Máxima crueldad: Adriana Cerezo, sin medalla por cinco segundos

Los Mundiales de taekwondo, que debían ser una tirita para Adriana Cerezo, terminaron hurgando en la herida de la española, que vivió un final tremendamente cruel. Este sábado, la prodigiosa deportista de Alcalá de Henares (21 años), candidata a todo en la cita, se despidió de Wuxi (China) cuando ya tenía las medallas en sus manos. En su duelo de cuartos de final (-49 kg), con bronce asegurado en semifinales (se reparten dos), la subcampeona olímpica en Tokio ganaba por 10-8 a falta de cinco segundos. Todo parecía indicar que, tras el golpe recibido en los Juegos Olímpicos de París, en los que se quedó sin podio, podría volver a sentir las emociones de la gloria. Entonces, sin embargo, su castillo se desmoronó. La madrileña recibió dos patadas en el pecho y, sin entender muy bien cómo había podido pasar, la victoria era para su rival, la taiwanesa You-yun Liu (2-2, 0-7 y 10-12).

Manos a la cabeza y luego a las rodillas. Gesto torcido y, en su interior, seguramente, una sensación de rabia e impotencia enorme. Recuerdos de hace poco más de un año, cuando abandonaba el Grand Palais parisino tras caer, también, en cuartos. “Patada a la ilusión”, titulaba entonces este periódico, porque junto a Adriana, ese mismo día, también cayó Adrián Vicente, otra opción olímpica de alta probabilidad en las quinielas. En China, el déjà vu fue completo. Poco antes de la derrota de Cerezo, Vicente sucumbió en octavos (-63 kg) contra el australiano Matthew Summerfield (8-10 y 7-12). “Hoy no era el día”, compartía poco después en sus redes sociales. De momento, no están siendo los Mundiales para la delegación española.

Y eso que el día empezó de forma prometedora. En primera ronda, tanto Adriana como Adrián vencieron de forma solvente. Ella se deshizo de la serbia Milica Milic en dos asaltos muy controlados (7-4 y 4-3) y él, en su única victoria del día, se llevó por delante al panameño Fernando Lewis (7-2 y 12-1). En octavos, Cerezo, de nuevo, sólo necesitó dos mangas para prevalecer sobre la filipina Tachiana Kezhia Mangin (3-0, 0-0). En cuartos, todo se complicó en el segundo parcial. En el primero (2-2), la madrileña tomó ventaja por superioridad (más golpes no puntuables). Luego, sin embargo, se vio completamente superada (0-7) por una You-yun Liu que ya le había ganado este verano, en Charlotte. El asalto definitivo fue una locura de principio a fin. Desde un 3-0 inicial de Adriana tras revisión a esos últimos cinco segundos fatales que terminaron en 10-12 (la española ganaba por 10-7 a falta de 16 segundos).

Un nuevo golpe y un nuevo aprendizaje para una deportista que tiene como objetivo “ser la mejor de la historia”, como ha dicho en varias ocasiones a este periódico. Tras París, y con el logo de los Juegos de Los Ángeles 2028 como fondo de pantalla, Adriana pronto se puso en marcha para afrontar un ciclo de redención. “La ambición es la misma... o incluso más. Cuando conoces lo bueno, es sencillo tener ambición. Cuando te replanteas las cosas, llegas a un punto bajo y las ganas son las mismas, es porque realmente quieres esa cosa”, aseguró en AS con la herida olímpica aún reciente. Ahora, con aún más rabia acumulada, deberá volver a la carga para liderar un taekwondo español herido en general. En la primera jornada, Laura Rodríguez (-57 kg) e Iván García (+87 kg) tampoco subieron al podio. Este domingo, será el turno para Jairo Agenjo (-54 kg), Sergio Troitiño (-87 kg) y Belén Morán (-73 kg).

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