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UFC

Las locuras de Topuria para dar el peso

No beber agua en 24 horas, dietas extremas y baños de agua caliente son algunas de las formas que tienen los peleadores de deportes de contacto para llegar al peso.

Madrid
El peleador hispanogeorgiano Ilia Topuria.
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Los deportes de contacto tienen una de las preparaciones más duras que hay. Algo que les caracteriza son las divisiones por peso, y lo difícil que es para los peleadores poder dar los kilos o libras pactadas en la báscula el día del pesaje. Ilia Topuria, el hispanogeorgiano que está brillando en la UFC, explicó en el podcast The Wild Project de Jordi Wild cómo logra dar el peso y todo lo que tiene que sufrir hasta el día de la pelea.

Conocido como El Matador por lo rápido que termina con sus rivales, Ilia Topuria se está haciendo un hueco entre las grandes estrellas de la UFC. Viene de ganar al estadounidense Bryce Mitchell por sumisión en el segundo asalto. Cuenta con 13 victorias, 9 de ellas terminadas en el primer asalto, 4 KO y 8 sumisiones. No conoce la derrota y se encuentra el noveno en la división del peso pluma. Estos números brillantes posicionan al hispanogeorgiano como uno de los más destacados.

Para estar en la élite de las MMA tiene que prepararse muy duro. Largos entrenos, dietas estrictas y grandes sacrificios le han llevado hasta donde está a día de hoy. Los cortes de peso son de lo más duro que hay en los deportes de contacto. A Topuria le gustaría que no “dejaran a la gente cortar tanto, porque de alguna forma te obligan a que cortes el peso”. Actualmente, está en 80 kilos, y para pelear tiene que bajar a 66 kilos. “Yo realmente pelearía en 70 kilos”, explica el hispanogeorgiano, “Si ahora peleo en 70 kilos, entro dentro de la jaula con un tío que no corta desde 80 kilos, que corta desde 87 u 88 kilos. El día de la pelea, que tenemos 30 horas para recuperarnos, yo me subo en el octágono con 80 y el otro con 87 kilos”. Una gran diferencia que le daría ventaja a su contrincante.

Y bajar tanto peso no es nada fácil. “Se te marcan unas pautas alimentarias superestrictas. Hasta se mide la sal que tomas”, comenta Topuria. Empiezan a cortar 3 meses antes de la pelea, poco a poco. La semana de la pelea pierde 8 kilos y “se empieza a hacer una carga de agua”. El peleador aumenta su ingesta de agua para luego estar 24 horas sin beber nada. “El domingo tomo cuatro litros de agua, el lunes tomo seis, el martes ocho, el miércoles tomo diez y el jueves por la mañana corto, ya no tomo nada de agua”, declara. En el momento que se corta el agua, comienza la deshidratación. “Ahí es cuando aprovechas y te metes en la sauna, empiezas a sudar y ya no lo repones, te quedas seco. Es cuando el cuerpo te pega el bajón, te quitas cinco o seis kilos”, explica el Matador.

Es como vivir el infierno en la vida real. Una bañera con agua supercaliente, que no llega a quemarte, pero casi, estar sin comer y sin beber con una dieta durante tres meses, haber entrenado muchísimo, estar con el cuerpo al límite... Y después de todo eso, meterte en agua así durante veinte minutos. Luego sales, te meten en una momia durante veinte minutos”, relata Topuria. Hace un descanso y repite lo mismo seis u ocho veces. Son momentos muy duros para el peleador y la gente de su entorno. “Yo no soy alguien egoísta, y también sufro por los demás, porque les estoy exponiendo a que sufran, a que sean partícipes de mi sufrimiento”, expresa. Pero “no hay gloria sin dolor”, y el hispanogeorgiano está decidido a ser campeón.

El día del pesaje, la dinámica cambia. “Te empiezas a hidratar con cosas especiales que te dan los médicos y los nutricionistas. Una vez empiezas a orinar normalmente, como tu cuerpo ya está hidratado, empiezas a meter la alimentación”, cuenta el Matador. Va comiendo poco a poco, en períodos de tiempo separados. “Doy 66 kilos el viernes por la mañana, pero el sábado cuando suba en la jaula estaré en 78″, comenta. Y el día del combate se siente “muy peligroso”. Está muy enfocado en su objetivo. “Es como tenerte atado durante tres meses y de repente te sueltan la correa”, explica. Una auténtica montaña rusa para llegar a la cima.