle. Le agarró la espalda, pero consiguió salir. Sandhagen le estaba dando la guerra que no le dieron ninguno de los otros contendientes, aunque Dvalishvili se mantenía fresco como una rosa, hasta daba pequeños saltos en la esquina. En los primeros segundos del segundo round, el georgiano se tiró a por el derribo, haciendo el trabajo que mejor sabe hacer, pero Cory se salía de todas y llevaba el combate arriba, al boxeo. A pesar de que era su terreno, Merab llegó como una tormenta con una serie de crochés que le dejaron al borde del KO. Aguantó el norteamericano, pero el monarca empezó a trabajar en el suelo, agresivo, con un dominio absoluto.

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El georgiano sonreía, con las pilas cargadas a tope. Es una Máquina, sin duda. Se lanzaba a por el derribo, dominante. Sandhagen se mantenía firme, a pesar del castigo previo. Insistía en llevar la pelea al suelo con el control de cadera, agarrándole la pierna. En el cuarto, Cory llegó con dos buenas manos, pero se encontró con la rápida respuesta de Merab, que le volvió a poner contra la reja. Entraban golpes del retador, ya recuperado. Lo mandó Dvalishvili a la lona con un derribo de cadera e intentó finalizarle con un D’Arce, pero supo defenderse bien el norteamericano. En el último, el georgiano insistía en lo suyo, mientras que Cory buscaba un golpe de suerte que no llegaba. Cruzaron manos, la ceja izquierda del estadounidense sangraba a chorro. La presión en el suelo no se terminó en ningún momento, al igual que la energía de Merab. A Sandhagen le faltó garra. “Traté de noquearle, casi lo hago. La gente va a respetar mi striking también. Mi base era el wrestling, mi estilo era raro, y he tenido que cambiarlo. Cuando llegué a Estados Unidos, empecé a entrenar kickboxing”, sentenció el campeón. Pidió una defensa más antes de que termine el año, en diciembre.

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