Martín de la Puente: “Conocer a Nadal fue como ver a Dios”
El tenista firma un año mágico: ha ganado Wimbledon y su tercer Masters. Ahora pondrá el colofón final con el Premio Paralímpico AS del Deporte.


De sus padres, Javier y Marta, heredó su amor por el tenis y de la sorpresa que le prepararon, cuando le amputaron el pie izquierdo con 8 años, llevándole a Wimbledon para que conociera a Rafa Nadal, emergieron unas ganas que le han llevado a lo más alto. La sonrisa de Martín de la Puente (Vigo, 1999) brilla tanto como su Premio Paralímpico AS del Deporte. Es la guinda a un año mágico en el que ha conquistado Wimbledon en dobles junto a Ruben Spaargaren, con quien ha ganado también su tercer Masters. Así, bola a bola, set a set, se ha convertido en el referente del tenis en silla español y ostenta el número 3 del ranking mundial. “Ha sido un año especial, plagado de retos, viajes e ilusión. El mejor de mi carrera en dobles. Ojalá en 2026 sigamos en esta buena forma. El tenis me ha hecho crecer como persona y me ha enseñado que los límites los pone uno mismo”, explica Martín.
A la Gala, celebrada en el hotel Palace, le acompañaron sus padres y su novia Adriana. Esta cita, además, le permitió reencontrarse con Nadal. Su inspiración, cuando las fuerzas flaqueaban entre las 16 operaciones y la rehabilitación por el síndrome de Proteus, una enfermedad que causa el crecimiento descontrolado de los huesos. “Estos reencuentros te hacen echar la vista atrás. Si he llegado donde he llegado es gracias a todos, que me han arropado. No me amedrenté por las cirugías, por el qué dirán... Cuando viajé a Wimbledon en 2010 estaba bastante perdido, no sabía qué hace, estaba desganado... Mis padres contactaron con el equipo de Nadal y fue como ver a Dios. Yo le seguía desde el hospital y desde casa sin poder moverme”, confiesa el gallego, aficionado del Celta y licenciado en Administración y Dirección de Empresas.
“Vamos a prepararnos para otro año ilusionante”
Martín de la Puente
La marcha de Nadal no ha dejado huérfano el tenis español. Alcaraz es su firme heredero y no es el único. “Es un crack. Iba a jugar la final de su primer US Open y le pregunté: ‘Charly, ¿cómo estás? Y me respondió: ‘Bueno, Martín, ahora me voy a echar una siesta antes del partido...’ (risas). Tiene una gran naturalidad y ojalá nos malacostumbre tanto como Rafa", desvela.
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No hay límites para alguien que ha tenido que superar barreras y prejuicios, miedos y dudas, con la determinación de quien sabe que la raqueta será la brújula hacia su sueño. Ese del que fue consciente con el bronce de los Juegos de París 2024. “Vamos a prepararnos para otro año ilusionante”, asegura el tenista, que recibió el premio de manos de Olga Ginés, gerente del Hospital Ruber Internacional, y descansa unos días para recargar pilas. El 2026 es una nueva oportunidad para asaltar el número 1 del mundo. Aunque su mejor medalla es servir de referente para todos los Martín del futuro...
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