Mireia: “Siento melancolía porque se van los récords, pero es un honor que me los quite McIntosh”
Se fija la española el reto de estar en el Mundial de Singapur, ahora que su hombro ha mejorado, que al fin nada mariposa y se entrena a las 6:00 tras muchos años. Y verbaliza su meta tras la retirada: abrir una escuela de natación.
Le acababa de arrebatar apenas una hora antes Summer McIntosh el último de sus récords del mundo en piscina corta que quedaba vigente, los 400 estilos, igual que había la propia canadiense le había usurpado dos días antes con el 200 mariposa. Pero Mireia Belmonte lucía una sonrisa. Se situaba la mejor nadadora española de la historia entre la constelación de deportistas y medallistas olímpicos que han pasado por el Club Natació Sabadell para recibir un cálido homenaje, que comprendía desde el waterpolista Joan Serra en Londres 1948 a las Guerreras del Oro de París 2024. Y, al bajar del estrado, atendía la badalonesa a algunos medios presentes, entre ellos AS.
Admite Mireia que ha seguido el Mundial de piscina corta “un poco”. Pero sí sabe perfectamente qué sentimiento le provocan los récords perdidos en favor de McIntosh. “No es tristeza, pero te pones un poco melancólica porque se te van los récords del mundo. Pero por otra parte muy contenta, porque eso significa que la natación está evolucionando, que no se ha quedado estancada”, analiza. Y completa: “Es un honor que una nadadora tan grande como es Summer me pueda quitar los récords del mundo, y contenta de que la natación vaya siendo más grande cada vez”.
La mariposa, “el último escalón”
Destaca la campeona mundial y olímpica, quien al recibir su homenaje ya había querido reivindicar que sigue en activo, que esta temporada se está entrenando “bastante en comparación con el año pasado. Estoy haciendo bastantes metros y bastante mariposa, que es el último escalón de progreso para el hombro”. Esa misma articulación que le impidió ejercitarse hasta el pasado abril, y competir al más alto nivel desde 2022.
“Está siendo un año importante para mí porque estoy empezando de nuevo a nadar, después de no haberlo podido hacer de la mejor manera el pasado. Sé que no va a ser fácil, pero estoy dando pasitos que me están ayudando a tener más confianza en mí en el agua, a sumar metros y competiciones”, argumenta. Como la Copa de España de Clubes del próximo fin de semana. Y, en el horizonte, un reto clarísimo: el Mundial de 2025. “Voy a intentar estar en Singapur lo máximo que pueda”, sentencia.
De hecho, ese objetivo es lo que permite a Mireia mantener su motivación. Lo explica con claridad: “Principalmente, yo creo que es porque disfruto mucho haciendo lo que hago, y siento que me compensa. Ser una deportista significa poner retos siempre, y tener hambre continuamente por conseguir más y más. En mi caso, aunque ya he estado en lo más alto del podio olímpico, quiero seguir esta temporada sobre todo consiguiendo esa plaza para ir a Singapur. Eso es lo que me motiva hoy en día”.
De su persistente dolencia en un hombro ha extraído la catalana la valiosa lección de “no rendirse, de ir paso a paso”. “Porque cuando estás en una lesión intentas mejorar lo más rápido posible para estar ahí arriba, pero a veces tienes que entender que hay que ir haciendo el camino poco a poco”, reconoce. Y abunda: “Mi fallo el año pasado fue que cuando estaba un poco mejor el hombro quería hacer muchas cosas, y eso después tenía sus consecuencias. Por eso hubo tantos altibajos”, lamenta.
De la vida en el CAR a la Barceloneta
No solo ha cambiado la intensidad de sus entrenamientos, sino su rutina diaria. Tras los Juegos de París, para los que no logró clasificarse, Mireia abandonaba el CAR de Sant Cugat para ejercitarse ante el mar el Club Natació Barcelona, por el que fichó en octubre de 2023. “La logística de mi día a día ha cambiado”, asume. Por lo pronto, tiene una hora de trayectos más al día. Y otro detalle importante: “Vuelvo a entrenarme a las seis de la mañana después de mucho tiempo, por lo que tengo que levantarme mucho más temprano”. Pero no hay mal que por bien no venga, ya que asegura que así exprime mucho más las jornadas. Y elogia el ambiente y la acogida que ha tenido en el club.
No se fija Mireia Belmonte la fecha de su adiós definitivo, y responde al ser preguntada por su derecho a escoger el momento como hizo Rafa Nadal que “su retirada ha sido el momento de 2024; la decidió cuando su cuerpo y su mente se lo dijeron”. Pero ya le ha dado muchas vueltas al día después. Además del Open de Promesas que lleva su nombre, enfocado a jóvenes talentos, la nadadora más laureada de la historia de España tiene “pensado” tener su “propia escuela de natación”.
“Para mí sería muy importante, primero porque de pequeña no tuve la técnica que me hubiera gustado, ni las instalaciones, así que quiero dar a las nuevas generaciones una buena base”, remacha la campeonísima.
Una fotografía para la historia
Sobre estas líneas aparece una de esas imágenes irrepetibles, repleta de leyendas. Se encargó de reunirlas a todas el Club Natació Sabadell, que organizó este sábado un acto de homenaje a todos aquellos deportistas que han pasado por su entidad y han participado en Juegos. 73 han sido olímpicos, de los cuales 17 han subido al podio y por ello recibieron la insignia de oro y brillantes.
Desde la mítica Mari Paz Corominas a las Maica García, Bea Ortiz, Paula Leitón, Judith Forca o Laura Ester, campeonas en París 2024, decenas de atletas del CN Sabadell participaron del acto: también Jennifer Pareja, Dani Ballart, Aschwin Wildeboer, Iván Pérez, Erika Villaécija...
“Cuando oyes hablar del mundo de la natación, siempre sale la palabra Sabadell”, apuntó el presidente de la Federació Catalana de Natació, Ramon Bosch. Y Maica García, la gran Guerrera, calificó al Sabadell de “mejor club del mundo”. “Estamos muy felices de haber levantado por fin esta corona olímpica. El oro ha sido la guinda que le faltaba a esta generación y la que tenemos de presente y futuro”, rubricó.
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